El comienzo es el fin

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Era media noche. El callejón está oscuro y tenebroso. Pensé escuchar chillar a las ratas y ladrar a los perros. Intenté mantener la calma. Me alivié cuando doblé la esquina y la tensión bajó cuando vi esa famosa panadería de la que todos hablan. Así que decidí entrar. Había mucha gente hablando y comiendo ricos pastelitos rellenos de crema pastera, disfrutando de un buen momento familiar y esas cosas que yo también disfrutaba. Nadie se fijaría en mí, ni en mis nervios, ni sudor, ni escalofríos. No parecía tan mala idea.

Cuando entré todos me miraron, dejaron de hacer lo que estaban haciendo para mirarme. Parecía sospechosa. Lo era. Pensé en salir corriendo, pero eso quizás empeoraría las cosas. Cuando me di cuenta mi pesadilla terminó. Nadie en realidad volteo. Tan solo son mis nervios que me están delatando. Me repetí que solo fue una ilusión para realmente convencerme y bajar la calma.

Era muy raro que estuviera ahí paralizada. Tenía que disimular y pretender que nada pasaba. Llegué ver unos pequeños letreros de S.S.H.H. supuse que ahí habían unos baños muy decentes. Fui. Un lugar mucho más tranquilo que esa horrible entrada. Justo lo que necesitaba. Tranquilidad.

Aunque ya estaba sin ninguna prueba física de lo que hice esta noche aún me sentía sucia. Me lavé la cara y me miré al espejo, pensé: "hoy es el primer día de mi vida. Esto ya se hizo, se disfrutó y se vivió. Esto recién empieza".

Si en ese momento ella me hubiera visto, probablemente me hubiera metido en un manicomio o también me pudo haber ayudado en no dejar ninguna huella o rastro. Cómo saberlo, ella no estaba. Algún día se lo contaré, claro si es que la vuelvo a ver. Por ahora es solo una incognita en mi mente.

Salí de la panadería. Pedí un brownie de chocolate para llevar. Tomé un taxi. Pagué. Bajé. Me subí al ascensor. Busqué mis llaves. Entré.

Él y solo él Where stories live. Discover now