Capitulo XIV

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Tyrion respiró hondo. Un escalofrio le recorrió la espalda. Después de un viaje infernal ya habían llegado.

A la luz de un atardecer despejado, que anticipaba helada, Invernalia, totalmente cubierta de nieve, acaba de aparecer al pasar la última curva del camino. Cerró los ojos pensando en un buen fuego y en un buen vaso de vino... bueno, más bien, en una buena botella. Aunque había prometido al Rey que rebajaría su ingesta cotidiana de alcohol, no era este un buen momento para delicadezas.

Llevaba con las pelotas heladas desde que había bajado del barco y estaba convencido de que o entraba pronto en calor, por dentro y por fuera o se le iban a caer...y eso, sería una pena... sonrió, sobre todo, para las damas.

Las puertas de la fortaleza se abrieron cuando les quedaban poco metros para llegar a ellas.

Una vez en el patio, se apeó del caballo, y dejó que sus criados lo llevasen a las caballerizas, junto con los suyos. No había un alma en el patio. Entendió que todos los habitantes del castillo tenían que estar preparándose de para el gran acontecimiento. Solo en los establos se veía movimiento.

Edmund, el mayordomo de castillo, apareció enseguida a recibirle, desde el al ala principal, embutido en un grueso abrigo de piel.

- ¡Lord Tyrion! estamos encantados de que haya llegado. Lady Sansa está preparándose para la ceremonia.- le hizo saber, mientras le hacía una sutil reverencia. No en vano era la Mano del Rey en el Sur. La mano del rey Bran.

Tyrion asintió educamente.

- Den de comer y beber a mis hombres... a ser posible junto a un buen fuego.. - le dijo y luego miró a su alrededor. Reconoció entre los montones de nieve acumulada a la antigua Invernalia. Todo lo destrozado en la batalla contra el ejercito de la noche había sido reconstruido-... Hasta las palabras se hielan aquí..

- Lo haremos Lord Tyrion, todo está preparado para recibirles... ¿Me hacéis el favor de acompañarme? Lady Sansa os espera.

Tyrion siguió a la mano de la futura reina hacia los aposentos de Sansa.

Cuando entró no estaba preparado para verla. Sonrió con devoción ante la magnificencia de Sansa. Inmensa con un traje regio y perfecto para el momento, era la vivida imagen del deber, de la templanza, del saber estar...y del poder...? ¡Cuán lejos estaba la niña que fue a Desembarco encaprichada de un príncipe azul que nunca lo fue?.. Se fijó en los detalles del vestido... ¿esas flores eran de la casa Tully?... ¿ese recogido, se parecía a los de Margery o a los Cersey?... y por supuesto las hojas del arciano y los lobos... La única pega que se podia poner eran unas profundas ojeras ensombrecian sus ojos. Los nervios del momento no la había dejado dormir.

Sansa lo recibió con alegría. Se alejó del espejo donde su criada le daba los últimos retoques y se dirigió a él.

- ¡Tyrion!... ¡Habéis llegado!

El hombre con más poder de Poniente, le cogió las manos y se las besó.

- Mi señora... ¡Estais absolutamente increíble!...

Sansa sonrió agradecida, sintiendo que lo decía de verdad.

-.. y tremendamente nerviosa.- añadió ella.

- No tenéis por qué... No creo que tengáis problemas. No puedo imaginar a nadie mas apropiado en el trono del Norte...- vio la chimenea encendida al fondo del cuarto y una botella de vino llena en una pequeña mesita al lado de la estrecha ventana-... ¿puedo?.- le preguntó a Sansa mientras ya se dirigía a ellas.

Sansa asintió divertida.

- ¿Frio?

Tyrion se sirvió una copa y se colocó de frente al fuego.

Heridas (Sansa y Sandor)Where stories live. Discover now