—Son casi las ocho —informo.

—De un domingo —se queja.

—Vamos, levántate —comienzo a dar pequeños saltitos en la cama.

—No.

—Por favor.

—Que no.

—Por favor —suplico solo para molestar.

—No, y deja de hacer eso.

—Adrien —insisto.

—Maldita sea —se gira, llevándose con él todas las sábanas, y la sonrisa que por unos momentos había invadido mi rostro desaparece cuando siento unos fuertes brazos tomar mi cintura hasta llevarme con él.

Me apresa entre sus brazos y piernas. Afortunadamente duerme con pijama.

Mi corazón golpea mi caja torácica, no sé porque exactamente, pero quiero creer que fue por el movimiento abrupto.

—Suéltame —me remuevo, intentando poner espacio entre ambos—. Me estás asfixiando.

—Eso debiste haber pensado antes de venir a despertarme tan temprano.

Una risa involuntaria brota desde la profundidad de mi pecho.

—E-estaba jugando contigo, tranquilo —pongo mis manos en su pecho desnudo y ejerzo presión para alejarlo, pero quema.

—No digas "jugar conmigo", preciosura. Si estuvieras jugando conmigo estaríamos justo en ésta cama, pero no hablando.

Cuando capto sus palabras el calor invade mis mejillas y todas, absolutamente todas las partes de mi cuerpo.

—Tienes una boca tan sucia, Adrien —vuelvo a empujarlo.

Sonríe.

—No tienes ni idea —cierra sus brazos a mí alrededor y suspira cerrando sus ojos—. Deja de moverte y duerme un poco conmigo, por favor.

Su "por favor" se lleva mis ganas de pelear, y es que Adrien no es del tipo que pide permiso, él toma lo que quiere y toma más de lo que debe.

—Dormir con un chico no es bueno para mi reputación.

—"Solo dormir" con una chica tampoco es bueno para la mía, pero he decidido que todos se pueden ir a la mierda.

Mantengo mi vista en su rostro, pero él tiene los ojos cerrados, por lo tanto, no sé si sus palabras son serias y decido que no lo son.

Guardo esa imagen que acaba de regalarme: él con los ojos cerrados, sus pestañas pegadas en lo alto de sus pómulos y el rostro completamente relajado.

Me inclino un poco para sacarme los zapatos deportivos y estar más cómoda.

Ni siquiera me pongo a pensar en si lo que estamos haciendo es algo normal entre el "intento de amigos" que somos, pero sólo con esa imagen decido cerrar mis ojos y con su aroma invadiendo mis sentidos me dejó llevar al cielo que son sus brazos.

******

Toc, toc, toc.

Unos golpes en la puerta provocan que abra los ojos poco a poco, y con pereza me remuevo.

El calor invade mi cuerpo, pero por más que intento moverme para poder salir de la sofocante cama me es casi imposible, pues unos grandes brazos rodean mi cintura y una cabeza descansa detrás de la mía provocando que una respiración me haga cosquillas en la oreja.

La poca luz que entra por las cortinas oscuras apenas y me permiten analizar la habitación en la que me encuentro. Hay paredes pintadas de un gris claro, las cortinas casi negras hacen un buen contraste, en la mesita de noche hay una lámpara y un reloj que al parecer no funciona porque no emite la hora siquiera.

Irremediablemente Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora