"Jamás me podré perdonar a mi misma. Después de aquella noche, en ese accidente perdí a mi hermana. Ella debió estar viva, ¡ YO NO!"
Alexa Wood es una joven de 20 años, su vida cambia drásticamente a causa de un accidente en donde pierde a su herma...
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— ¡Arriba! ¡Levántate! ¡Ahora!
Escuchar una voz chillona de una mujer hizo que despertara sobresaltada.
— ¡Vamos! — se volvió a escuchar esa voz golpeando la puerta fuertemente. Pude escuchar sus pasos alejándose, dejé escapar un bostezo mientras me estiraba, pero después me quedé estática unos segundos para analizar lo que sucedió.
¿Dónde me encontraba?
¿Acaso no había muerto?
Estaba demasiado confundida, además de que me preguntaba: ¿Quién demonios era la mujer que vino a despertar así?
Me tallo los ojos, pero no distingo nada, vuelvo hacer lo mismo, pero sigo viendo igual. Esto era demasiado raro, entrecierro los ojos intentando visualizar mi vista, intenté buscar mi teléfono esperando encontrarlo, vi algo y lo tome en cuanto lo toque supe que eran unos lentes, me los coloque y ahí pude ver con más claridad.
Pestañeé varias veces cuando vi el lugar. Me encontraba en una pequeña habitación, por alguna extraña razón se me hacía familiar pero no podía recordar de donde lo había visto.
— ¡Harriet! ¡He dicho que te levantes de una buena vez! — se volvió a escuchar el grito de esa mujer.
— ¿Acaso no se calla, señora? — dije en voz baja mientras me tapaba los oídos.
Un momento. ¿Acaba de llamarme, Harriet?
. .
.
¡Oh, Mierda! ¡¿En dónde demonios estaba?!
Me quito las sábanas de encima y me levanto para ir a verme en un pequeño espejo que se encontraba del lugar.
— ¡Esto tiene que ser una puta broma!
Era claro que no podía evitar sorprenderme, aunque era más que intentar no entrar en pánico al ver que mi apariencia era una niña de 11 años y ¡no una joven de 20 años!
Sin mencionar el hecho que ni siquiera me parecía a mi yo pequeña sino ahora soy pelirroja y el cabello me llegaba a la cintura. Observe cuidadosamente mi rostro, mis ojos eran de un color verde esmeralda, lo que me sorprendió más fue ver una "pequeña" cicatriz en forma de rayo en mi frente.
Y era claro que aquello lo podría reconocer en cualquier parte, aunque en este momento me siento de lo más estúpida, si lo pensaba bien creo que la palabra correcta en esta situación sería desconcertada porque se supone que debía estar muerta.
Suicidio... Muerta... Fin de la vida.
¡Tendría que estar en el maldito purgatorio o mínimo en el infierno y no aquí teniendo la apariencia de una versión femenina de Harry Potter!
"¿Acaso esto no era tu sueño?" — Escucho una voz misteriosa resonando en mi mente, me era familiar — "¿Acaso esto no era lo que tu deseabas?"
— ¿Quién carajos eres? — pregunté enojada y con algo de temor.
Se escucha como aquella voz reía.
"Oh pequeña, fui yo quien te trajo a este mundo" — decía aquella voz.
— ¡¿Por qué?! ¡¿Con qué propósito?! — grité alterada pero ya no recibí respuesta alguna — ¡Maldición!
Era claro que tenía que ser una mala broma, salto de un maldito edificio para acabar con mi vida he escapar de mi sufrimiento y está voz misteriosa me aparece como si nada en este mundo y peor tantito que no me da ninguna explicación.
¿Acaso uno ya no pude suicidarse a gusto?
— Okey Alexandra solo respira — inhalé y exhalé varias veces en un intento de calmarme.
Deseaba encontrar a la persona de esa voz y golpearlo, pero si no mal recordaba, antes de saltar esa voz me dijo que me daría un nuevo propósito.
Entonces, ¿tengo que sobrevivir 7 años en Hogwarts y buscar los malditos horrocruxes?
.
.
.
Ni siquiera sé porque me pongo a reclamar, me quite mi vida así que no pierdo nada con cambiar ciertas cosas durante mi estadía en este mundo.
— ¡Harriet!
Si bueno si quiero cambiar, tengo que salir de este lugar, antes que nada.
Me vuelvo a ver al espejo, suelto un suspiro — Muy bien Alexandra, suerte en esta casa — dije dándome ánimos.
Salí de la pequeña habitación, observé el lugar y en realidad dormía en la alacena que se encontraba debajo de las escaleras de la casa. Camine hasta llegar a la cocina-comedor, se encontraba una mujer alta y delgada de cabellera negra y corta.
La reconocí al instante.
— ¿Se puede saber porque tardaste tanto? — me pregunta al verme entrar.
— Emm... ¿No podía encontrar mis lentes? — respondí nerviosamente.
Sentía su mirada sobre mí, eso me ponía cada vez más nerviosa pero solamente bufo y dijo:
— Sirve el desayuno y espero que no lo tires.
Solamente respondí con un "Si, tía Petunia", me acerqué a la cocina y empecé a servir el desayuno.
Desearía que lo que estoy viviendo fuera un sueño, pero parece que todo es demasiado real. Reencarne cómo Harry Potter y ahora tengo que vivir su vida y pasar los 7 años en intentar cambiar la historia o al menos salvar unas vidas.
No puedo evitar reírme de mi caso, pero parece que la vida quiere darme una nueva oportunidad... La tomaré sin importar las consecuencias seguiré avanzando.
Yo soy Harry, no, yo soy Harriet Potter y esta es mi nueva vida.
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