Cuando Benjamin recibió la llamada, aquel anciano se preocupó por la doctora, había tratado con todas sus fuerzas que no saliera dañada como todas las demás damas pero fue imposible, el príncipe corrompe todo lo que toca. Tomó su sombrilla para la ligera lluvia y se puso su abrigo, antes de salir de la mansión escuchó las fuertes risas de las otras damas que llegaron para acompañar al príncipe, sexo, alcohol y joyas.

Al verla sentada al fondo de la sala lo supo, claramente no esta triste por la separación del principe pero algo la destrozo por completo. Firmó un par de papeles en los cuales se mencionaba el porque de su visita al hospital y recordó haber escuchado quejas del principe sobre un bebé no deseado. Sin duda su actitud sobrepasó los límites de tolerancia de su asesor ¿Hacerle daño a su novia embarazada? No puede considerarlo un buen rey. Nadie debe de dañar así a una mujer.

Vanessa se alegró al verlo, por lo menos él y la reina no eran tan malas personas como lo fue Alexander. Esta a punto de amanecer, ya es tiempo de que se vaya. Se acercó a Benjamin justo a la salida y aquel hombre le sonrió levemente. No es la mejor manera de encontrarse pero es lo que hay.

— Lo siento mucho Benjamin por llamarte, tenía que salir y no hay nadie más a quien pueda llamar — se disculpo. Benjamin la abrazó y le ofreció su brazo para caminar juntos por las oscuras calles de Londres.

— No se preocupe, siempre cuide de usted, así que me alegra que me haya llamando, los amigos están en los peores momentos — la ayudó a sostenerse en pie — Me he escapado de las exigencias del principe sólo para venir a verla —

Vanessa se dio cuenta que Benjamin siempre es el que arregla los problemas. ¿Como es posible que mejor él este aquí, que su propio padre? El principe es quien debía llevarla hasta su casa o ayudarla a caminar, no pide que pague la cuenta pero solo quería apoyo moral del hombre que dejó los espermas dentro de ella. Aquel desgraciado hecho su vida a perder y cree que saldrá ganador como siempre, se equivoca.

— No quiero que le digas — detuvo su paso para mirar a los ojos a su acompañante, el aire movió su cabello y la hizo sentir más fuerte—Alexander no debe de enterarse de la pérdida de mi bebé, me cansé de rogarle que pusiera atención en el embarazo y no lo hizo, así que no tiene ningun derecho a saber que paso  Te pido por favor que guardes este secreto, nadie debe de enterarse. ¡Nadie! —

No quiere que Alexander su burle de ella o sienta lástima por la mujer a la que le rompió el corazón y a la que de alguna u otra manera le hizo perder a su hijo.

— Le prometo que me llevaré el secreto a hasta la tumba — la tomo del brazo para ayudarla a caminar, le ofreció su abrigo y la cubrió del frío. La miró de reojo y logró vislumbrar a la fuerte mujer que  esconde sus lágrimas detras de unas sonrojadas mejillas. Usaba toda su valentía para no venirse abajo en medio de la calle, incluso lo nota por su caminar extraño — Mi esposa y yo tenemos un cuarto disponible en casa, no es igual que las habitaciones del palacio pero podrá quedarse hasta que se recupere —

— Gracias pero lo único que quiero es irme a casa. Yo... no puedo estar aquí, espero que me entiendas, necesito estar sola —

Ambos caminaron hasta la estación de tren más cercana, Vanessa ocultaba su dolor con leves sonrisas, respiraba hondo y seguía caminando porque ya nada le queda aquí, todo lo que quería se lo que ha quitado Alexander. Aún sigue en un mal sueño, ve pasar las cosas lentamente y se siente lejos de todos, su mente está fuera de si. Desea más que nada encerrarse en su habitación y no volver a ver la luz de nuevo, por lo menos hasta que pase su proceso de duelo, sin embargo lo más difícil será llegar a casa y que su madre le pregunte que pasó o ver las cosas que había comprado para su bebé, el coraje que siente la mantiene serena pero cuando está sola llora como una niña.

El tren anunció su llegada y el corazón de Vanessa bombeo más fuerte, por fin podría irse de este lugar, por fin puede ser libre, solo el cuerpo de su bebé y ella. El tren se detuvo junto a ellos y Benjamin se acercó para abrazarla y compartir su dolor, en cambio solo recibió una pequeña sonrisa.

— Voy a estar bien Benjamin, siempre lo estaré — trato de grabarse los cálidos ojos de aquel asesor que prometió enseñarla a ser una princesa —Voy a extrañar mucho tus clases, quizá también extrañe el palacio y las platicas con la reina —

Vanessa trató de quitarse el abrigo pero Benjamin se lo dio, sentía pena por lo que el principe le hizo y debe protegerla aún cuando ya no será una princesa.

— Me gustaría volver a verla — le dijo antes de que se subiera al tren. Vanessa voltio antes de que las puertas se cerraran, no puede estar segura de querer regresar pronto a Londres pero quizá algún día lo haga, por lo menos ya cuando Alexander  no signifique nada para ella y aprenda a valorarse como no lo hizo antes.

— Me encantaría. —

El tren se detuvo en la estación cerca del palacio de Buckingham, los turistas se arremolinan en la entrada y miran a la reina y a Alexander desde el balcón. Vanessa se acercó más a su ventanilla. Sus ojos se llenaron de lagrimas al ver a la hija del duque en el balcón del palacio, en el lugar que hace unos días era de ella, al igual que una acosadora la miró sonreír y tomar de la mano al principe, luce igual que una princesa y Alexander no podría estar más feliz, se representa como el futuro rey y saluda a sus súbditos, además se inclina para hablarle al odio de la misma manera en que lo hacía con ella.

Se sintió enferma, no de tristeza, no de celos, sino del odio más puro que algún día sintió por una persona. Si su mirada matará, el principe ya estaría muerto. Su odio la hizo temblar, solo hasta que el tren arrancó de nuevo alejó su vista del palacio.

Vanessa vivió engañada todos estos meses, por Alexander y por ella misma al no querer ver la realidad. Dejo que su corazón mandará sobre su cerebro y por eso perdió todo. Quiso lo mejor para ella y no para su bebé, porque deseaba con toda su alma una vida con Alexander pero... él no era el padre que su bebé necesitaba.

Pudo haberlo hecho llorar al ser tan frío, puede que nunca lo haya visitado en su cumpleaños o hasta quisiera encerrarlo en un internado para enseñarlo a ser rey. Vanessa estuvo dispuesta a aceptar todo ¿pero a costa de qué? De una vida infeliz dentro de las paredes de un palacio. Sabe que suena muy cruel pero quizá hay una posibilidad de que su bebé esté mejor así y no vivo, porque de lo contrario no hubiera tenido una buena vida.

Sin embargo esto no se quedará así y el principe se las pagará muy caro. No será hoy, no será mañana y no será en un año, pero llegará el día en que lo haga sufrir lo mismo que ella pasó, sin importar que sea lo último que haga, Alexander se arrepentirá de lo que le hizo a su bebé.

THE PRINCES BRAIN [ Saga MÉDICOS parte 1]Where stories live. Discover now