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— Bien tengamos la sesión en pareja — Jin parecía alegre al escucharte decir que por fin aceptas una sesión — lo hago para que no molesten — recalcaste.

Funcionó un poco la terapia pero volvías a escapar de ella cada que podías provocando que nada de lo que hablaba Jin te sirviera.

Más años pasaron y tomé distancia en cosas que compartimos.

No me molestaba que salieras tan seguido a fiestas como antes, dejé de preocuparme por si me querías o no, evite los celos, deje el romanticismo y lo cambié por razonamiento, por fin había caído en la conclusión adecuada.

Había encontrado lápiz labial en una de tus camisas, pregunté el motivo y solo te justificante diciendo que alguien había llevado amigas muy lanzadas y no pudiste evitarlas.

Fue irónico porque yo te amaba y mi amor era más grande que incluso podía rechazar a alguien hermosamente sentimental solo por tenerte a ti.

Beber no era nuevo, lo hacías desde los 17 años con o sin autorización, sabías que eso hacía daño pero qué más daba.

— Ve a la azotea — te mandé un mensaje para encontrarnos, lo había escrito con una sonrisa y muy alegre.

Subiste a encontrarme — ¿Acaso me olvidé de nuestro aniversario? — bromeaste como siempre.

Juntos caminamos al borde de la azotea y miramos los pequeños autos pasar, las personas como hormiguitas de un lado a otro.

De mi bolsillo saqué algo pequeño encerrado en un puño, extendí la mano para que pudieras admirar lo que había en ella, la flor que me regalaste, la dejé caer desde esa altura

Una tarde hermosa con el sol a punto de esconderse, el cielo pintado de colores pasteles, tus favorito, y las aves volando de regreso a su hogar; sé que habías entendido el mensaje.

El día que terminamos| YM |EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora