Voy a demandarte, Lourdes.
Lo digo en serio.
No puedes robarme el tiempo que paso con la cabeza en la almohada. No puedes equiparlo todo. No puedes presentarte dentro de mi cabeza en fantasías que terminan con nosotros dos envueltos en la misma manta, escuchando buena música toda la noche mientras tomamos chocolate caliente y nos turnamos para hacer preguntas raras hasta el amanecer.
«De ser un planeta, ¿cuál serías?»
«¿Crees que las segundas oportunidades son un acto de debilidad o fortaleza? »
«¿Prefieres recorrer Italia en motoneta o Tailandia sobre un elefante?»
«¿Le pondrías a tu hijo, o en su defecto a tu mascota, el nombre de un personaje literario o un superhéroe de Marvel? ¿Cómo se llamaría si fuese varón? ¿Y si fuese mujer?»
«¿Puedes tocar tu codo con tu lengua?»
¿Puedes darme un beso que dure para siempre? ¿No? ¿Dices que no es científicamente posible?
No importa, vamos a intentarlo de todas formas. En nombre del método experimental, obviamente...
Eres la causa de mi sonrisa mental en la oscuridad, Lourdes.
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Siempre todo y nunca nada
Teen FictionMis ojos te persiguen como si fuera un juego, pero ambos sabemos que no lo es.
