Capítulo 10: Muestra de amor

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Narración normal

En un bosque dos chicos estaban demostrándose todo aquel amor que habían estado reprimiendo.

El rubio comenzó a besar al chico de manera un tanto posesiva, mientras el menor se aferraba a su cuerpo.

De forma rápida se deshizo de la ropa del chico, para poder observar el cuerpo desnudo de su amado.

Siguió besándolo pero esta vez en cuello, pecho, estomago hombros, del contrario.

De manera delicada, coloco en el tronco, y con su mano guio al chico colocándolo en sus piernas, para proseguir con los besos.

Ambos se miraban con amor, y un leve toque de lujuria.

El rubio lentamente fue introduciendo sus dedos, primer uno, mientras lo sacaba y volvía a introducir, para seguir con el otro, haciendo movimientos de tijeras, y finalmente el tercero simulando pequeñas embestidas.

El azabache estaba perdido en aquella nueva sensación, era algo extraña pero a la vez placentera.

Cuando el rubio retiro los dedos del interior del menor, ambos se miraron de manera amorosa para que de nueva cuenta volvieran a unir sus labios en un beso.

--Amor... Si no es ahora lo entenderé perfectamente- decía el rubio.

--No... Es decir,... Quiero hacerlo- dijo el chico con un poco de agitación.

Solo aquellas palabras bastaron para que el rubio, tomara las piernas del menor y con algo de dificultad las colocara una de cada lado de su cuerpo.

Comenzando a penetrarlo de manera lenta, que pronto fue en aumento.

Aquel bosque solitario, donde solo algunos animales pequeños observaron aquel acto, aquella entrega de pasión, era muy verde, tenía uno que otro camino que guiaba a distintas partes, había una cascada, y un lago hermoso donde la luz de la luna y el sol lograba reflejarse y las pequeñas hojas caían a este.

--Te amo...Te amo mucho- decía el rubio en el oído del chico.

El menor solo escuchar esas palabras hizo que su corazón se volviera loco, amaba a ese hombre.

El rubio beso al azabache y ambos casi al mismo tiempo se corrieron.

Luego de unos minutos, el rubio aun dentro del azabache lo coloco en el tronco del árbol, cargándolo de nuevo haciendo que este enredara sus piernas en la cintura del rubio.

Comenzando de nueva cuenta a embestirlo, haciendo que algunos gemidos audibles salieran de la boca de ambos.

Las embestidas que comenzaron de manera lenta ahora eran todo lo contrario.

No tardaron mucho para que ambos nuevamente volvieran a correrse.

Se besaron de manera apasionada, y el rubio volvió a repetir la misma acción que hacía poco estaban haciendo, hasta que por tercera vez ambos se corrieron.

Después de terminar, ambos se cambiaron, aunque el menor, estaba muy sonrojado, y caminaba algo extraño, y al parecer le dolía un poco la cadera.

Comenzaron a caminar de regreso a la casa del menor, para que pudiera descansar.

En la casa de los Shibuya para ser exactos, en la sala de aquella familia se encontraban dos chicos besándose de manera desesperada y un poco lujuriosa.

El rubio estaba en las piernas del azabache que comenzaba a desabrochar la ropa de su pareja.

Entre besos, y risas, ambos terminaron totalmente desnudos.

El azabache comenzó a preparar a su novio con los dedos, comenzando con uno, luego dos, y el tercero simulando pequeñas embestidas.

Teniendo al rubio sobre sus pernas, tomo sus manos para guiarlo al piso, donde se coloco entre las piernas de su novio, para comenzar a embestirlo, de manera lenta para aumentar la velocidad.

Algunos gemidos eran silenciados por los besos de aquella pareja, y otros salían sin previo aviso.

Estaban completamente solos, en aquel lugar demasiado acogedor, aunque estuviese completamente solo.

De las paredes colgaban algunas fotografías, pinturas, había una pequeña mesa de centro, y cerca de ahí estaba el comedor.

En aquel lugar en donde miles de veces jugaron, y lloraron, ahora era ese mismo lugar el testigo de aquella entrega de amor.

Ambos estaban por llegar al orgasmo, y el de cabello rubio arañaba de manera leve la espalda y hombros de su novio.

El de ojos negros aumentaba la velocidad, para a los pocos minutos ambos llegar al orgasmo.

Estaban por volver a iniciar cuando escucharon que alguien trataba de entrar, por lo que de manera casi invisible se vistieron y se sentaron, esperando que los dos que acababan de llegar no se dieran cuenta.

Ken llego y de manera algo extraña subió las escaleras seguido de su novio al parecer irían a su habitación, y el otro par, solo se miro de manera confusa, pero agradecían que no los descubrieran.  

¡¡¡UN NUEVO COMIENZO!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora