11.-El silencio de un Demonio

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La casa se encontraba vacía cuando Taehyung y Yoongi volvieron una hora después.

La luces se encontraban apagadas, pero él no necesitó encenderlas para ver que el lugar estaba en perfecto estado. Contrario a lo que había esperado encontrar, no había signos de pelea. No había sangre en las paredes y tampoco había cristales rotos sobre el piso de madera. Todo se encontraba tal y como lo recordaba antes de irse: ordenado y limpio. Justo como a Hoseok le gustaba.

—No están —le había dicho al otro demonio tras haber inspeccionado cada rincón del lugar—. Ninguno de los dos está.

—El residuo de sus energías es muy débil —comentó Yoongi, en caso de que su compañero se encontrase con la mente lo suficientemente nublada como para haber reparado en aquello—. Quiere decir que no han estado aquí desde hace un buen tiempo.

Después de aquello no habían desperdiciado mucho más tiempo dentro de la casa. Habían llegado a la conclusión de que si Hoseok ni Jimin se encontraban ahí era por que habían salido por su propio pie, nadie ajeno había estado involucrado en eso. Así que, después de haber intercambiado algunas opiniones acerca de donde podrían estar, decidieron buscar fuera del lugar —no sin antes cubrir la casa con un campo de energía oscura que le permitiría saber si alguien volvía—.

Habían decidido separarse, por lo que mientras él buscaba en las calles de alrededor, Yoongi se dirigió al muelle, alegando algo acerca de la probabilidad de que Jimin hubiese querido arrastrar a Hoseok hasta allá era muy alta. Taehyung solo asintió a sus palabras y, al igual que su compañero, tomó parte de su verdadera forma, cubriéndose parcialmente en aquella oscuridad nebulosa que a los ojos de un humano, se asemejaba al humo que desprendía el fuego. Volviéndose nada más que una mancha indefinida que se elevaba en el aire  para cualquiera que lo viese en aquellos momentos.

Trasportándose a una gran velocidad, provocando que los faroles que iluminaban las calles parpadeasen con violencia, y provocando una ráfaga helada de viento a su paso, el demonio inspeccionó los alrededores casi al borde de la histeria en busca de alguna pista o rastró que lo pudiese guiar a Hoseok. ¡Y es que mierda! ¡Maldita sea! Era realmente la primera vez que no tenia idea de donde se encontraba su ángel.

La atadura que unía a sus almas funcionaba como una especie de localizador para ambos, no te decía donde estaba el otro exactamente pero si se concentraba, le permitía sentir si se hallaban lejos o cerca, era algo que no sabia explicar con exactitud pero siempre había estado ahí desde que estaban juntos. No era algo que utilizase mucho. De hecho, si era sincero, las únicas veces que recordaba haberlo hecho habían sido aquellas en las que se habían separado a propósito para ver como funcionaba la conexión, eso y la vez en que Hoseok se había extraviado en algún lugar del centro en medio de un festival. 

De ahí en más, no había nada. 

Ni una simple razón para recurrir a ella.

Ahora, sin embargo, que lo necesitaba más que nunca, por alguna razón era incapaz de utilizarla.

Gruñendo, Taehyung se detuvo. No había tardado mucho en cubrir los alrededores, y a pesar de no había estado esperando encontrar algo por ahí, no pudo evitar que aquello le provocase un profundo sentimiento de inquietud. La próxima cosa que hizo fue dirigirse nuevamente al mercado, más específicamente a su restaurante, que a pesar de la hora —cuatro de la mañana según uno de los relojes que se encontraban en la acera— aún debía estar abierto como un bar.

Siendo realista, no esperaba encontrarlos ahí pero quería cubrir cada posible opción. Incluso había pensado en ir a la casa de Seokjin por un momento, sin embargo aquello fue descartado tras recordar que el Incubo le había dicho que estaría fuera con un amigo.

Fallen Demon †VHOPEWhere stories live. Discover now