5 - Un gran secreto

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La mañana siguiente inició lluviosa y fría, obligando a la gente trabajadora y estudiosa a correr a refugiarse, o cargar con paraguas para no mojarse.

Josuke y Okuyasu se dirigían hasta la casa de Pam. Josuke no dejaría que le pasara nada, eran peligrosos los rumbos hasta que encontraran al responsable de la red.

El día anterior, Toshikazu había soltado la sopa, diciendo que un sujeto había robado esa droga desde Italia, pero tuvo la mala suerte de encontrarse con Akira Otoishi, el responsable de la muerte del hermano de Okuyasu. No es un hombre precisamente brillante, y no sabía qué eran aquellas pastillas, obviamente probó una y enloqueció, pero, no controló a su Stand, Red Hot Chili Pepper; mató al gánster y con esto comenzó a atacar a la gente. Sí, ya era un aliado de Josuke, pero bajo el efecto de las drogas había perdido la cordura. Ahora su objetivo era distribuir el producto para «compartir felicidad» en Morioh.

Para su desgracia, Toshikazu exigió que lo protegieran, ya que había confesado todo, el cómo lo amenazó para esparcir la droga en su escuela de maleantes y extenderse más allá.

«Si descubre que les dije todo me va a matar, tienen que protegerme», exigió el tipo, lleno de miedo. Ahora estaba encerrado en el sótano de Koichi, ya que no era confiable y no pondría en peligro la integridad de su hermana y madre. Consiguió protección al menos, ¿no?

Josuke y Okuyasu llevaban un paraguas cada quién, así que esperaban tranquilos a Pam, a que saliera de su casa. Cuando lo hizo se sorprendió al verlos ahí.

—¡Chicos! ¡No tenían que desviarse para venir hasta aquí! —dijo Pam con sorpresa, mientras cerraba la puerta.

—Tranquila, son solo dos calles, además, me imaginé que no tendrías un paraguas, te salvamos de que te empapes, ¿verdad? —observó Josuke, mientras Pam asentía, dándose un golpecito en la cabeza.

—Eso y que Josuke insistió miles de veces de que viniéramos hasta aquí. Acostúmbrate, cuando se le mete una idea en la cabeza nadie lo saca de ahí —puntualizó Okuyasu, recibiendo un coscorrón de su amigo.

—Cierra la boca por esta vez, hermano, si no quieres que te pateé el trasero —amenazó Josuke, acercándose a Pam y ofreciéndole un brazo, con su mano metida en la bolsa del pantalón, se le veía un ligero sonrojo y no miraba directamente a Pam.

La pobre chica sentía que se desmayaba; gracias al frío de la lluvia no podía notarse lo colorado del rostro. Lentamente posó una mano temblorosa sobre el brazo que le ofrecían; y así comenzaron a caminar hacia la escuela.

Por la mente de Pam pasaron imágenes de muchas parejas que iban por la calle... en ese momento parecían una pareja, Josuke y ella. Su estómago dio un vuelco, y sintió que todo en el mundo estaba bien; la felicidad la embargaba.

—¿Y qué tal van las prácticas de porrista, Pam? —Cortó el silencio Okuyasu.

—¡Van muy bien! Yukako y yo nos apoyamos mucho. La próxima semana, si mejora el tiempo, haremos una presentación antes del partido de baloncesto que se efectuará contra la escuela vecina.

—¡Oh! ¿Las porristas estarán apoyándonos? —preguntó Okuyasu con emoción.

—Es nuestro deber, Oku —respondió Pam, sonriendo junto con Josuke, divertidos por el despiste de su amigo—, para eso practicamos, para apoyar a los equipos cuando tienen algún evento importante.

Greato daze —mencionó Josuke—. ¿Ya tienes el uniforme de eventos que usan las porristas?

—Mi madre me mandará dinero para apoyarme con ese percance, así que ¡todo cubierto, Josuke! —contestó Pam, levantando un pulgar con la mano que tenía libre. Josuke le respondió con una sonrisa.

Una nueva emoción en Morioh. Josuke Higashikata x LectoraWhere stories live. Discover now