Prefacio.

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Doncaster, Reino Unido. 24/12/1991

Decir que se encontraba emocionada era poco, por fin después de tanta espera su hijo amado vendría al mundo, sería el niño más hermoso y perfecto del mundo de eso estaba segura. Jay y su esposo esperaban impacientes que por fin la llevarán a la sala de partos, la antes mencionada daba gritos de dolor pero ni aún así el brillo en sus ojos no desaparecía, su mirada era transparente, sus índigos azulados miraban a su querido esposo con amor, con el mismo amor con el que la melodía de sus corazones había latido el día que se conocieron. Sus corazones habían nacido conectados, con la misma música en cada latido, cada persona nacía destinada para otra de esa manera, nacían con música en sus latidos cardíacos, era algo que los unía en alma y cuerpo y la vida misma se encargaba de juntarlos.

El tiempo pasó, y la sala de partos estuvo preparada, después de unas horas Jay por fin trajo al mundo a un pequeño de ojos azules, era hermoso, parecía un ángel y sin lugar a dudas era el mejor regalo que la vida pudo haberles dado en noche buena. Llamaron a su pequeño hijo Louis, un nombre hermoso para un niño hermoso. En la última eco grafía habían escuchado la melodía con la que su hijo nacería, era hermosa, era digna de ser escuchada, era suave y precisa con mucha fuerza, transmitía paz y seguridad, Louis llevaba el sonido más bello que se haya escuchado jamás y en sus ojos llevaba al mar, profundo, complementando la música que llevaba dentro y en su corazón su madre supo que encontraría a alguien que sonara como él, y ambos serían música juntos.

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Holmes Chapel, Reino Unido. 02/02/1994

Anne y su esposo estaban cenando en casa, cuando de repente la fuente de la susodicha se rompió. Entraron en pánico y una sensación de alegría repentina los invadió, subieron rápidamente al carro junto con la pequeña Gema con apenas 5 años, no entendía mucho solo sabía que mamá estaba embarazada y estaba emocionada porque por fin tendría con quien jugar. Llegaron al hospital, donde los recibieron con urgencia y prepararon todo, horas después Anne trajo al mundo a un pequeño de ojos verdes, tan verdes como las ramas de un árbol, sin duda atrapantes y hermosos, llamaron al pequeño Harry, lo pusieron en su pecho y cuando por fin lo tuvo entre sus brazos no puedo evitar llorar, ni ella ni su esposo Des, como era la rutina en el último chequeo supieron la melodía con la que su hijo nacería, era hermosa, algo digno de ser escuchado, llevaba la melodía más hermosa jamás escuchada adentro de su corazón y al bosque en sus zafiros verdosos, supo muy dentro de su corazón que su pequeño encontraría a la persona con la que sería una sola melodía y sería el más feliz.

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