chapter two • 장 두

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Mañana sería otro día y quizás ambos lo olvidaría.

KiSung cerró sus ojos, lista para entregarse al sueño profundo que le esperaba, ya no quería pensar más en aquel tema, se sentía exhausta.

A punto de caer dormida, sintió que su ventana hacía ruidos, o mejor dicho, alguien le daba de golpes.

Trató de ignorar al causante, pero luego le entró miedo de que fuese a lastimarse el sujeto, que al parecer KiSung, sabía perfectamente de quien se trataba, una sonrisa atravesó sus labios.

Se levantó con pereza, llegó a la ventana, y pudo ver a un JaeMin en pijama, con una almohada y una cobija, en su balcón.

Ésta dio una risa y le abrió la ventana.

-¿Se le ofrece algo buen hombre?- dijo con sarcasmo.

-Honorable mujer, ¿Podría usted otorgarme el permiso para adentrarme en su habitación?- le respondió siguiendo el juego.

-No puede, respetable hombre- le sonrió con malicia.

-Pues no me importa su opinión, distinguida mujer- y allí fue cuando JaeMin le lanzó su almohada a la cara.

KiSung perdió el equilibrio y dio a parar al suelo, cayendo en su trasero.

Por otro lado, JaeMin a duras penas pudo cruzar de su balcón al de ella con una gran cobija en mano, tratando de no caer en el intento.

Al estar de pie en la habitación de la chica, miraba que ella seguía tirada con la almohada en la cara.

-¿Qué haces allí? Párate- le dio una leve patada en la pierna.

-Mejor calla y ayúdame tonto- se sentó sobándose el trasero.

-Que llorona- y sin previo aviso, la tomó en brazos y la recostó en su cama.

-Gracias~ que lindo- le apretó sus mejillas.

-Basta, no hagas eso- hacia muecas de disgusto.

-JaeMin~ que bonito~- seguía tomando de sus mejillas.

-No lo hagas más- cerró sus ojos.

Ella creyó que se había molestado al haber visto su gesto, y fue allí que recordó lo ocurrido en la tarde.

"No me sentiré mal, es como mi venganza"

Pensó, así que continuó con su agarre, aunque rápidamente lo dejó.

Sorpresivamente el la abrazó, quedando el recostado encima de ella, lo cual a ella la puso completamente nerviosa.

-¿Sigues enojada?- murmuró JaeMin.

"¡Se dio cuenta!"

Sonrió, entonces formuló su respuesta.

-Si- cortante.

-Perdón, no era mi intención...- su voz se tornó a una triste.

-JaeMin... Olvídalo, no me gusta que estés así por mi culpa, sabes que odio verte y escucharte triste- trató de buscar su rostro en medio de la oscuridad.

-Pero me comporté como un niño, ni me molestaba que jugaran, que estuvieran en mi cuarto no me molestaba nada... Tú más que nadie sabe que mi lado malvado siempre anda vagando por allí- su tono seguía.

-Ya JaeMin, ya lo olvidé y si lo que quieres es que te perdone, pues quedas perdonado, sabes...- alargó y este la miró.

-¿Qué sé?- le sonrió.

-Es imposible que yo me enoje contigo, eres tan adorable que difícil hacerlo- pellizco su mejilla.

-Ya~ deja allí- quitó su mano, pero rápidamente la colocó en forma de cuna, donde apoyó su rostro.

-JaeMin, eres pesado- lo empujó dejándolo a un lado de ella.

-No seas mala, déjame abrazarte, ni traje mi peluche, y sabes bien necesito abrazar algo mientras duermo- le regaló un puchero.

-Hum... Déjame ver... Está bien- le sonrió acomodándose en su cama.

-Buenas noches princesa- y este besó su frente, para acurrucarse en el hombro de su mejor amiga.

-Buenas noches JaeMin- sintió su cara a un rojo vivo, pues era la primera en muchos años, que le decía princesa.

"Descansa mi príncipe".

[ CONTINUARÁ ]

Because it's Your: JAEMIN 재민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora