³ | La carta de Hogwarts.

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Little Whinging

Surrey


Le di la vuelta al sobre y vi un sello de lacre purpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.

Volví a la cocina, no sin antes aguardar la carta ya que mi plan era aguardarla y más tarde mandarle una carta a la profesora McGonagall diciéndole que mandara a alguien para que me explica acerca del mundo mágico y decirle que mis "tíos" no sabían nada de eso.

Solamente tenía que esperar hasta la tarde.

Le entrego a Vernon la postal y la factura.

Vernon rompe el sobre de la factura, resoplo disgustado y luego echo una mirada al postal.

— Marge está enferma — informo a Petunia —. Al parecer como algo que le cayó mal.

Escapa apunto de sentarme pero Dudley grita de pronto.

— ¡Papá! ¡Papá! ¡Harriet ha recibido algo!

Me sobresalte al ver como sacaba la carta del bolsillo tras de mi pantalón, intente quitársela pero ya se lo había dado a su padre.

— ¡Es mía! — dije intentando recuperar mi carta.

— ¿Tuya? No seas ridícula — dijo mientras reía pero se detuvo al ver el sello — ¡Pe... Pe... Petunia!

Petunia lo tomo mientras lo miraba con curiosidad, pero dejó escapar un gemido de terror al reconocer el sello.

— ¡Vernon! ¡Oh, Dios mío...Vernon!

Dudley al ver que no le hacían caso, le exigía a su padre que dejara que leyera la carta, pero eso provoco que nos sacara arrojándonos al recibidor y cerrando la puerta en nuestras caras. Dudley espiaba por el ojo de la cerradura para poder ver y escuchar lo que decían sus padres. Me recargó en la pared cruzándome de brazos, sabía lo que decían ahí adentro así que me mantengo tranquila sin ninguna preocupación.

Unos minutos más tarde ambos adultos salieron.

— ¿Y mi carta?— pregunto alzando mi ceja — ¿Dónde está?

— No era dirigida a ti, fue un error — dijo Vernon con un tono cortante.

— ¿Seguro? Porque mi alacena estaba escrita en ese sobre.

— ¡SILENCIO! — grito el, y su esposa e hijo se sobresaltaron. Respiro profundamente y luego sonrió, esforzándose tanto por hacerlo que parecía sentir dolor. — Ah, sí, Harriet, en lo que se refiere a la alacena... Tu tía y yo estuvimos pensando... Realmente ya eres muy mayor para esto... Pensamos que estarías bien que te mudes al segundo dormitorio de Dudley.

Mire de reojo a Dudley y su expresión fue tan cómica que me daban ganas que soltarme a reír pero me contuve, volví a mirar a Vernon.

— ¿Por qué? — pregunto fingiendo interés.

— ¡No hagas preguntas! — exclamo —. Lleva tus cosas arriba ahora.

No dije nada más, me dirigí a alacena para ir por mis cosas, no eran muchas solamente unos cuantos libros, algo de ropa. Subí las escaleras hasta llegar a la habitación.

Tenía que admitir que era más grande que la alacena, deje mis cosas sobre el pequeño escritorio que se encontraba ahí.

Desde abajo llegaba el sonido de los gritos de Dudley a su madre.

— No quiero que este allí... Necesito esa habitación... Échala...

Suspire y me estiro en la cama, Por lo menos ya tenía donde dormir decentemente pero ahora tenía que cambiar mis planes pero después de pensándolo un rato decidí dejar que pasara las cosas, sabía que Vernon impediría que leyera las cartas que me llegaban así que solo tengo que esperar el día de mi "cumpleaños"

Ese día era el 31 de Julio, en donde cumpliría 11 años.



[.....]


La semana había pasado y las lechuzas no paraban de dejar de traer cartas, pero Vernon los rompían o los quemaban en cuando llegaban, incluso llego a dormir en la puerta en un saco de dormir pero más tarde tapio el buzón para evitar que entraran más cartas.

Pero eso no impidió que me llegaran más, lo habían pasado por debajo de la puerta, por entre, y unas pocas por la ventanilla del cuarto de baño de abajo. Vernon tuvo que quedase en casa para tapar los accesos donde pudieran entrar las cartas.

El sábado fue divertido ya que Petunia cuando hacia el desayuno, se encontró cartas escondidas entre dos docenas de huevos, además de que había lechuzas rodeando la casa, Vernon intentaba alejarlas pero era totalmente en vano ya que venían más cada día.

— ¿Se puede saber quién tiene tanto interés en comunicarse contigo? — me preguntaba Dudley con asombro, me encogía de hombros fingiendo no saber nada.

Había llegado el día Domingo y Vernon diciendo lo feliz que estaba ya que no recibirían correos pero lo que no esperaba es que algo llego zumbando por la chimenea de la cocina mientras hablaba. Los Dursley se agacharon aterrorizados, reía al ver sus expresiones de horror al ver la cantidad de cartas que entraban a través de la chimenea, saltaba en el aire intentando tomar una aunque podría haberlo tomado del suelo pero quería disfrutar el momento en eso  Vernon me tomo de la cintura y me arrojo al recibidor.

Petunia y Dudley salieron corriendo, cubriéndose la cara con las manos.

— ¡ESTOY ARTO! ¡NOS IREMOS DE AQUÍ! ¡LEJOS DE AQUÍ! — Gritaba con furia Vernon — ¡DONDE NO NOS ENCUENTREN!

— Ya no sabe lo que dice — decía Dudley al ver a su padre.

Después nos dijo a gritos que tomáramos algunas prendas de ropa y después de diez minutos, nos hizo meter en su auto en donde se encontraban un montón de lechuzas sobre él.

— ¡FUERA! ¡LARGESE DE AQUÍ!

Gritaba ahuyentándolos, después nos fuimos de aquella casa, no podía estar más feliz al saber que ya era el poco tiempo que me quedaba para salir e ir a Hogwarts para comenzar mis aventuras.

Gritaba ahuyentándolos, después nos fuimos de aquella casa, no podía estar más feliz al saber que ya era el poco tiempo que me quedaba para salir e ir a Hogwarts para comenzar mis aventuras

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Número de palabras: 1375

Fecha de publicación: 25/ Septiembre/ 2019

Yo ¡¿Harriet Potter?!Where stories live. Discover now