"Depedida"

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Aquellos quince días que me habían dado de plazo permitido para disfrutar de la presencia de ____ se habían extinguido como una voluta de humo después de la visita a casa de los Hadgen -que se repitió un par de veces más en los siguientes fines de semana- y mis nervios seguían allí incrementándose hasta volverse mal humor por las mañanas y tristeza conforme pasaban las horas y se acercaba la noche, para convertirse en dolor por las madrugadas cuando quería dormir.

____ se iba y nada podía hacer que se quedara.
Si bien ____ me había presentado a su familia y ellos habían demostrado un creciente interés en mi vida, que comparándola con el tío Frederick, era maravillosa, ella y yo no volvimos a ser los mismos de antes de que me quitara los yesos. ____ hablaba poco cuando estábamos lejos de su casa, y eso sumado a que yo mismo había puesto un filtro en mis palabras que me permitía soltar sólo dos o tres frases de vez en cuando. Llegué a pensar que se encontraba demasiado feliz de abandonar su puesto junto a mí y que lo de 'Vales oro, Richard' era sólo una táctica para que mi autoestima aumentara, como de hecho había pasado.

Todos esos días la había oído empacar sus cosas, lavando su ropa y buscando prendas en su cuarto cuando yo me sentaba en el living a lamentarme de mi vida. Hubiera dado cualquier cosa por poder tener el suficiente valor para apartar el libro que aparentaba leer, ponerme de pie, atravesar el living hasta su cuarto, tomarla en mis brazos, besarla y rogarle que se quedara.

Reí amargamente. Sí, nunca había sido un tipo demasiado arriesgado. ¡Le tenía miedo a las películas de terror!

La última semana había terminado con las manos vendadas, tal como lo había temido la primera clase, la cocina no era tan sencilla como el manejo del bastón blanco y el fuego se había declarado mi enemigo desde el primer momento. Tal vez estaba aliado con el destino, ambos habían formado una oscura sociedad contra mi persona...

-¡Richard! ¡_____ se va! -avisó mamá desde el living aquel estúpido domingo.

Gracias, mamá, el cuchillo en mi pecho necesitaba atravesar un poco más mi corazón.

Lo cierto era que había estado evitando recordar que ese día llegaría y que debía despedirme de _____, pero debí de esperar sentado a que regresara mi vista que tendría mejores resultados. Pero no había contado con que el evitarlo no lo hacía más llevadero, sino lo contrario.

Había estado rehuyéndola todo el día, tenía miedo a que si estuviera demasiado cerca de ella, dijera cosas que no quería y que me hundirían más en mi infierno. Como si tal cosa fuera posible... ¿podía estar más hundido en un pozo de por sí profundo?

Por la mañana, salí hasta las doce del mediodía en un paseo por las calles de Stratford que ya reconocía y que me costaban casi nada recorrer. Pasé por los cafés oliendo el sabor dulzón del café y las facturas recién horneadas, por las tiendas atiborradas de mujeres que hablaban en voz alta con otras, por la tranquilidad del parque rota a intervalos por la risa de los niños y el gorjeo de los pájaros...

De regreso, dije que estaba intentando volver a dibujar y que necesitaba estar a solas, obviamente ya lo había intentado y no había dado buenos frutos... y en ese momento, a esa hora, no sabía qué hacer. Me pregunté si serviría como excusa un segundo baño matutino...

-¿Rich? -llamó mamá del otro lado de la puerta.

-¿Sí, mamá? -pregunté evadiendo el tema para conseguir un par de segundos que me permitieran idear una excusa y no ir hasta ella.

-____ se va, quiere despedirse de ti -musitó llegando hasta la cama donde estaba repantingado.

-Pero, mamá... -alegué sin saber qué decir.

-"Pero", nada. No seas malagradecido -dijo ofendida y me tomó de la muñeca, tirándome hasta afuera. No puse resistencia porque me concentraba en mantener la calma -. No sé qué le pasa a este chico -explicó al final-, pero aquí está. Los voy a dejar solos, ¿sí?
No, eso lo hacía peor.

