Capítulo 34: Invasión

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Naruto llegó al palco de participantes, en el cual estaba solo. Ya estaban terminando las finales, y él sabía lo que eso implicaba. Preparó todas sus armas, invocó su espada con funda y se la ató a la cintura, y se ajustó su bandana de Konoha. La invasión, que pudo predecir gracias a su infiltración en la base secreta de Orochimaru en Konoha, estaba por comenzar.

Sasuke y Gaara ya estaban en la arena, y ambos se prepararon para comenzar la batalla. Genma dio la señal de inicio, y el pelirrojo destapó su calabaza para liberar a su arena. Sasuke intentó darle una patada por la espalda cuando se le aproximó en un borrón de velocidad, y la arena apenas pudo defender a su dueño. Sasuke logró superar rápidamente la velocidad de reacción de la arena, y logró asestarle una patada al pelirrojo que lo mandó a volar.
Gaara se recompuso en el aire pero ko esperó que el azabache lo volviese a golpear, pero esta vez le dio varios puñetazos. Cansado, el ojiverde se rodeó en una densa cúpula de arena, aunque ya había creado un ojo de arena antes para ver lo que pasaba.

Sasuke intentó golpear la cúpula de arena, pero varios picos de arena casi lo atraviesan. Intentó con una patada, pero obtuvo el mismo resultado. De la cúpula se desprendieron varios proyectiles de arena, esquivados con un poco de suerte por el Uchiha.
El azabache se dio cuenta que necesitaba mucha velocidad, por lo que esquivó de un gran salto a una mano gigante que lo quería atrapar y se paró en la pared del Coliseo. Hizo unos sellos de manos y se tomó su mano izquierda, la cual se envolvió en rayos.
Sasuke descendió a una velocidad extraordinaria, y en menos de dos segundos había logrado atravesar la defensa casi perfecta de Gaara.

-¡Chidori!- gritó el Uchiha, clavando su mano como un puñal en la cúpula.

Se escuchó un grito agónico en todo el estadio, y Sasuke sonrió al sacar su mano y ver sangre no propia. Se separó un poco, y por el orificio que había dejado com su ataque vio algo que lo atemorizó mucho. Un ojo amarillo, cuya pupila era azul oscura con forma de cruz, y cuatro puntos alrededor.

-Estaba seguro de haber sentido la presencia de un Bijuu en él...- pensó Naruto.

-Es Shukaku, el Ichibi.- dijo Kurama.

Naruto miró al cielo, y automáticamente se preparó. Plumas caían del cielo, y las personas civiles del público se dormían. El rubio vio bajar a 10 ninjas de Oto y Suna hacia él desde el techo, y desenfundó su Katana. Al cabo de 3 segundos, los diez estaban muertos en el piso con un tajo en el pecho cada uno. Vio a Gaara escapar con sus dos hermanos, y a Sasuke corriendo detrás. En el palco de los Kages, Hiruzen estaba siendo amenazado por un Orochimaru revelado, mientras que Onoki y Ay estaban enfrentados a Mei y Minato.

-¡Viejo!- gritó Naruto, el cual saltó hacia el techo.

Lastimosamente para él, una barrera violeta se formó frente a él y no lo dejó pasar.

-¡Naruto, ve a enfrentar al Ichibi!- dijo Minato.

-¡¿Estás loco?!- preguntó exasperado el rubio, pero se calmó cuando vio a Hiruzen asentir.

El ojiazul salió corriendo hacia donde se fue Gaara, mientras mataba a los enemigos que se le cruzaban. Creó 5 clones de sombras, los cuales fueron a combatir contra los invasores y a proteger a los civiles.
El rubio vio que Temari había sido derrotada por Sasuke, y que Shino ahora enfrentaba a Kankuro. Metros más adelante, Gaara tenía la mitad de su torso y cara convertida en una miniatura del Ichibi, y Sasuke se estaba por enfrentar a él.
El Uchiha intentó impactarle un chidori en el pecho, pero un guantazo de la mano de arena lo mandó a chocar contra un árbol.

-Déjamelo a mí.- dijo el rubio.

Naruto se puso en pose de combate, y activó su Mangekyou Sharingan Eterno. El pelirrojo intentó golpearlo con su garra de arena, pero lo único que logró fue recibir una patada en el pecho que lo mandó a volar.

-¡Suiton: Gran ola!- dijo el rubio, escupiendo una gran cantidad de agua hacia el ojiverde.

Gaara se cubrió con su arena, pero no esperó que el peso de su arena defensora haya aumentado demasiado.
El rubio aprovechó para realizar varios sellos manuales y llenar sus brazos de rayos.

-¡Raiton: Asedio eléctrico!- dijo el ojiazul, disparando una serie de rayos a gran velocidad desde sus manos.

Gaara sufrió una gran descarga eléctrica, hasta quedar con una contusión. El pelirrojo hizo un sello manual, y cayó dormido completamente.

-Esto tiene que ser una broma...- murmuró fastidiado el rubio, viendo como el cuerpo de Gaara fue rodeado de arena.

Una gran montaña de arena se formó en el bosque, y tomó la forma de un mapache gigante con una cola. Tenía marcas azules por todo el cuerpo, y los mismos ojos de Gaara en su transformación rara.

-¡Por fin estoy libre!- gritó a los 4 vientos el Ichibi.

-Naruto, mira a su cabeza.- dijo Kurama, y el ojiazul le hizo caso.

-Ese es Gaara... supongo que debo despertarlo...- dijo el ojiazul.

Naruto comenzó a emanar un chakra blanco, hasta formar al Susanoo perfecto. El guerrero samurái de chakra tenía el mismo tamaño que Shukaku, y le crecieron dos brazos más y un par de alas.
El Ichibi intentó derribar al gigante con balas de aire, pero en un momento recibió un puñetazo en el estómago y fue atrapado por 2 manos del Susanoo. Las manos libres tomaron las katanas en la cintura del Susanoo, y las clavaron en los costados del mapache.

Naruto salió eyectado de la cabeza del Susanoo, y le dio una patada en la cara a la cabeza del durmiente Gaara. El pelirrojo se despertó, y la arena volvió a ser sellada en su calabaza.

-¡Noooo, maldición!- gritó Shukaku, que volvió a ser contenido.

Gaara estaba a punto de estrellarse con el suelo, pero Naruto lo atrapó en el aire y lo salvó. El pelirrojo intentó alejarse, con claro miedo en su rostro.

-¡No me hagas daño, por favor!- gritaba desesperado el ojiverde.

-Tranquilo, no te voy a hacer nada. Después de todo, no lastimaría a alguien como yo...- dijo el rubio, ayudándolo a levantarse.

-¡¿Acaso eres un Jinchuriki?!- preguntó una débil Temari, que estaba siendo ayudada por Kankuro.

-Sí, sé lo que es estar solo y que tu familia no te aprecie. Pero tú, Gaara, tienes a tus hermanos, así que aprovéchalos...- dijo Naruto, dejándole el pelirrojo a Kankuro.

-Kankuro, Temari, lamento todo lo que les hice...- dijo apenado el ojiverde.

-¡No hay problema, hermanito!- dijo Temari.

-Tengan un poco de cuidado al volver. Yo debo ir a detener la invasión...- dijo el rubio, que le tendió su mano al pelirrojo.

-Nos vemos, Naruto Uzumaki.- dijo Gaara, dándole la mano al ojiazul.

Naruto creó un clon de sombras para que lleve a Sasuke al hospital, y él se fue corriendo al centro de Konoha.

El Poder de los DiosesOnde as histórias ganham vida. Descobre agora