Lo único que el rubio pudo atinar a hacer fue a tomarlo de las caderas, observando con deleite como su ya formada erección encajaba por sobre la ropa entre la línea que separaba las nalgas del castaño.

Tony soltó un leve jadeo debido a la fuerza con la cual las pálidas manos lo tomaban de ambos lados y el sentir la dureza del miembro con el cual se estaba restregando solo lo incitó a moverse aún más, empujando su culo, haciendo leves movimientos circulares en el choque. Aquello también le estaba provocando a él una fuerte erección.

Así duraron unos cuantos segundos, la fricción era verdaderamente deliciosa; sin embargo, en Steve nació rápidamente la necesidad de penetrarlo y hacerlo gemir tan alto como a él le gustaba. 

Se recargó solo un poco en el cuerpo contrario para llevar sus propios dedos de su mano derecha a la boca adornada con barba castaña y presionar contra sus labios, dando la orden muda para que el castaño comenzara a chuparlos y mojados con su saliva, cosa que Tony hizo casi al instante. 

Paseó sensualmente su suave lengua por el largo de los dedos, como si fueran una deliciosa paleta, chupando de arriba hacia abajo, ahogando leves gemidos de gozo haciendo muy ligeros sonidos que eran bastante obscenos. Finalmente, metió completamente en su boca tanto el dedo índice como el medio, subiendo y bajando su boca como si le estuviera chupando su polla en vez de sus dedos. 

Steve gruñó con más excitación al notar que sus dedos se encontraban completamente empapados de saliva; en un rudo impulso los retiró de la peligrosa boca del castaño. 

Se enderezó, separando unos pocos centímetros su dolorosa erección del culo ajeno solo para meter su pierna derecha entre el espacio que había en las piernas de Tony, empujando levemente con su extremidad la pierna derecha y luego la pierna izquierda del castaño, haciendo con este simple movimiento que Tony quedara aun de pie, pero más abierto de piernas de lo que ya se encontraba, sin saber que aquel simple gesto encendió aún más a Tony.

Sin esperar respuesta, el rubio con su mano izquierda desabrochó con habilidad el cinturón del castaño, tomando el borde de sus pantalones, dejando que la gravedad hiciera lo suyo y estos quedaran hasta sus tobillos, quedando así completamente expuestas sus nalgas. Steve gimió en tono bajo con tan solo verlas; sin poder esperar más, comenzó a introducir su dedo índice en el estrecho agujero del de coleta. 

En todo el tiempo que llevaban teniendo relaciones sexuales Steve había observado detalladamente la manera en que Tony se preparaba para él cada vez que iba a introducir su miembro dentro; por lo que ahora, a Steve le tocaba ser quien lo preparara, tratando de hacerlo lo mejor posible para su capitán. 

Supo que lo estaba haciendo bien al escuchar a Tony gemir bajito, casi tratando de contener su voz; metió y sacó unas cuantas veces, tanteando todos los bordes suaves de la cavidad antes de meter un segundo dedo, notando que Tony gemía un poco más fuerte.

Steve se sentía un pervertido, un feliz pervertido al disfrutar tanto ver cómo aquella entrada apretaba a la perfección contra sus dedos. 

—Ah... Steve... cariño, ya; ya méteme tu deliciosa polla. —suplicó con voz aguda el moreno volteándolo a ver con sus mejillas sonrosadas y pupilas dilatadas— cógeme, Steve. 

No se lo tuvo que pedir dos veces, Steve con el simple hecho de haber visto aquella cara que tanto quería llena de placer y aquel agujero tan ansioso de ser profanado, no resistió más. En un rápido movimiento, el rubio tiró de todos los pergaminos y mapas que se encontraban en la mesita para dejarla libre; sin importarle a ambos si las cosas se maltrataban o no. 

Fue así como Steve nuevamente de enderezó y se desabrochó su propio cinturón, bajándose los pantalones y la ropa interior lo suficiente para dejar su erecto miembro al descubierto. Se acercó otra vez al cuerpo contrario, tomando su propio pene del tronco, para guiarlo, presionando su glande en el ano del castaño, pero sin llegar a penetrarlo, sólo tentándolo. 

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