- "Chicos, no se preocupen, yo estoy aquí, no pasa nada, de hecho solo fue un malentendido, jaja de hecho yo ya voy de regreso" – texteó la pelirosa, avergonzada de si misma por mentir, eso no era algo propio de su personalidad.

Aquello funcionó, todos comenzaron a responder el mensaje con frases de alivio. Ella misma soltó un suspiro que le permitió relajarse. Todo estaba en demasiado silenció, por algún motivo creyó que una vez fuera oiría escándalo, gritos, quizás Marceline le haría mucho daño a Samuel para someterlo y lograr que él accediera a lo que pedía Marceline, muchas fantasías cruzaron su cabeza, pero aquel silencio era difícil de interpretar, aun sintiendo una gran curiosidad decidió esperar a que fuera la misma Marceline quien le indicara que podía entrar.

Bonnibel en aquello momentos a sola aprovecho para explorar sus pensamientos, y es que apenas podía creerlo, Marceline? ¿Hija del presidente de la República? ¿Aquel hombre tan amado? Como podría haber ocultado que tenía una tercera hija, solo se sabía de dos... entonces... entonces Eleanor sería la hermana mayor de Marceline, y su madre, Dios... la madre de Marceline falleció de aquella manera, no, demasiado que asimilar, tantas preguntas, ¿podrías ser nuevamente una broma?

- ¿Todo bien, princesa? – Preguntó Marceline, utilizando aquel apodo más como burla que halago.

- Ah, este... si – dijo Bonnibel cayendo de pronto en la cuenta nuevamente de la situación.

- Pues no lo parece – dijo Marceline encendiendo un nuevo cigarrillo.

- Fumas demasiado – la pseudo reprendió la pelirosa.

- Si, bueno. Estoy algo estresada – dijo Marceline soltando un suspiro.

- ¿Tú? no lo creo. – le sonrió amablemente tomando asiendo junto a la pelinegra.

- Claro que si, aunque tenga una personalidad un poco distinta no significa que esto sea un paseo en el parque para mí, no lo entenderías.

- Entonces ayúdame a entender.

- Créeme, y de verdad créeme cuando te digo que no quieres, no será bueno para ti entenderme. – muy repentinamente Marceline pareció cambiar de su neutral actitud a una algo amenazante, Bonnibel lo percibió y decidió cambiar el tema.

- ¿Que fue lo que le hiciste a ese tipo? – preguntó sin hacer contacto visual.

- Charlamos.

- ¿Solo eso? – pregunto con desconfianza la pelirosa.

- Bueno, fue una charla con tintes poco amigables, pero si, fue en estricto rigor una conversación y antes de que preguntes más y para tu tranquilidad, todo esta bien. Es más, ya deberías irte a casa, después de todo eso fue lo que escribiste en el grupo de WhatsApp – le dijo moviendo su propio móvil frente a los ojos de Bonnibel.

- Si, pues bueno... fue una excusa para que nadie más apareciera por aquí.

- Eso estuvo bien en realidad, te diré algo sobre mí. Usualmente cuando pasa algo que signifique un problema para las personas que me importan no puedo evitar involucrarme y solucionarlo, observo un panorama complejo y resuelvo cabo por cabo, siempre termino corriendo directo a las flamas por así decirlo - Marceline tuvo una extraña sensación en cuanto termino de decir aquello, se sintió algo vulnerable, la sensación no le gustó.

- Pienso que elijes métodos muy poco ortodoxos y de hecho tengo una muy mala opinión de ti... eres una especie de delincuente... pero eso no es todo lo que eres, eres dulce y cuidas a las personas, te haces responsable, pero eres extremistas, jamás pensé en conocer a alguien como tú, eres irreal – dijo Bonnibel volcando total sinceridad en sus dichos.

- Espera... me están confundiendo, ¿me están adulando o insultando? – Bromeo Marceline disipando la atmosfera.

- Ni lo uno ni lo otro, solo, creo que te entiendo un poco más ahora, después de todo tu madre

- Ya cállate.

- Pero...

- Que te calles he dicho, jamás hables de mi madre, nunca.

- Marceline, yo...

- ¿Acaso algún problema te impide comprender? – Marceline se puso de pie y de un jalón paro a Bonnibel – no tienes idea de nada, así que no saques conclusiones erróneas, este tema acabó.

Bonnibel sintió temo al ver los ojos penetrantes de Marceline envolviéndola, el agarre en su brazo se volvía intenso y doloroso por lo que solo asintió, al hacerlo, Marceline la soltó de golpe.

- Creo que será mejor que me vaya– dijo la pelirosa.

Marceline le dio la espalda y sin dirigirle una nueva mirada o palabra entro nuevamente en la casa de Samuel, Bonnibel se sintió repentinamente atacada por angustia, no entendía bien que acababa de ocurrir, pero un rastro de culpa la hizo darse cuenta de que había llegado a un punto demasiado sensible para Marceline.

Por otro parte Marceline dentro de la casa sujetaba con ambas manos, presionando, intentando contenerse a sí misma, porque después de tantos años aquellas imágenes parecían más frescas que nunca.

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Nota: dedicado a DenuxizTREH

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