Cap. #30

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-N.O.-

Ahora los chicos tenían una gran ayuda, lo cual facilitaba bastante la situación.

—Seguramente Rubén y Miguel sean enviados para investigar la fuga de Guillermo... Puedo ayudarlos, eso si ustedes me ayudan a mí — habló el pelinegro.

—¿Qué es lo que quieres? — preguntó Luzu algo desconfiado.

—Mi libertad — murmuró despacio.

El castaño se quedó pensando por un momento, no le caía mal una ayuda, en realidad, era lo único bueno que le había caído.

—Hagamos esto, ¿vale? Si nos ayudas pagaremos la deuda a los Díaz y te daremos protección después de esto. Podría decirse que serás un miembro no oficial de la mafia De Luque.

Germán lo pensó un poco, ¿será correcto? En realidad él no estaba ahí por gusto, he incluso se s eyia muy mal al pertenecer a un grupo así. Él solo quería ser feliz, olvidar todo eso y volver a vivir una vida normal; anhelaba con eso que todos llaman libertad y que él no ha tenido desde hace tiempo. Si para tener eso tendría que arriesgar su vida lo haría, estaba dispuesto a todo.

—Trató hecho.

—Rubén y Miguel son los más peligrosos, sin ellos aquí será muy fácil despistar a los demás; tal vez al dejarme a cargo creyeron que no sería necesario mandar refuerzos — Germán soltó una carcajada — gracioso, ¿no?

El pelinegro sacó su móvil, poso sus ágiles dedos por la pantalla por unos segundos para después mirar a los chicos.

—¿Esto es un rastreador? — preguntó el castaño curioso.

—Se me da muy bien la tecnología, así que programe esto para poder tener localizados a mis compañeros.

—Eso es bastante útil — murmuró asombrado.

—Por supuesto, aunque los Díaz no saben de la existencia de este aparatito.

—Bien, tengo una ruta y con tu rastreador será pan comido — comentó Samuel.

—¿Podrías hacer un mapa de las localizaciones de tus compañeros? — preguntó Luzu.

—Tengo algo mejor que un mapa hecho a mano — sonrió orgulloso.

Germán tecleo un par de lugares de la pantalla de su celular para después mostrárselo al par de chicos detrás de las rejas.

—Joder...

Los ojos de ambos chicos se abrieron más de lo normal. Todo un sistema lleno de colores, zonas seguras y muchos puntos rojos.

—¡Esto es la hostia, tío! — exclamó Luzu.

—Lo sé, me ha costado un huevo pero sirve bien... Creo.

—Bueno, ¿qué más esperamos? ¡Vamos!

—Espera un momento Samuel, ¿cómo se supone que saldremos?

Con una sonrisa juguetona Germán metió su mano a uno de sus bolsillos para después sacar una llaves y abrir la puerta de la celda.

—Espera un momento, ¿estabas a cargo de las llaves? — preguntó Samuel.

—En realidad... Se las robe a Rubén antes de que saliera — susurró apenado.

—Eres la hostia, tío — confesó el mayor.

Ambos chicos salieron de la celda pero antes de cruzar la puerta de la habitación Germán los detuvo causando algo de confusión pero no dejo a los chicos expresarla porque rápidamente le tendió el teléfono al castaño.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2019 ⏰

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