Primera Parte.

447 52 27
                                    

Londres, Reino Unido. 2013

Louis Tomlinson.

Louis caminaba demasiado apurado, estaba llegando tarde lo sabía, tener que trabajar en “Beating Hearts” era algo complicado y deprimente, tener que ver como cada día personas diferentes llegaban y solo unas pocas salían de ahí con sus almas gemelas, ver las emociones en sus rostros al descubrir con quienes estaban destinados era una combinación entre algo deprimente y algo hermoso y estaban los que no lo encontraban y era muy triste verlos partir con el corazón pendiendo de un hilo al no encontrar a una persona a la cual amar. Trabajaba ahí desde hacía unos 3 años, su trabajo era algo sencillo, era mesero del restaurante que había dentro del lugar, las personas que descubrían a sus almas gemelas pasaban por el restaurante para seguir conversando y tener un momento más privado después de lo que normalmente sucedía en el cuarto de “latidos al unísono.”

Minutos después llegó a su destino, entró casi corriendo, se puso su uniforme y sin más entró a la cocina para dar comienzo a su jornada, parte de la mañana se le fue de aquí para allá con pedidos y cuentas. Apenas eran las 12:30 y se sentía tan agotado, en el mes de febrero era cuando más se llenaba el lugar, ya que en este mes los latidos de las personas sonaban con más fuerza dentro de sí mismos, lo que hacía aún más fácil encontrar a su otra mitad y claro nadie quería estar solo y menos un 14 de febrero. Louis no entendía porque todos querían tener a quien amar, él aún no lo encontraba y no era como si pasara las 24 horas del día intentando encontrarlo, sabía de ante mano que tenía cosas en que ocuparse cosas como terminar su carrera de literatura en la universidad, estudiaba de noche y trabajaba de día, sin duda alguna no tenía tiempo para amar a alguien y mucho menos para buscarlo. Pero estaba tan equivocado, porque el destino es bonito cuando se lo propone y su “persona” llegaría a él en el momento justo.

-Liam, siento que moriré, ¿cuál es el afán de todos por encontrar el amor? No lo entiendo, no es como si se fuesen a morir solo por no encontrarlo.- dijo con un tono entre agotado y sarcástico, Louis era la persona más sarcástica del universo.

-Es que tú, pequeña mierda eres demasiado amargado para darte cuenta que amar a alguien es hermoso.- mencionó el ojos miel casi riendo, sin dudas habían tenido esa conversación millones de veces, pero el de ojos azules no entendía, jamás lo hacía.

-No seas así, el hecho de que tú tengas a Zayn no significa que de la noche a la mañana yo encuentre a mi alma gemela, sabes que no me interesa, necesito estudiar y enfocarme en eso. Es importante para mí, incluso más que el hecho de que mi corazón y el de alguien más tengan la misma melodía, y que hayamos nacido para estar juntos.- señaló con tono melancólico, Liam se sintió conmovido, sabía que Louis en el fondo quería amar y ser amado.

-Louis, ¿seguro que no piensas en como será la persona que nació para ti? ¿No te intriga conocerle? Y sentir los sonidos de sus latidos junto al tuyo, convertirse en uno, date la oportunidad Louis, la vida está pasando y puede que más después sea muy tarde.- dijo el castaño levantándose de la silla, ya había terminado su almuerzo, debía continuar en la cocina. Sin más se retiro y dejo a Louis con una incertidumbre enorme, no quería aceptar el hecho de que existían días donde se sentía solo. Le tenía tanto miedo al amor que se había encerrado en ese caparazón. Para él estaba bien, se sentía más o menos bien de ese modo, al no encontrarle sentido a sus pensamientos sin comienzo y sin final decidió levantarse y seguir con su trabajo, el día fue pasando de ese modo y el agotamiento ya no fue el mismo cuando fue su hora de salida, justo a las 4:00 pm. Entraba a la universidad a las 6:00 por lo que poseía poco tiempo antes de ir a casa, darse una ducha e ir a tomar el autobús que lo haría quedar justo enfrente del complejo educativo en el que estudiaba.

Sin más el pequeño castaño quito su uniforme y se coloco su ropa normal, guardo su ropa sucia en una mochila que se colgó al hombro saliendo de la zona de empleados a paso calmado, al llegar a casa llamaría a su madre, quería saber como estaban, sabía que después de la muerte de su padre todos en casa habían quedado un poco vacíos, más su madre ya que su corazón ya no latía de la misma manera, su otra mitad había muerto y por consiguiente parte de su corazón también lo había hecho, sabía que su hermana Charlotte cuidaba bien de ella, pero le gustaba asegurarse que todo iba bien. Iba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta que un cuerpo alto choco contra el suyo, sintió la vergüenza apoderarse de sus mejillas y con un tono carmín adornando estas subió la mirada, el aire se escapó sin previo aviso de sus pulmones, sus fanales azules conectaron con los verdes del muchacho frente a él se sintió desfallecer y su corazón latió tan rápido, comenzado a tocar la melodía que llevaba dentro, sabía de ante mano que aquello no era normal, sentía la música envolver su cuerpo, así que decidió hablar, porque sintió que si no lo hacía toda su cordura desaparecería, nadie más que él y el extraño sintieron que el tiempo se detenía, que el oxígeno había dejado de existir, todos a su alrededor se movían lentos, nada parecía tener sentido, ni razón, ni cordura, entonces habló.

-Lo siento, yo… yo no quería molestarte, en serio perdóname estaba muy distraído.-dijo en un susurro, se sentía hipnotizado por aquellos ojos verdes, sentía que ya los conocía, sentía que algo en ellos le pertenecía, estaba loco lo sabía.

-Hola, no te preocupes, no me hiciste daño, es más yo debería disculparme tampoco venia muy concentrado en lo que tenía a mi alrededor, mi madre dice que soy algo despistado, así que es algo normal chocarme con las personas.- hablaba lento, pausado, como si su boca saboreara cada palabra dicha, para Louis fue como música, sintió en su corazón un tirón al sentir aquella voz profunda hablándole, la sensación de pertenencia aun no se había ido.

||

Harry Styles.

Su día comenzó normal, había llegado a Londres desde hacía pocos meses, había aplicado para la universidad y había sido aceptado en la facultad de artes, actuar y cantar era lo que más amaba hacer lo había descubierto cuando tenía 10 años y participó en una obra escolar, supo desde entonces que era lo que quería hacer de por vida. Siendo así se armo de valor y decidió irse a vivir a esa ciudad dejando a su familia y amigos lejos de él, estaba estudiando su primer año y hasta el momento todo iba bien. Había hecho un único amigo, su nombre era Nick era quien le había mostrado la ciudad entera y le había hablado del lugar más famoso de todo Londres, el “Beating Hearts” donde cada individuo podía encontrar el amor, en cada ciudad del mundo había uno, y cada quien lo modificaba a su modo, algunos eran antros por la noche, otros eran restaurantes, otros eran lo que normalmente se debía encontrar en este lugar, la única cosa que jamás cambiaban era la sección de “latidos al unísono” era donde todo cobraba sentido y las personas encontraban a su mitad. Era sencillo, los “Beating Hearts” de todo el mundo funcionaban de una forma infalible donde cada individuo llenaba una ficha con sus gustos, pasatiempos, cualidades e intereses. No importaba si eras hombre o mujer porque al final quien decidía a quien ibas a amar era tu mismo corazón, eran pequeños cubículos oscuros donde se encontraban únicamente dos sillas enfrentadas, las personas eran vendadas de sus ojos y sus corazones eran conectados a un aparato donde la melodía que llevaban dentro se podía escuchar, si ambas melodías eran idénticas pues felicidades, habías conocido a tu alma gemela en cuestión de unos 5 minutos y si por desgracia no era así, podías volver en otra ocasión donde quizás el destino jugará de tu lado y te hiciera encontrarte con la persona que amarías.

Harry, había visto el lugar en las primeras semanas que estuvo ahí y no supo porque ese día en específico había decidido entrar, cuando lo hizo no presto mucha atención a lo que había a su alrededor ya que repentinamente su corazón comenzó a latir de manera desenfrenada, sintió la melodía dentro de su cuerpo, esa música que llevaba dentro se escandalizó y lo aturdido en el lapso, su cuerpo fornido choco con alguien un poco más bajo que él, su corazón latió con más fuerza y no supo en que momento todo se detuvo, todos parecían ir en cámara lenta, como si sólo existiera él y el extraño de ojos azules, sintió que esos fanales le robaron su último aliento, eran tan profundos, como el mar. El Chico habló.

-Lo siento, yo… yo no quería molestarte, en serio perdóname estaba muy distraído.-dijo en un susurro, un susurro que tenía completamente hipnotizado al de ojos verdes, el tono de su voz aguda lo envolvió por completo y sintió que había algo en él que le pertenecía, sintió que quizás debía conocerlo, la necesidad de ser junto a él no desapareció. Entonces fue su turno de hablar.

-Hola, no te preocupes, no me hiciste daño, es más yo debería disculparme tampoco venia muy concentrado en lo que tenía a mi alrededor, mi madre dice que soy algo despistado, así que es algo normal chocarme con las personas.- mencionó en un tono neutro, como palpando terreno, no quería hacer algo mal y que ese lindo chico se fuera pensando que él era algún idiota o algo así.

||

-Entonces, supongo que debo irme. Gusto en conocerte….-mencionó el castaño queriendo adivinar el nombre del muchacho.

-Oh, mm. Harry, mi nombre es Harry, ¿Cuál es el tuyo?- preguntó con una sonrisa que dejó a la vista dos bellos hoyuelos, Louis sintió que moriría ahí mismo, ese chico era hermoso.

-Louis, bueno como dije antes debo irme, se me hace tarde. Quizá nos veamos en otro momento, hasta pronto, Harry.- dijo ignorando completamente la melodía que se extendía cada vez más fuerte en su interior. Lo saludo con un gesto de despedida y siguió su camino, el del rizos en cambio se quedó un poco confundido, sintiéndose fuera de lugar ahí donde se encontraba. La melodía no cesó, en ninguno de los dos corazones.







Beating Hearts. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora