4 - La red misteriosa en Morioh

4.1K 420 235
                                    

Okuyasu, Yukako y Koichi regresaron a su casa, mientras Josuke se quedó con Jotaro para ir juntos hasta un hospital no muy lejano de su ubicación, donde creía se encontraba la mujer que recibió el ataque.

Para su suerte, la enfermera que cuidaba la entrada a los cuartos era una jovencita, y fue fácilmente convencida por el encanto de ese par de hombres. Los mandó a la habitación 112 y 114.

Al entrar, había una mujer vendada de la cabeza, con un brazo en cabestrillo, una pierna levantada y completamente vendada, tenía contusiones en todo su cuerpo.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó con miedo y con dificultad al hablar.

—Tranquila, señora, mi nombre es Jotaro Kujo, y él es Josuke Higashikata. Venimos a preguntarle sobre el ataque que sufrió hace unos días, estamos en busca del causante, y la información que pueda darnos será de mucha utilidad para nosotros.

—¡Oi! ¡Jotaro! Fuiste demasiado directo, ella está en cama —reclamó en un susurro Josuke, preocupado. Jotaro lo ignoró, siguió observando a la mujer que cerraba sus ojos.

—Bien, si es para capturar al culpable que lastimó a mi hija... cooperaré —respondió la señora con lentitud—. Era de noche y nos dirigíamos a nuestra casa, pero alguien nos detuvo a medio camino, era una chica, igualita a mi hija... eso me confundió, pero a mi lado seguía MI hija, cuando volteé para asegurarme de que había visto bien, ya no estaba... y...

—No me diga, la atacante fue su propia hija —interrumpió Jotaro.

La mujer lo observó con miedo, parecía que quería gritar, pero Jotaro la detuvo a tiempo.

—Tranquilícese, no diremos nada a nadie... su secreto está a salvo —tranquilizó Jotaro, Josuke estaba confundido.

—¡Algo extraño pasó! ¡Mi hija jamás hubiera hecho algo así! —exclamó la mujer, llorando—. Sus ojos cambiaron y me atacó, estoy segura que fue culpa de esa ilusión que tuve, ¡no quiero que metan a mi hija a la cárcel! ¡Nadie me cree!

—Nosotros lo hacemos, señora —cortó Jotaro, observando a un pobre Josuke confundido—. Gracias por la información, nos ha sido de gran ayuda.

Y dicho esto salió del cuarto. Josuke se rezagó un poco más para ayudar a la mujer con Crazy Diamond.

—Ya debe estar mejor, señora, podrá regresar a casa cuando quiera —dijo Josuke, siguiendo a Jotaro.

La mujer movió su pierna y se sorprendió al no sentir dolor, luego su brazo y la cabeza. Vaya que le estaban pasando cosas muy raras...

Jotaro se dirigió a otra habitación, donde se encontraba la hija de la señora. Lo que había contado era extraño, sí, y necesitaban más información, desde el punto de vista de la pequeña.

En aquél cuarto, había una joven de no más de doce años. No se veía tan mal como su madre, pero si tenía varios golpes en la cara. No parecían puñetazos, era como si se hubiera caído varias veces. La chica los observó, algo intimidada. Jotaro la observó unos segundos, examinando la situación:

—Mi nombre es Jotaro y vengo a hacerte unas preguntas sobre el ataque que sufriste hace un par de días.

—Yo... no recuerdo nada, por favor, déjenme en paz —contestó, desviando la mirada.

—¿Estuviste consumiendo productos que no debías antes del ataque? —continuó Jotaro, captando la atención de la chica. Jotaro esbozó una pequeña sonrisa de suficiencia—. Si nos dices la verdad las cosas serán mucho más sencillas para ambos, ¿entiendes? Ahora, te escuchamos atentamente...

Una nueva emoción en Morioh. Josuke Higashikata x LectoraHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin