Capitulo XI: Ser una Banshee

4.3K 437 36
                                    

Y Jackson tenia razón respecto a que estaban cayendo en una trampa. Todo había sucedido bastante rápido, había dejado a Jackson sentado sobre una roca, mientras intentaba respirar, más allá del cansancio y de su ropa pegada.

Cuando había oído el crujir de una rama, al girarse, se había encontrado con un Gerard Argent que caminaba con un arma alzada hacia ellos.

—Miren lo que me encontre —dijo este— Caperucita roja...y un idiota.... ¿ironico no?

Lydia se movió, imperceptiblemente, para quedar frente a Jackson, quien se encontraba intentando incorporarse.

—¿Qué quieres?

El rastro de humor se evaporo en su mirada

—Sabes lo que quiero Lydia...al fin y al cabo, eres una Banshee —dijo este, su voz siniestra y escalofriante— Sabias que esto iba a suceder, aunque tengo que admitir, que me sorprende el hecho de que intentaras evitarlo. ¿No se dice que el destino es inapelable? Pero lo supiste, supiste quien moriría esta noche...y aun así, intentaste evitarlo...

Lydia se negó a parpadear, aunque la imagen se repitió en su mente...

...Apreto los ojos, mientras una única lágrima descendía por su mejilla hasta caer al suelo.

Y ese sonido, se repitió en su mente, una y otra vez. ...

Una sonrisa se formo en el rostro de Gerard, mientras los ojos de Lydia mostraban exactamente el recuerdo que el sabia que ella tenia.

—Así es...Lydia —dijo este— ¿Nunca te preguntaste el origen de una Banshee?

Ella no se molesto en negar, asintió, necesitaba el tiempo que Gerard estaba dándole sin darse cuenta. Si tenia suerte, los chicos llegarían al darse cuenta de que no estaban detrás de ellos.

Era una vana esperanza, pero tenia que creer en algo.

— Son parte del folclore Irlandés del silo VIII-comenzo a contarle este— espiritus femeninos que según las leyendas, alertaban con sus gritos la muerte de una persona cercana. Eran consideradas hadas, mensajeras del otro mundo, e incluso, los cristianos celtas, se referían a ellas como "ángeles caídos", ya sabes, eso es lo que tienen las leyendas, suelen ser bastante confusas...

Se acerco aun más , sus ojos brillando de verdadero interés mientras continuaba contándole. Lydia se pregunto si Gerard realmente se daba cuenta de lo que estaba haciendo.

—En un pasado, se la conoció como "la mujer de paz" o "mujer de los túmulos féricos". Hasta que se tradujo al ingles, como "alma en pena" —este bajaba el arma mientras hablaba— existe una leyenda, de una Banshee muy famosa, conocida como Aibhill, ella estaba relacionada con la familia O'Brien. Según se cuenta, cuando el rey, ya anciano, Brian Boru partió hacia la batalla de Clontarf en 1014, este sabia que no volvería con vida. Según se cuenta, este había visto a Aihbill la noche anterior, cuando esta se el presento, lavando la ropa de los soldados...hasta que el agua se volvió roja como al sangre.

Un escalofrió recorrió el cuerpo de Lydia

—Existen teorías, ya sabes, del como nació esa leyenda...algunos creen que simplemente eran brujas, otros que eran simples imaginaciones de quienes creían que morirían... —su voz se volvió más espesa— pero, se cree, que la Banshee original, nació del chirrido de la Lechuza común, la Tyto Alba, el cazador nocturno, el cual es conocido por el escalofriante grito que posee.

Alzo la mirada, chocando con los ojos de Lydia, los cuales casi se podía paladear el miedo que estos presentaban.

Le Banshee pas de prédire le danger. Prédire la mort —dijo este, un trueno le dio un enfoque tétrico a la frase.

Lydia supo su significado: Las Banshee no predicen el peligro. «Predicen la muerte». Era cierto, y ella lo sabía. Había intentado evitar la muerte que se acercaba, pero en algo Gerard tenia razón, el destino era inapelable, y alguien debía de morir esa noche. Sin importar el quien.

—¿Es irónico no lo crees? El que predigas la muerte. Por que a pesar de todo, no lo viste venir, no de esta forma.

Su corazón trono contra su pecho, mientras aspiraba el frió aire nocturno. La lluvia parecía apaciguarse, pero aun así, no podía distinguir nada más allá de sombras entre los arboles.

Rezo porque no fuera su imaginación, porque Scott y el resto estuvieran allí, porque eran su única esperanza.

Sabia que a pesar de todo, tenia que tener un plan B, algo que impidiera que ambos, ella y Jackson, terminaran muertos.

Y actualmente su único plan era tener tiempo, tiempo para que los encuentren.

—¿Por qué nosotros? —pregunto entonces— Peter esta muerto, ¿Por qué quieres matarnos a nosotros?

Gerard no respondió en un principio, sabia que no lo haría, parecía calcular su respuesta. Quizás pensara cual era el mejor monologo de un villano, o algo así.

—Antes de su muerte, ella me llamo, me dijo que me quería —le contó este, a regañadientes— un día después, fue encontrada por ti.

Lydia frunció el ceño ante la revelación

—Predijo su propia muerte —la certeza inundo la oración— ¿Kate sabia que iba a morir?

Este asintió

—Y hubo un tiempo en el que pudiste haber predicho la tuya —le contesto este— Pero tu no lo entiendes, no soy un asesino en serie, no los mato como Ted Bundy asesinaba a universitarias...Los libero...porque se convirtieron en monstruos. Les ayude.

Ella negó, con la incredulidad dibujando su mirada, ¿Enserio creía lo que decía?

—Pero dejemos de hablar, muévete lentamente —este le apunto, avanzando hacia Jackson y sujetándolo por el cuello de su camisa.

—¿Cuál es tu plan? —pregunto ella

Este dejo caer a Jackson

—De rodillas, ambos —les ordeno— o matare al otro.

Hicieron lo que le dijo, más por salvar al otro que por querer probar si la amenaza era cierta.

—¿Este es tu plan? —pregunto Lydia, mirándole con incredulidad— porque no conseguirás que supliquemos por nuestras vidas.

Gerard dio una risa seca, no parecía realmente preocupado por el hecho de que Scott, Allison, Stiles y Malia aparecieran de repente. Es más, parecía esperar algo, y solo ese pensamiento hizo que estuviera aun más espantada del plan de Gerard.

Sabia que seria capaz de lo que fuera, y eso, era aun peor. Alguien solía decir que "El peor de los enemigos, es aquel que no tiene nada que perder"

—No conseguirás nada —le dijo Lydia— perderás, como siempre lo has hecho.

— ¡Cállate! —le gruño este apretando el arma sobre su frente.

Lydia no se permitió cerrar los ojos, a pesar de que tenía la certeza de algo.

Esa noche, uno de los dos moriría.



Dispara | Teen Wolf #3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora