Cartas exclusivas de Nina.

2.1K 163 37
                                    

Carta 1.

"Siempre supe que no funcionaría", dijo mirándome a los ojos.

Como de costumbre, no le respondí.
Sus palabras seguían siendo rechazadas día a día por mí. No obstante, aunque pareciera irónico, estábamos sentados ahí por mutuo acuerdo.

Esa mesa había sido por años nuestro lugar de estrategias y ataque, la cafetería seguía abierta sorprendentemente después de todo ese tiempo.

Tomé un sorbo de mi café sin dejar de mirarlo a los ojos como si esperara que me atacara en cuanto no lo mirara. Sus ojos color miel me veían exactamente de la misma manera; a pesar de lo que él sentía por mí no era odio.
Yo si lo seguía odiando.

Los años pasaban con una rapidez impresionante, él seguía diciéndome, a veces, que volveríamos a estar juntos de nuevo algún día. Por supuesto, yo lo seguía ignorando con el pasar de los tiempos y continuaba repugnándolo de la misma manera, así como el mismísimo día en que se atrevió a levantarme la mano y golpearme hasta el punto de enviarme al hospital, jamás le perdonaría que hubiera asesinado a uno de los hijos que esperaba.

Pero ahí estábamos, negociando, por la única cosa que teníamos en común: Stella Maris, nuestra hija.

Puede que ella hubiera crecido, hacía dos meses que se había marchado de casa para ir a la universidad. Sin embargo, Biel tenía deberes y derechos sobre su hija que yo no podía evitar. Continuaría siendo así al menos por un buen tiempo.

Biel miró la mancha blanca que se notaba en mi dedo anular de la mano derecha, marcando todo el tiempo en que mi alianza de matrimonio permaneció en ese dedo y ahora se había marchado.

Se lo que pensaba, aun tenía espacio en su mente para creer que eso le daba oportunidad para hacernos regresar juntos.

¿Qué la hacía pensar que cambiaría de opinión por el simple hecho de ya no estar casada con Cameron?

Yo sentía exactamente lo mismo por él, repulsión ante todo su asqueroso ser interior.

"Al igual que con Kaimy", se atrevió a decir.

La acidez voló por mi garganta, endurecí mi seño, queriendo vomitar ante la pronunciación de su nombre.

No quería recordar que ella existía.

"Jamás vuelvas a hablar de esa zorra", dije con disgusto, realmente molesta.

Era imposible de creer que esa mujer alguna vez fuera algo mío, si pudiera arrancarme la sangre que compartíamos, lo haría.

Mi mejor amiga, mi hermana, eso pensaba que era, la verdad, no había una mujer más detestable en el mundo ahora. Nunca debí confiar en ella.

"¿Qué harás ahora Nina?", preguntó seriamente.

¿Ahora?
¿Qué se suponía que debía hacer?

Nada, Biel , nada.

Haría lo que había hecho la última década, ser madre de mis hijos y de mis sobrinos.

Puede que todos mis sueños se volvieran pesadillas, que mis metas nunca se cumplieran, que mi vida no fuera lo que yo esperaba.
¡No había cosa que me importara menos!

La única cosa en mi vida que realmente me importaba eran los niños, los hijos que nacieron de mi y los que me escogieron como su madre cuando la suya demostró ser el ser más egoísta del universo.

Me hice cargo de ellos cuando nacieron, cuando crecieron, lo seguiría haciendo por el resto de mi vida.

Su amor era suficiente para llenar mi vida por completo.

Cuando los sueños son mas que fantasías ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora