Capítulo 10

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Me desperté a las ocho de la mañana para preparar la ropa y la maleta ya que hoy volvería a casa. Se me había pasado el finde semana volado, es cierto que solo son tres días pero aún así podrían pasarse más lento.

Me desperecé y estiré en la cama, después me levanté y me dirigí a la cocina para prepararme el desayuno y al terminar me puse manos a la obra con la maleta. Cogí la poca ropa que tenía y la guardé en la maleta, la doble bien y la puse ordenada, después fui hacia el baño y cogí la bolsa de aseo para guardarla. Al terminarla, la cerré y la dejé apoyada en la pared. 

Me di una ducha relajante dejando que mi cuerpo se calentara por el frío que hacía fuera. Se me había metido en los huesos y estaba que no podía más, por más que me abrigaba no se me iba el frío. Así que opté por la ducha caliente. Al terminar salí, enrolle mi cuerpo en la toalla y me puse a secarmelo poco a poco, cuando estaba seco comencé a vestirme. Primero me puse la ropa interior y después unos vaqueros con una sudadera verde y unos botines negros.

Me sequé el pelo después de desenredarmelo y cuando ya estaba lista salí del baño, agarré la maleta y salí de la cabaña.

Tiraba de ella hasta que llegué a la zona de recepción. La misma chica que me recibió el día que me hospedé.

—Buenos días —dije en cuanto llegué.

—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle? —dijo con una sonrisa.

—Vengo a devolverle las llaves. —Las pasé por el mostrador y la pelirroja  las agarró para colgarlas en la zona donde las tenía todas.

—Gracias. Espero que haya disfrutado de la estancia. —Sonrió.

—Gracias por todo —sonreí y me fui hacia fuera para ir hacia mi coche.

Cuando llegué abrí el maletero y metí la maleta allí, después me dirigí hacia el asiento del piloto y me senté. Arranqué el coche y me puse rumbo a casa.

*****

Después de unas horas estaba en casa, aparqué en el garaje que teníamos y salí del coche, abrí el maletero y saqué la maleta. Saqué el asa para poder agarrarla mejor y me fui hacia mi casa. 

Al entrar vi que la casa estaba ordenada, no había nadie y estaba en silencio.

Supongo que Brais se fue algún lugar, con amigos o yo que se. Estaba demasiado cansada para pensar donde podría estar este hombre.

Entré a mi cuarto, dejé la maleta encima de mi cama, la abrí y saqué toda la ropa para después meterla a la lavadora.  La puse y me fui a seguir ordenando.

Cerré la maleta y la metí debajo de la cama. No ocupaba mucho sitio y tampoco tenía lugar para guardarla. Así que el mejor sitio era esa.

Me fui al comedor y me senté en el sofá.  Y me puse a ver algo de tele.

Al rato llegó Brais vestido con un pantalón chino y una camisa bonita. Era extraño verlo así, ya que nunca había vestido así. Si que lo había visto un tanto informal pero no de esta forma.

—Hola Molly. —Saludó.

—Hola Brais ¿Donde estabas? —pregunté.

—Salí con unos amigos que hacía tiempo que no venia, y vinieron a pasar el finde semana, por lo que me tiré todo el finde para arriba y para abajo —respondió sentándose a mi lado en el sofá. —¿Que tal lo pasaste? —preguntó.

—Ha sido una escapada divina, muchas gracias Brais —besé su mejilla y le di un abrazo. No parecía haberle dado gusto volver a verme.

—Me alegro, de vez en cuando tienes que hacerlo.

—¿La empresa que tal? ¿Se sabe algo de los accionistas? —me giré un poco para mirarle a la cara.

— La empresa está genial, bueno sigue igual de como la dejaste el viernes cuando te fuiste. Y de accionista, todavía no sé nada. —Se encogió de hombros. —Queda en manos de Jared. Bueno voy a darme una ducha que huelo a alcohol —se levantó y besó mi frente para perderse de mi vista e irse al cuarto de baño. Ya había entrado por qué el agua de la ducha ya se hacía presente.

