Capítulo 3

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Empezó a sonar el despertador, me giré sobre el costado izquierdo alzando la mano hasta llegar a la mesita de noche, donde se encontraba el aparato. Lo apagué y me puse boca arriba pensando en todo lo que me rodeaba. Suspiré y tomé la iniciativa de levantarme para ir al baño, lavarme la cara y acto seguido vestirme. Una vez que hice todo lo que iba a hacer en mi cuarto salí a la cocina para desayunar, al llegar mi amigo Brais me esperaba con un manjar sobre la mesa que el mismo había preparado con sus manos. Y enfatizo manos por qué él nunca antes había hecho nada casero siempre lo compraba y dejaba que yo lo hiciera.

—Vaya, que raro que tú hayas hecho todo esto —dije entrando a la cocina y acercándome a la mesa para coger una tortita que estaba encima de un plato.

—Hay cosas de mi que no sabes —rió y cogió otra.

Empezamos a desayunar y después el subió a su cuarto para cambiarse de ropa.

Al tiempo salió con un pantalón chino color crema y una camisa blanca con una americana negra. Le miré y me quedé boquiabierta, sabía que estaba tremendo pero... ahora parecía un modelo.

Sin embargo yo llevaba una falda de tubo, una camisa azul turquesa, una americana negra y unos tacones de aguja. Parecía que en vez de ser yo la empresaria era él.

—¿Nos vamos? —dijo mirándome.

—Si, que hoy tengo la reunión.

—Cierto, a ver si pueden hacer algo.

—Suspiré — lo dudo pero ojalá.

Salimos de casa y nos fuimos en  su coche, era una tontería que ambos lleváramos cada uno el suyo, íbamos al mismo sitio tanto para ir como para volver.

Una vez dentro del coche condujo hasta el trabaja, mientras miraba la ventana, era algo que me había gustado de siempre, desde que era pequeña y mi padre me llevaba a la playa.

El trayecto se hizo más largo que de costumbre y eso que estábamos a media hora de casa, pero parece que el día no ayudaba.

Llegamos, aparcó el coche y fuimos hacia el trabajo, abrió la persiana y acto seguido entramos. Encendí todas las luces que habían a mi paso para dirigirme a mi despacho.

*****

Tocaron a mi puerta e invité a pasar a la persona, sería el hijo del amigo de papá  ya que a la hora prevista llegó.

Me levanté para recibirlo y entró un hombre mayor, de unos cincuenta años, llamado Pedro, dijo su nombre al estrechar la mano conmigo.

—Buenos días —respondí amablemente.

—Buenos días señorita ¿González?

—Asi es.

—Mi hijo se retrasará un poco, el vuelo salió más tarde de lo previsto, pero me dijo que para está tarde vendrá.

Asentí. Pero ya desde el primer momento, o sea desde hoy ya no me daba confianza era impuntual, es cierto que no fue culpa de él si no del avión pero de todas formas es un incompetente.

—Podríamos esperarlo o si quieres empezar con lo que él tiene previsto para este negocio.

—Preferiría que viniera él, ya que bueno el será el socio ¿no? —respondí firme.

—Perfecto, como quiera —sonrió.

El teléfono del Señor empezó a sonar, lo miró y salió de mi despacho para tener un poco más de intimidad, aunque aquí lo que hablará no le prestaría atención pero como es su elección pues dejé que saliera.

Al rato entro y me miró como disgustado.

—Lo siento, era mi hijo, me dijo que el vuelo se retrasó más de la cuenta y hasta mañana no llegará. De verdad que lo lamento, son cosas imprevistas —dijo encogiéndose de hombre y no hice otra cosa que asentir.

Tenía razón que eso pasaba por qué si, no era cuestión de nada ni nadie.

—No se preocupe, mañana lo atenderé y ya está —sonreí en modo de aceptación.

El hombre salió de la oficina y se fue.

Me quedé allí parada sin saber que hacer, seguro que no era el momento de hacer nada por está empresa.

"Me temo que tendré que cerrarla" pensé.

Me apoyé sobre la mesa y ahogué un grito desgarrador.

Brais entró y se acercó a mí, alcé la cabeza y vi sus ojos azules. Mirarlos era como ver el mar rompiendo con las olas, así de relajante.

—¿Malas noticias?

—Todavía no sé nada, el vuelo se retrasó y hasta mañana nada. —Suspiré.

—Tranquila, verás como todo se soluciona.

—La empresa, tendremos que cerrarla antes de que la embarguen. —Respondí sin ganas.

—Esa no es la Molly que yo conozco, ella era una chica positiva y lo último que perdía era la esperanza, era la que me ayudaba a no pensar en cosas negativas, la positividad siempre estaba en sus planes. Y ahora... ¿Ahora que? ¿Te vas a rendir así de fácil, sin apenas darle un voto de confianza al socio? Pues déjame decirte que... me has defraudado y mucho —dicho esto salió del despacho dando un portazo.

Suspiré. Sus palabras dolían como mil puñales, sabía que lo que decía era verdad, y por ser así. He defraudado a mi amigo.

Tendré que darle esa oportunidad y subir la empresa hacia arriba, por todas las personas que me apoyan y están ahí.

*****

La hora de comer se hizo presente, salí fuera a un bar que había a tres cuadras de donde trabajaba y me pedí un bocadillo de jamón con queso para llevar.
El camarero me lo preparó y me fui hacia la oficina para seguir con el trabajo.

Tenía que hacer cosas de contabilidad y ver algunos de los clientes que aún no me habían pagado por mis servicios para que lo hicieran, revisar todos los documentos que tenía, ver si podía pagar este mes a Brais.

El tiempo se pasó rápido, y ya era hora de irme a casa, simplemente no sabía si Brais vendría a por mí o no, por la discusión que anteriormente tuvimos, cerré las puertas y apagué todas las luces para después salí.

Me dirigía hacia la casa y un coche se paró delante de mi. Achique los ojos para ver quién era y ahí estaba Brais esperándome.

Entré en el coche.

—¿Pensabas que no te recogería y te dejaría que fueras sola hasta casa para que alguien te hiciera algo a estas alturas de la noche? —dijo apoyado en el volante y mirándome con una sonrisa.

Este chico parecía un poco bipolar.

—Si —respondí cortante.

—Que poco me conoces.

Dicho esto arrancó el coche y fijó su vista en la carretera, hoy había demasiado tráfico.

Después de casi una hora llegamos a casa. Entramos y nos pusimos a preparar la cena, según Brais hoy la prepararía  él espero que no se queme.

Cayendo en la tentación (Completada)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang