Mi mamá me ha dejado dinero en el mesón de la cocina. Voy muy, muy, muy tarde. Quedan veinte minutos para llegar a la universidad y yo ni siquiera he salido de casa. Decido agarrar las llaves del auto y conducir.
La primera canción que aparece en el reproductor de música es aquella que me recuerda a ese día. Muerdo mi lengua. Recuerdo, de repente, que lo he visto con una chica. Seguramente está saliendo con alguien. Intento sacármelo de la cabeza, pero conforme más observo su rostro pálido, su barba del color de su cabello y sus extraños pero fascinantes ojos verdes, más se clava en mi interior.
He generado un crush en alguien que no conozco. He metido la pata.
