Segunda Parte.

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Los días pasaron y desgraciadamente para Harry el ojiazul no abandono su mente en ningún momento, pensó en él cada día después de ese encuentro un tanto peculiar. No quiso darle importancia, en serio que no quiso pero fue inevitable, la melodía que habitaba en su corazón fue inevitable de cesar, en el lapso sin saber muy bien por qué. Decidió tocar un poco la  guitarra quizás de ese modo sus pensamientos se calmarían un poco, sentía que la melodía se parecía a la que su corazón poseía. Sentía su corazón latiendo al unísono con la melodía de la guitarra, se hayo a sí mismo pensando en el chico de ojos azules y sin quererlo sonrió.

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Se armo de valor y por fin decidió ir al “Beating Hearts” con la esperanza de volver a encontrar a Louis, quería sentir la melodía de su corazón envolver su cuerpo de nuevo, quería ver sus bellos ojos azules. Sin más entro al lugar y noto que estaba algo lleno, se sintió un poco fuera de lugar, y por un momento quiso irse, iba a dar la vuelta para regresar por donde había llegado cuando un chico de ojos claros y cabello teñido le habló.

-Oye, ¿vienes a la sección de “latidos al unísono”? Soy parte del staff de esa zona en especifica, y por la cara que traes dudo mucho que ya hayas encontrado a quien lata contigo, claro si entiendes a lo que me refiero. En fin, ven, sígueme, llenáremos tu formulario y en cuestión de minutos encontrarás a tu alma gemela.-mencionó el muchacho con un acento irlandés demasiado marcado para el gusto de Harry, no supo por qué no le dijo “no” ni tampoco por qué no de un solo le preguntó por Louis, así como no supo porque lo siguió a donde le pedía.

-Vamos a ver, llenarás esto, ya cuanto este listo me lo entregarás y en lo que menos esperas sabrás quien nació conectado contigo.- hablo el hombre entrando en una cabina con dos sillas enfrentadas entre sí, habían cables y dos aparatos, los que supuso transmitían los latidos cardíacos, el irlandés de nombre Niall Horan o al menos eso decía en su gafete, salió del cuarto dejando a Harry más confundido de lo que ya estaba, ¿cómo era que se había metido en esa situación? Lo único que quería era encontrar a Louis, pero ahí estaba llenando el formulario, puso sus pasatiempos, intereses, que estudiaba y la mayor información posible.

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-Vamos, Louis, no será el fin del mundo con una vez que lo intentes.-rogó por quinta vez el ojimiel, llevaba toda la mañana diciéndole al castaño que presentía que sería un buen día para que por fin encontrará el amor. El de ojos azules rodó los ojos y se giro hacia Liam con sus facciones totalmente serías y con tono sombrío susurro.

-Dios, gordo, estas más irritante que otros días, ¿para qué quieres que haga eso? Sabes que tengo cosas más importantes de las que ocuparme, no puedo ir y pretender que me importa si tengo o no a quien amar.-su tono seguía sombrío, todas esas palabras no sonaban sinceras, lo sabía, ni siquiera él mismo se las creía.

-Jamás entenderé por qué te da tanto miedo el amor, en fin no acepto un “no” como respuesta, además ya llene el formulario esta mañana antes de que llegaras. Y te aviso que es mejor que muevas tu redondo y respingado culo si lo quieres llegar tarde, las pruebas en “latidos al unísono” comienzan en unos 5 minutos. Así que ve, que sé de ante mano que hoy será tu día, encontrarás el amor y por fin se te quitara lo amargado.- mencionó en un tono demandante, al mismo tiempo que le daba su ficha de inscripción, palmeo su hombro y lo dejó ahí solo, aturdido, enfadado. ¿Por qué Liam se empeñaba en eso? Jamás entendería su mariconería, pero igual era su mejor amigo y lo amaba. Iría solamente por darle gusto, por supuesto, no era como si él en el fondo también estuviera ansioso, o emocionado, claro que no, a él no le importaban esas cosas. Oh Louis, pero que mal mentiroso era.

-Bueno, Harry, colocaré está venda en tus ojos ya sabes puro protocolo para que sea más “factible” el encuentro con el otro individuo.-mencionó tranquilamente, el rizado en cambio se sentía demasiado nervioso, sus manos sudaban y inconscientemente había comenzado a mover sus piernas. No sabía todavía por qué estaba en esa posición, se sintió estúpido al no poder decir un simple “no.”

Beating Hearts. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora