Uno de sus amigos tuvo que bajarlo del ring para detenerlo, y no me sorprendió cuando fue considerado ganador. Tenía que admitir que era bueno para eso.

—Son entretenidas, ¿eh? —comentó Amy, dejando caer su cabello rojizo sobre el hombro.

—¿Podemos irnos? Ya no hay nadie peleando —dije cuando vi la hora en el teléfono.

Cecy puso los ojos en blanco.

—Sólo un rato más. Primero necesito saber cómo se llama el hombre sexy de por allá —declaró, señalándolo con discreción.

Las tres miramos a esa dirección, y me removí inquieta cuando vi a un par de chicos conversando. Uno de ellos era Dominic.

—¿Cuál de los dos? —preguntó Sophie, adivinándome mis pensamientos.

—El que tiene la chaqueta negra.

Discretamente, dejé salir un suspiro de alivio.

—Cualquiera de los dos son sexys —comentó Sophie para después señalar hacia a otra dirección—. Pero a mí me gusta aquél rubio.

—Yo prefiero a Kyle —dijo Amy con una sonrisa. Ella era totalmente fiel a su novio.

—¿Qué hay de ti, Meg? —Cecy me miró, arqueando una ceja—. ¿Encontraste a alguien con quién socializar esta noche?

Hice un gesto de negación. No había venido aquí con el propósito de acostarme con un desconocido. Quería pasarla bien. No estaba esperando a ningún príncipe azul que me llevara a la cama. Había tenido mi primer encuentro sexual a los quince años. Fue una experiencia incómoda y un tanto torpe.

Mi teléfono vibró bajo mis jeans y leí el mensaje de mi hermana Hayley. Estaba en una fiesta con sus compañeras. Ella era tres años menor y me costaba demasiado controlarla. Era una adolescente rebelde y extrovertida. Esperaba que no apareciera por aquí en algún momento. Estaría en graves problemas.

Le escribí que no llegara tarde a casa. Su toque de queda terminaba en una hora. Y siendo la mayor, tenía que hacerme responsable de ella. Lo sería también con mi hermano de trece años, pero la única preocupación que tenía con Chad era que no se desvelara jugando videojuegos.

Justo cuando envié el mensaje, sentí la pierna de Amy golpeando la mía con fuerza. Me iba a volver hacia a ella y decirle qué le sucedía pero en vez de eso, levanté la vista. Contuve el aliento y mis manos comenzaron a sudar. Dominic estaba frente a mí a lado de su amigo, mirándome. No podía describirlo, pero sus ojos, adornados por unas tupidas y negras pestañas, me congelaron en mi lugar.

Llevaba una camiseta diferente que cubría gran parte de sus tatuajes, aunque aún podía admirar los que estaban plasmados a lo largo de sus brazos contorneados. Su cabello oscuro brillaba por la humedad y pude adivinar que se había dado una rápida ducha. Olía a perfume y jabón, un aroma exquisito.

Ambos apartamos la mirada cuando el otro chico, que era más robusto y musculoso, se presentó como Derek. Observaba a Cecy con interés, lo que me hizo pensar que pasaría algo entre ellos.

—Y él es Dominic. —Lo codeó con una sonrisa llena de orgullo—. El que concluyó la noche con una de las mejores peleas.

—Fue impresionante —dijo Sophie.

—Casi dejas inconsciente al pobre chico —Se unió Amy.

—Hubiera muerto si le dabas unos golpes más —agregó Cecy.

Dominic sonrió levemente y luego su mirada me atrapó... de nuevo, y esperó que dijera algo al respecto.

—Felicidades. —Solté las palabras, sintiéndome estúpida al siguiente segundo. Cerré los ojos por un instante, percibiendo la vergüenza. ¿Acababa de decir eso? No era su cumpleaños o parecido—. Quiero decir, estuvo genial.

Heridas Ocultas ✅ | editando |Where stories live. Discover now