Ni Pandoras ni Swarovskis

3 0 0
                                    


¿Alguna vez te has preguntado por qué es tan difícil mantener el equilibrio cuando tienes los ojos cerrados? La lógica nos dice que son nuestros pies quienes nos mantienen de pie —y de hecho, no estás tan mal como creías. Es parcialmente cierto—. Hasta que cierras los ojos y de repente pierdes todo el sentido de la orientación. Es entonces cuando efectuar acciones tan sencillas como mantenerte derecho o caminar se convierten en una aparente misión imposible.

Y eso es justo lo que pasa cuando trato de convencer a mi cuerpo de que dormir en un vehículo en movimiento es una fantástica idea. Podría estar correctamente sentada siempre y cuando tenga los ojos abiertos. Pero tan pronto como los cierro... oscilo, me tambaleo, o termino dándome cabezazos con el espaldar o el siempre oportuno cristal. La física es una perra. Claramente disfruta tocándome las pelotas —que por mi condición femenina obviamente no tengo— y hacerme quedar como un chiste ante el resto de los pasajeros. ¿Con quién debería enojarme? O cuando menos, ¿en cuál buzón puedo depositar mis quejas? Porque no tienes ni idea, como esa tengo muchas, muchas otras.

No quiero parecer demasiado quisquillosa, pero cuando desperté estaba acostada sobre una superficie dura e incómoda que no se parecía en nada a una cama o a un escritorio. Molestarme por no poder dormir camino al trabajo empieza a palidecer y a convertirse en una tontería irrelevante. Ahora estoy en un lugar pequeño, incómodo y con poca luz solar. No hay que tener el IQ de un genio para saber que dos y dos son cuatro. 'Podrían haber pasado solo treinta minutos, pero mi terrible dolor de espalda y mis calambres aseguran que han pasado horas. Y si te lo estabas preguntando, no, por supuesto que no me importa mantenerme encorvada todo el tiempo. Vaya, en serio empieza a gustarme estar aquí. Casi no hay ventilación, y ni hablar del poco espacio que ahora me gasto. Las sardinas y las salchichas enlatadas envidiarían mis 550 L de maletero, así que por qué ser desagradecida con los anfitriones. Pero por si todavía no ha quedado completamente claro que me han secuestrado, estoy encerrada en lo que estimo es el baúl de un coche.

Si crees que mi situación es terrible y empiezas a sentir simpatía por mí, espera a escuchar sobre mis ataduras y los golpes que recibí mientras forcejeaba con los captores. Dios sabe que hubiese preferido una Swarovski en baño de rodio, pero no empezaré a ser exigente ahora, la soga tampoco está tan mal. Un poco apretada, quizá. Me rasga y deja la piel en carne viva cuando me muevo demasiado, pero ya aprendí que el forcejeo y los gritos por ayuda no sirven de nada. Si no, las líneas rojas que tengo en la muñeca y en los tobillos bien podrían servir como ejemplo. 

¿Dónde estoy?

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 05, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Not todayWhere stories live. Discover now