Capitulo I

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Todos los derechos de esta historia pertenecen a G.R.R.M y a los productores y guionistas de Game of Thrones. Esto es un mero divertimento.

"... ¿y si el Perro no hubiese muerto al consumar su venganza?" Sansa y Sandor


Invernalia durante los festijos que siguieron a la batalla contra el ejercito de la noche.

"

- Sin Meñique ni Ramsay, posiblemente, habría sido pajarillo toda mi vida"..- le dijo mientras acariciaba su mano, con suavidad.

Notó la reacción de él ante su contacto y eso le gustó.

Se levantó sin dejar de mirarlo a los ojos, y se alejó de la mesa, muy erguida, obligándose a si misma a no volverse para comprobar si él, la seguía con la mirada.

Sus pasos, firmes y lentos, eran todo lo contrario de cómo se sentía por dentro.

Durante todos estos años de miedos y sufrimientos, Sandor había sido el único que ella creía capaz de salvarla. Su padre, su madre y y sus hermanos estaban muertos o desaparecidos... Jon perdido en el Norte... Invernalia destrozada en poder del enemigo... Nada le quedaba, salvo la esperanza puesta en un rudo hombre, al que apenas soportaba mirar, pero que la había protegido cuando nadie lo hacía, que la había salvado de violaciones y humillaciones, y que le había mostrado, que todos los hombres que debían cuidarla eran, como él, unos asesinos.

Fueron innumerables las noches en que se despertaba esperando encontrarlo, diciéndole que jamás le iba a hacer daño, y que la llevaría a lejos de todo y de todos.

Había pensado muchas veces en ese momento, cuando él fue a buscarla para irse juntos de ese infierno, sabiendo, que si hubiese dicho sí, su vida habría sido muy diferente. Hasta llegó a desear que la hubiese llevado a la fuerza. En el fondo, aunque él siempre lo negase, era un caballero. Desde luego, con ella, siempre lo fue... hasta cuando no debió de serlo.

Sansa llegó hasta la entrada del pasillo que llevaba a sus habitaciones y allí, se giró ligeramente para poder mirarlo otra vez, aprovechando que la sombras de la puerta, la alejaba de miradas indiscretas.

El Perro seguía llenando y vaciando su copa. Algunas jóvenes volvían a acercarse, y él las despachaba enseguida, lanzando improperios con su inconfundible y potente voz. Sansa sonrío divertida. Era zafio, brutal y horrible... no tenía ni pizca de decoro... pero aun así, supo con certeza que si en algún momento él se hubiese ido con alguna de esas jóvenes, a ella no le habría gustado.

"¿Eso eran celos"?.- se preguntó a sí misma.

Levantó ligeramente la mirada, fijándola en el techo del gran salón de su hogar. "No podía saber que era sentir celos... porque todavía no sabía lo que era enamorarse de alguien de verdad"- ...pensó, contestándose

No fue en ningún momento consciente de en lo que se había convertido Sandor para ella, hasta que lo volvió a ver.

Lo primero que le sorprendió era que ya no veía sus cicatrices... no es que ya no le repugnasen... es que apenas las distinguía. Vivir con Ramsey había sido tan... horrible, que nada se podía comparar con lo que él le hizo ver... y con lo que le hizo..

Tragó saliva y cerró los ojos, haciendo un esfuerzo para volver a guardar esos espantosos recuerdos en lo más profundo de su ser.

Sandor tenía razón cuando le decía que antes no soportaba mirarlo... pero, ahora... ahora... lo buscaba... Cuando estaba cerca buscaba sus ojos esperando que él la mirase.

Respiró hondo. Una parte de ella se veía reflejada en Sandor. El dolor de la injusticia la devoraba por dentro muchas veces... A ella le habían arrebatado su inocencia y sus ilusiones, y a él también, y sus vidas quedaron condicionadas por ello.. Los dos estaban marcados.. Sandor en su rostro y ella en su cuerpo. La única diferencia era que ella podía ocultarlo, y él no...Aunque a ella misma jamás se lo podría ocultar. Había renunciado a ser capaz de sentir algo por un hombre, pero se había dado cuenta de que, por muy increíble que pareciese, Sandor le hacía sentir. Desde que se habían reencontrado, ella soñaba con abrazar ese cuerpo enorme y ser abrazada por él, con que ambos sintiesen la conexión que ella veía que los unía... pero por ahora, él apenas la había mirado y ni mucho menos le había hablado, por eso, ella, había tomado la decisión de hacerlo.

Sansa movió la cabeza de un lado a otro. Ella llegó a vengarse de los dos hombres que más daño le habían hecho y él estaba camino de hacerlo. Eso era lo que a él le podría hacer feliz... pero, ¿de verdad eso les iba a dar la paz que buscaban?... ¿podrían ser felices después de eso?... Ella no lo había logrado y estaba segura de que a Sandor no le importaría morir matando.

Él seguía bebiendo, ignorante de todo lo que pasaba por la cabeza de ella.

Sansa volvió a respirar hondo, y ya se iba a retirar, cuando vio que él se levantaba, cogía una jarra llena de vino y una copa, y salía del salón hacía las escaleras que bajaban al patio.

El impulso de ir detrás de él, fue tan fuerte que la asustó... Se alisó el corpiño, levantó el mentón, se dio la vuelta y empezó a subir las escaleras que la llevaban a su cuarto...

Debía ser la Señora de Invernalia y dejar de ser pajarillo...Tenía que ir a su habitación a preparar la reunión de mañana con Daenerys, con Jon y los demás... había que preparar otra guerra y tenía que dejar claro su posición en ella. Nadie iba a manejarla otra vez.


Continuará...

Heridas (Sansa y Sandor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora