—Los momentos que me pudiste dar ahora se han ido.

La sonrisa del mayor desapareció cuando detrás de KiBum apareció MinHo quien protectoramente se apegó al rubio, fue entonces cuando bajó la vista y empezó a reír, una risa dolorosa que resonó en toda la destruida casa.

—Eres hermoso, aún si esa belleza ya no se quedará a mi lado, aun así eres hermoso Kim KiBum.

El nombrado respiró hondo al ver así al hombre que falsamente había jurado amar ante el juez, fue inevitable el sentir que sus ojos se volvían acuosos, no lo atribuyó al embarazo, aquel sentimiento floreció cargado de culpa y dolor por haber lastimado tan cruelmente a un hombre que se había entregado al amor ciegamente.

KiBum contuvo un sollozo, quiso irse de su antiguo hogar, quiso huir y ser un fugitivo porque aquello era más fácil que enfrentarse ante la realidad de un hombre devastado. Apoyándose del marco de la entrada, contempló como una obra de arte a ese ser viviente que se deshacía en risas mientras sus lágrimas fluían estampándose furiosamente contra el papel del divorcio que yacía a sus pies.

—JinKi...

—Aún si te pido que volvamos a estar juntos no lo harás ¿verdad? —musitó con la voz quebrada—, podría fingir que nada pasó y que esto fue un mal sueño, que volviste de Londres para caer en mis brazos y decirme que me amas.

—Yo...

—Pero eso es soñar demasiado porque nunca dijiste que me amabas, sería un reflejo de lo que mi corazón anhela.

—Quise decírtelo, quise ser valiente —para ese momento las lágrimas de KiBum eran limpiadas por sus manos evitando mostrar que le dolía decir la verdad—, debí detener esto pero no lo logré.

—¿Sabes que me duele más? —el mayor tomó aire, este se mezcló con un nuevo sollozo puesto que su labio inferior vibró ante el dolor que sentía su corazón—, di todo mi esfuerzo por enamorarte, te entregué lo mejor de mí, intenté ser lo más romántico posible, te llevaba a elegantes restaurantes, te compraba las cosas más caras, intentaba mantenerme siempre positivo para ti, ¿qué tiene MinHo que no tenga yo?

KiBum bajó la cabeza, avergonzado por la pregunta, por enfrentarse por primera vez ante alguien que no necesitaba decir palabras hirientes para hacerte sentir culpable puesto que todo era cierto, todo el esfuerzo del mayor se veía anulado cuando MinHo estaba cerca.

—Solo pasó.

—¿Dinero? No lo creo, tú eres incluso más adinerado que yo. ¿Belleza? Creo que sí, es más guapo que yo... dime, ¿qué tiene él?

—No lo sé JinKi, no lo sé —KiBum alzó la voz al tiempo en que avanzaba hacia el mayor—, solo pasó, él llegó un día a la casa cuando no estabas, abrí la puerta y conversamos, todo fue tan natural, tan espontaneo que no necesitó de hacer esfuerzo alguno para enamorarme.

JinKi sonrió, observó a Choi quien solo mantenía la mirada en KiBum, para el mayor no pasó desapercibido el que las manos morenas se mantuvieran unidas a la cadera y cintura ajena intentando proteger a quien en palabras de JongHyun, era el hijo no nacido. Y aquello dolió más.

—Dime algo, ¿no sentiste vergüenza de hacer pasar a YooGeun como mi hijo?

KiBum abrió asombrado los ojos, le sostuvo la mirada al mayor quedando estático.

—¿Tanto asco te daba acostarte conmigo? —Expresó dolido.

—No, no me dabas asco —el rubio giró un poco su cuerpo para mantenerse cerca de MinHo, sentía que el valor se iba de su cuerpo—, pero no te amaba y sin amor no deseaba traer al mundo a un niño no amado por mí.

Extraños  «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora