— Cállate —respondieron al unísono la morena y la pelirroja.

Steve entró nuevamente a la casa, comentando que él y Katherine serían los niñeros...

Entre la lenta espera, cada uno se separó por distintas partes de la casa, hasta que los ruidos de la cocina volvieron a reunirlos. Dustin vaciaba la heladera y Steve estaba a su lado con el monstruo que Eleven asesinó envuelto en una sábana blanca en sus brazos. Todos dedujeron lo mismo, querían meterlo en la heladera.

— ¿Es necesario? —se quejaba Steve.

— Si, es un hallazgo científico revolucionario. No podemos enterrarlo como si fuera un mamífero común. No es un perro.

— De acuerdo, de acuerdo. Pero tú se lo explicarás a la señora Byers.

Mientras limpiaban la casa para pasar el tiempo, Katherine no hacía nada, se limaba las uñas contra una pared, observándolos cada tanto. Steve no dejaba de mirarla mal cada vez que pasaba por su lado con la escoba, con una bolsa o con maderas.

Mike caminaba de un lado a otro, nervioso, y le gritaba a todos los que intentaban alentarlo.

—... en el laboratorio hay cientos de esos perros —le decía a Lucas.

Dustin asomó su cabeza por la puerta de la cocina y dijo:

— ¡Demo-dogos!

Mike lo miró mal.

— El jefe la cuidará.

— Ella no necesita protección —respondió Max.

— Si el entrenador dicta una jugada, no se discute, se hace —le explicó Steve.

— Uno, esto no es un estúpido partido. Dos, no estamos jugando, sino en el banco.

— Lo que digo es que... —pensó— Sí, es verdad estamos en el banco. No podemos hacer nada.

— Eso no es totalmente cierto —dijo Dustin—. Los demo-dogos tienen mente de enjambre. Huyeron del autobús porque los llamaron.

— Entonces si los distraemos, podríamos alejarlos del laboratorio —dijo Katherine asintiendo, sin darse cuenta de lo que proponía Dustin, él asintió.

— Despejar el camino del portal.

— Si, y después todos morimos —refutó Steve.

— Es un punto de vista.

— No es un punto de vista. Es un hecho.

— Ya sé —gritó Mike de repente, buscando algo entre los dibujos de Will que simulaban un mapa de Hawkins—. El jefe cavó el pozo aquí. Así bajaremos a los túneles. Esto es como una cueva. Los túneles convergen aquí. Quizás si los incendiamos...

— De ningún modo —dijo Steve con las manos en su cintura.

Lo ignoraron.

— El desuellamentes traería a su ejército.

— Para detenernos.

Steve intentaba hablar, pero lo ignoraban y seguían hablando más alto sobre él. Comenzó a aplaudir y a gritar, Katherine lo miraba con gracia, intentando no reírse porque ella tampoco estaba de acuerdo.

Hicieron silencio y lo miraron.

— Eso no sucederá.

— Pero...

— Sin peros. Prometí cuidarlos, idiotas, y es lo que haré. Nos quedamos aquí. En el banco.

— Steve tiene razón —dijo Katherine, y él suspiró—. No seré responsable por la muerte de cuatro personitas. ¿Está claro? Vamos a esperar a que el equipo titular haga lo suyo, o como sea.

𝐋𝐀𝐁𝐈𝐎𝐒 𝐑𝐎𝐉𝐎𝐒; Steve Harrington ❥︎ Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora