Siempre todo y nunca nada

10. Lourdes

Estabas detrás mío.

Intenté seguir leyendo mis apuntes, pero en cuanto releí la misma línea tres veces sin leerla realmente, supe que no había caso.

Eres una distracción incluso cuando no me miras, no me hablas y no haces absolutamente nada.

Me distrae tu mera existencia.

Tenía la duda de si el profesor iba a venir. Había escuchado algo, pero no era de una fuente confiable. Estaba a punto de darme vuelta y consultarte. Iba a dar el primer paso, te iba a mirar a los ojos...

Pero la señora entró. Dijo que no teníamos clase. Te fuiste a los segundos, ni siquiera al minuto.

Creo que no te atraigo como tú me atraes a mí, Jordano.