¿Cómo?

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En el colegio.

Adrien, necesitaba un buen consejo de manera urgente para intentar ganar el perdón de Ladybug y decidió acudir a Marinette, quien no tuvo problemas en ayudarle, aunque claro, lo único que ella sabía es que quería que la chica que le gusta le perdone ya que hizo algo muy tonto.

-Bueno... le puedes dar chocolates o flores ¿no?

Opinó ella, no muy interesada en el tema.

En éste momento, tenía más problemas con Chat noir.

¿Con qué locas locuras le llegará para ganar su perdón?

-¡Tienes razón!

Gritó Adrien con ánimos mientras se imaginaba como Ladybug se sonrojaba y le decía:

"-Sí, te perdono y quiero 30 hijos y 2 hijas."

¡Definitivamente ella diría éso!

Bajando un poco su emoción, miró a su amiga quien lucía pensativa, seguramente pensando en ése idiota que la hirió.

-Por cierto, ¿qué hiciste con ése idiota?- preguntó con claro enojó y Marinette lo miró con seriedad.

-No le digas idiota, por favor, y... estoy siguiendo tu consejo, pero...

Antes de que pueda seguir hablando, Adrien apoyo sus manos en los hombros de ella y la miró fijamente, con seriedad.

-Marinette, sé que eres una persona increíble y cualquier persona sería afortunada de tenerte hasta de amiga, pero debés ser dura.
Esfuerzate para que entienda que contigo no se juega.

Aconsejo, sintiéndose como un buen hermano mayor.

Sí, desde ahora, sería un hermano mayor para Marinette.

-Pero en verdad luce arrepentido.

Susurró la chica, bajando la mirada.

No sabía por que, pero algo en la mirada de Adrien le molestaba, como sí él hubiese pensado algo que no debía. 

-¿Y qué? Cuando yo era pequeño me castigadaban cuando me portaba mal, decía estar arrepentido pero a las pocas horas me volvía a portar mal, hasta que me castigaban de manera más severa y no me volvía a portar mal.
Si no muestras dureza con él, no aprenderá.

Aclaró, el auto-nombrado, hermano de Marinette.

La chica, lo miró por unos segundos y suspiro resignada.

-Supongo que tienes razón...

Quería perdonar a Chat noir, pero Adrien tiene toda la razón.

No se la dejará tan fácil.

-Te deseó suerte con tu chica.

Exclamó con una gran sonrisa para finalizar la conversación antes de que las clases empiecen.

-Y yo te deseó suerte con tu idiota.

Gruño el celoso hermano de Marinette mientras ella fruncia el ceño.

-Adrien...

El rubio, suspiro profundo al oír ése tono de voz.

¿Por qué le hacía tan familiar ése tono de enojó?

-Bueno, suerte con tu no idiota.- volvió a animar y ella le dio una mirada fulminante antes de separarse de él e ir donde la esperaba su amiga.

En verdad, Adrien era más protector de lo que se imaginaba.

Al llegar delante de su amiga, levantó una ceja al ver que Alya parecía estar esperando una explicación.

-¿Qué?- preguntó, curiosa.

-¿Qué fue éso?- preguntó la morena, refiriéndose a la conversación que se tuvo hace unos segundos.

-Me dio concejos con mí chico y yo le di consejos con su chica. Nada más.

Aclaró la azabache y Alya sólo asintió con algo de resignación.

Ésas miradas que se daban Marinette y Adrien, de manera inconsciente, podían ser muy peligrosas, pero era una prueba para ellos para comprobar a quién aman de verdad.

El Adrinette aún podía ser posible y lo sabía.

Continuará...

Gana mi perdónWhere stories live. Discover now