Veinte

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Una semana después de aquel incidente, MinHo y KiBum se mudaron al hogar del rubio, el que pertenecía a sus padres y en el cual ahora crecerían sus hijos. JongHyun fue participe de la mudanza puesto que pese a no ser amigo íntimo, se sentía en confianza con la pareja, KiBum por su parte se encontraba relajado, después de haber sido dado de alta sin problema alguno pudo respirar y decirle adiós a la tensión, solo restaba el que se desvanecieran con el tiempo los golpes que opacaban su mejilla y por supuesto la marca de las manos de JinKi en su cuello.

Una semana en la que no supieron de JinKi ni de TaeMin, este último porque seguía de viaje y el primero porque se negaba a creer la verdad, se negaba a ver a la pareja y aunque ya había llegado un papel a sus manos en referencia a su divorcio, él seguía reacio a soltar al rubio.

—El abogado te dio la opción de un divorcio exprés dada la violencia física que sufriste —argumentó MinHo mientras leía el acuerdo de divorcio previamente escrito por el abogado—, pero también dice que puedes enfrentar cargos por adulterio y engaño respecto a YooGeun.

—Iré a hablar con JinKi. —El rubio se acostó en la espaciosa cama observando la espalda de su prometido quien yacía sentado en el borde.

—Debes estar bromeando ¿cierto?

—No —KiBum acomodó las almohadas de tal forma en que pudo apoyar la espalda en la elegante cabecera color marfil—, puedes ir conmigo, tú y yo debemos enfrentarnos a él, hacerle saber que nos amamos, no deseo seguir haciéndole daño porque en su momento me hizo feliz, así como sucedió con TaeMin, él también te hizo feliz.

—Lo sé —soltó un suspiro, rodeó la cama y tomó asiento para sujetar con suavidad las manos ajenas— es solo que jamás me había sentido tan cobarde en mi vida por tener que enfrentar la verdad.

—Somos dos cobardes, tarde o temprano debía suceder esto, es necesario acabar con esto, las personas que nos hicieron felices merecen encontrar su propia felicidad al sacarnos de sus vidas, seremos los villanos a costa de un amor que nació sin planearlo.

—Te amo KiBum —el moreno besó sus manos con parsimonia, deslizando sus belfos por la suave y lisa piel de cada dorso—, te amo tanto que no concibo un futuro sin ti.

—¿Debo tomar tus palabras como aprobación al hecho de verme con JinKi? —El rubio esbozó una sonrisa al ver que su moreno reía con suavidad.

—Hecho. Iremos juntos a ver a JinKi.

—Ese es mi hombre.

La habitación quedó reducida al silencio, los amantes se acostaron y abrazaron, KiBum logró sentirse protegido en los brazos de MinHo quien le sostuvo gran parte de la noche, solo así el rubio podía sentirse fuerte, solo con él podía sentir que su valor regresaba para hacer frente a sus acciones.

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JinKi abrazó amorosamente el álbum de fotos, sonrió con los ojos cerrados aun cuando estos derramaron lágrimas silenciosas de un hombre roto, en el suelo frente a él yacían los papeles del divorcio exprés que el abogado de KiBum había mandado hacía cuatro días, sin embargo él seguía sin creerlo.

Escuchó la puerta abrirse más no prestó atención ya que toda yacía concentrada en los recuerdos de una felicidad ficticia a lado de aquel ser inalcanzable; al abrir los ojos observó a KiBum al pie de la entrada al salón, JinKi sonrió con los ojos nublados debido a las lágrimas, su Bummie estaba de regreso.

—Estoy trayendo de vuelta tu recuerdo. —Musitó abrazando con fuerza el álbum.

—JinKi. —Musitó tan bajo debido al impacto de ver al ajeno en aquel deplorable estado, con el rostro cansado, las ojeras marcadas y la barba de días.

Extraños  «MinKey»Where stories live. Discover now