Al cabo de un rato salió de la ducha con solo una toalla alrededor de la cintura. 

—¿Donde está mi ropa? —preguntó observándome.

Mi mente no estaba presente en ese momento solo me limitaba a mirar cada parte de su cuerpo, con las gotas de agua caían por su torso desnudo, sus músculos se tensaban y destensaban con cada movimiento que hacía. Estaba alucinando con mi mejor amigo. Mis pensamientos se fueron hacia una parte algo erótica y comencé a deleitarme de cómo sería que volviera acariciarme con sus manos por todo mi cuerpo, y que sus labios explorarán cada poro de mi piel.

Chasqueó los dedos delante de mis ojos y volví de aquel universo que había imaginado.

—Dime —negué la cabeza.

—Mi ropa, donde está.

—Estará en tu cuarto, acabo de llegar, por favor déjame que vuelva a la monotonía. Además si toda tu ropa está en el armario. —Respondí intentando quitar la vista de él.

Me miró con la ceja levantada y sabía que me había pillado observandole.

—¿Que ocurre?¿Viniste tan relajada que tienes ganas de que te relaje de una forma especial? —Alzó su ceja y me miró con lascivia.

—Pero tú estás loco, todavía tienes alcohol en el sistema —dije riendo.

—Venga, no te hagas la tonta, sabes que al igual que yo tú también necesita un poco de emoción. —Dijo acercándose peligrosamente a mi.

Me levanté del sofá para irme a otro sitio por que no aguantaría ni un minuto más con el así, separándonos solo la toalla que llevaba en la cintura. Iba a caminar para dirigirme a la cocina a beber agua pero mi cuerpo chocó con el suyo mojado.

—¿Nerviosa? —preguntó observándome a los ojos.

negué con la cabeza y este me agarró de la cintura para pegarme más a él. Sus labios estaban separados de los míos a unos escasos centímetros y me estaba poniendo demasiado nerviosa. Sin esperarmelo se acercó a mí rozándome con sus labios los míos hasta que nos fundimos en un beso lleno de pasión, un beso que ambos necesitábamos. Mis manos ascendieron hasta su nuca para después agarrarse la y profundizar más el beso. Con un movimiento ágil metió su lengua y comenzó a rozar la mía y jugar con ella. Nos separamos por falta de aire y después volvió a besarme con más furia, me tiró al sofá y se puso encima mía para después explorar mi cuello dejando así un recorrido de besos húmedos por todo mi cuerpo, comenzó del cuello bajando hasta mis pechos, levantó mi camiseta y siguió con ese camino de besos. Pase mis manos por su espalda bajando las hasta su culo para después apretarlo más contra mi, un gruñido salió de sus labios y podía sentir como la excitación se hacía presente entre mis piernas, mi feminidad estaba húmeda, demasiado diría yo. Entré besos y caricias acabamos desnudos, a mí me costó menos desnudarla que a él. Pues solo llevaba una toalla. Al estar desnudos su miembro estaba rozando con mi entrada y en una hábil embestida me penetró. Sentirlo dentro de mi después de unos meses sin hacerlo era la mismísima gloria. Empezó a aumentar el ritmo y ya me sentía al borde de llegar al orgasmo y en una fuerte embestida más me hizo llegar. Cayó en mi pecho cansado y exhausto. Besó mi frente y salió de mi.

Menos mal que tomaba pastillas anticonceptivas si no hubiera hecho la locura más grande de mi vida.

Se levantó, se puso la toalla y se fue a su cuarto a vestirse.

Cogí mi ropa que estaba esparcida por todo el suelo y me la puse a paso rápido y apresurado. Fui a la cocina y me puse hacer la comida, teníamos la una de la tarde.

Si duda necesitaba un polvo así.

Cayendo en la tentación (Completada)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن