estallido y se hundió entre las ruinas del pueblo calcinado. Los
sacrificadores se espantaron; Teddy salió corriendo y chillando en
dirección a la casa.
Mamá Bhaer acudió a tomarlo en brazos; el nene balbucía asustado:
-Pobre Bella dañarfego.... fego; toos flecos sememaron.
Corrió tía Jo temiendo que hubiese sucedido alguna desgracia; al
llegar, a la roca grande, se encontró a los adoradores de "La Maranga"
llorando a moco tendido sobre los carbonizados despojos de Annabella.
-¿Qué ha ocurrido? ¡Cuéntenmelo todo! -rogó.
Daisy refirió el hecho, y mamá Bhaer rió con ganas al verla
solemnidad de los sacrificadores y lo disparatado del "chacrificio".
-Nunca creí que fueran tan simples; si yo tuviera una "Maranga"
habría de ser una "Maranga" buena y aficionada a juegos bonitos, y no
un ser destructor y amenazante. ¡Miren el daño que han causado!
Desaparecieron las lindas muñecas de Daisy, los soldados de Medio-
Brooke, el pueblo nuevo de Rob, el corderito de Teddy y la veterana
Annabella.
-¡No lo volveremos a hacer más! -gimieron los niños.
-Medio-Brooke ha tenido la culpa -murmuró Rob.
-Yo le oí a papá Bhaer hablar de las costumbres de los griegos y quise
que las imitáramos; pero como no teníamos criaturas para
"chacrificarlas", decidí quemar los juguetes.
Medio-Brooke propuso enterrar a la veterana Annabella y ya, con el
funeral, se olvidó Teddy del susto que pasó. Daisy se consoló con otro
envío de muñecas de papel, regalo de tía Amy, y "La Maranga", tal vez
aplacada por el "chacrificio", no volvió a atormentarlos.
Brops era el nombre de un juego inventado por Tommy. Como este
interesante animal no existe en las clasificaciones, parques o
gabinetes zoológicos, diremos algo acerca de su vida y costumbres.
El brops es un cuadrúpedo alado, con cara de persona risueña.
Cuando anda, gruñe; cuando vuela, grazna; a veces marcha en dos pies y
habla bien el inglés. Tiene el cuerpo cubierto de piel azul o roja, listada o
a cuadros, que recuerda mucho a las mantas, fajas y mantones viejos. Se
ha observado que los brops cambian frecuentemente su piel unos con
otros. En la cabeza lucen un cuerno que parece de cartón y que se
asemeja a un tubo de quinqué; sobre los hombros se les ven alas que
también parecen de cartón. Si vuelan, nunca se remontan a gran altura;
si intentan subir mucho, se dan porrazos fenomenales. Hacen como que
comen hierba, poniéndose en cuatro patas; pero se les ha visto sentarse
y comer como las ardillas. Prefieren, como alimento, las tortas, las
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Hombrecitos
Classics¿Es éste mi nuevo niño? Me alegro mucho de verte aquí y deseo y espero que te encuentres satisfecho -dijo la señora, acariciando al muchachito, que se sintió conmovido. La señora no era bella; pero en el semblante, en las miradas, en el gesto, en lo...
Capitulo 8
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