Hubo un par de segundos después de que mamá hubo abandonado el living donde el silencio se tornó nervioso, no sabía qué decir y no tenía idea siquiera de si ____ aún estaba allí. Por un lado preferí que se hubiera ido ya.

-Bueno... Rich, fue un gusto trabajar para ti -dijo finalmente tocándome un brazo -, perdóname si en algún momento hice o dije algo que no te agradó. De verdad, me gustó trabajar aquí.

-Agradezco tu ayuda, _____ -musité secamente intentando mantener el tono casual con todas mis fuerzas.

La chica frente a mí no tenía idea de todo lo que había hecho por mí. Me había devuelto a la vida cuando yo era apenas la sombra de Richard Camacho, una persona que se odiaba a sí mismo, a su vida, a la de los demás, ella había hecho que la ceguera que tan terrible me había parecido al principio se tornara en el evento más afortunado de mi existencia. Porque, gracias a la ceguera la había conocido, gracias a aquel accidente volvía a estar enamorado, que ____ no me correspondiera era un punto amargo en medio de todo, pero no podía atarla a algo como yo.

-No sé qué hubiera sido de mí sin ti -agregué en un susurro y hasta allí me permitía, todo parecía seguir bien.

-Espero que algún día nos crucemos por ahí -murmuró-, yo te saludaré, aunque lo más seguro es que tú ya no me recuerdes -dijo con una risa.

¿Estaba loca? Lo último que haría sería olvidarla. Ya lo había intentado y no funcionó, tal vez si ya no contaba con su presencia...

Sólo reí de manera poco convincente, ignorando el dolor en mi pecho.

-Sabes que cuentas conmigo, ¿cierto? Que quiero
que sigamos siendo amigos...

Asentí con la cabeza. Lo que más deseaba era poder sentirla como a una amiga.

-¡Adiós, señora! -cantó y mamá rápidamente apareció con su voz suave.

-Adiós, _____. Agradezco todo lo que has hecho por mi chiquito.
-¡Mamá! -rezongué y todos reímos.

-Adiós, Richard -susurró ____ y acudió a abrazarme.

La estreché entre mis brazos conteniendo las lágrimas.

Me pregunté si la vida nos tenía preparado algún momento en el que ella y yo coincidiéramos, en cualquier parte, en la calle, en un supermercado, yo no la vería por descontado, pero quizás y sólo quizás ella si lo hiciera y con muchísima suerte de mi lado, tal vez me regalaría un saludo... y si el destino nos tenía preparados para ambos un momento juntos, en alguna otra vida, quizás, en una donde yo no fuera algo tan opaco al lado de su creciente brillo.

Quería aferrarme con todas mis fuerzas a la esperanza de volver a tenerla en mi camino, aunque lo mejor para mí sería no saber nada más de ella, así sería más fácil olvidarla.

¡Pero cuánto me costaba imaginar despertando sin la melodía de su voz!

-Adiós, ____ -susurré y posé mis labios en su hombro imaginando que eran sus labios y ése era un suave roce en ellos. Engañándome... una vez más.

Después de todo, mi vida era un engaño, vivía pensando en cosas positivas de dudosa realidad... pero una realidad que me mantenía vivo, al menos... y gracias a ____, una vez más.

Ella se alejó lentamente, me dio un apretón en una mano y lo último que escuché fue la puerta cerrándose frente a mí.

Una sensación desgarradora se abrió paso en mi pecho y sentí como si _____ se llevara con ella los órganos que originalmente estaban entre mis costillas, incluido el aire de mis pulmones y el latido de mi corazón que ahora apenas y se oía en aquel silencio sepulcral.

Todo sería más duro de lo que pensé.

"Luz de Media Noche" (Richard Camacho y Tú)Where stories live. Discover now