El Valle de los Afligidos

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Y el Pueblo le dijo a Dios:

¿Y dónde estabas cuando nos asesinaron a tu nombre?
¿Dónde te quedaste cuándo nos moríamos de hambre?
Míranos, oh, Dios. Estamos desesperados.
¿Dónde estabas cuando el mundo estaba colapsando?
¿Qué lección teníamos que nosotros aprender? ¿Que por los errores de unos, nos arrastraron a todos al infierno?

Pero tú, Oh, Dios, que eres tan majestuoso. Te pedimos que nos miraras con ojos de misericordia, pero decidiste abandonarnos para vivir a nuestra suerte.

Aquí nos mostramos, en el Valle de los Afligidos. Que de nuevo nos alientes, que con tu guía nos salves. ¿Qué no hay otra cruz de la que te puedas tu colgar? Sacaremos los trinchetes y blasfemaremos con tu nombre.

Pero qué hipocresía la nuestra, que aún después de negarte, nos atrevemos a orarte. Pero así nos enseñaste: que aún cuando estemos llenos de temor, sigamos llamando tu nombre, incluso aunque parezca que te cortaron las orejas.

Llénanos de sangre porque nos encanta la violencia, vacíanos de tu agua porque estamos sedientos. Siempre queremos más y queremos más, pero tu no nos das. Oh, Dios, eres tan grande.

¿Es a caso todo un juego? ¿Dejar que el maligno nos arrebate de tus manos ? Pero si tú nos dejas ir, ¿quién es es el lobo aquí?

Debemos ser ignorantes al no entender tus caminos. Pero guíanos, Dios mío, en ti yo sí confío. Aunque realmente no me escuches, y te quedes postrado a lo alto del altar, a veces siento que tus lágrimas, no son pintura, son de verdad.

 Aunque realmente no me escuches, y te quedes postrado a lo alto del altar, a veces siento que tus lágrimas, no son pintura, son de verdad

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