Historia de amor

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**Este capítulo se encuentra publicado originalmente en mi colección de "Drabbles y mini fics Marvel Slash".
**Inspirado en el arte de http://sh2jw.tumblr.com


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La capa de levitación era una reliquia mágica que vivía en el Santuario de Nueva York. Capaz de moverse y volar por sus propios medios, había combatido a lado de hechiceros no solo permitiéndoles levitar y volar, sino también de manera activa en las peleas y enfrentando oponentes, como lo había demostrado en numerosas ocasiones ayudando a su actual usuario, Stephen Strange. A la capa le había simpatizado el hombre por la historia de vida que traía a cuestas. Levi (como cariñosamente lo apodó la pareja de su portador) respetaba a Strange porque a pesar de su vida llena de lujos y éxitos como doctor, luego de perderlo todo y encontrar su camino en Kamar-Taj había aceptado sus responsabilidades como el Hechicero Supremo y estaba dispuesto a dar su vida por proteger al mundo.

Eso no significaba que su relación reliquia-portador fuera totalmente perfecta. Cuando notó que Stephen parecía prestar demasiada atención al agente de la CIA Everett Ross, la capa trató de motivar a su usuario para que invitara a salir al otro hombre, pero el hechicero siempre le ignoraba y prefería seguir admirando a Ross en silencio. Harta por la indecisión de Strange, lo mejor que se le ocurrió a la reliquia mágica fue literalmente empujarlo directo a los brazos del agente y enrollarse alrededor de ambos hasta que no les quedó más remedio que admitir que se sentían atraídos el uno al otro y acordaron una cena. Todo resultó muy bien, como la capa sabía que sucedería.

Levi recibió su apodo poco después de que Everett se mudara con ellos al Santuario. El agente no había estado muy convencido de que fuera una buena idea, pero no solo Strange, sino también Levi y Wong hicieron lo posible por hacerlo sentir bienvenido.

-¡Stephen! ¡Debo ir a trabajar, pero Levi no me suelta! –era un grito común en el agente

-Es porque también te quiere.

Entre las cosas que Ross trajo con él se encontraba la manta basotho color azul que recibió en su primera visita a Wakanda. Stephen y Levi creyeron que a Everett solamente le gustaba porque representaba su cercanía con el rey T'Challa y su gente (y porque lo mantenía caliente en los días fríos), pero cuando en invierno por un error de cálculos ocurrió una explosión dentro el Santuario, a los presentes les sorprendió cómo el agente se cubrió con la manta y desplegó un escudo para protegerse.

-Tecnología wakandiana –fue lo que explicó con una presumida sonrisa

Levi pasaba muchas de sus horas contemplando la manta. Aunque muchos creyeran que un pedazo de tela mágica no podría tener sentimientos, eso era total mentira. De lo contrario Levi no podría demostrar tanta lealtad y amistad hacia el Hechicero Supremo, cariño hacia el agente de la CIA con quien se había emparejado y anhelo porque esa manta wakandiana azul se moviera y pudieran volar juntos.

Lo que Levi no sabía es que Strange sí se había dado cuenta de su aflicción. Con ayuda de Wong llevaban varias semanas investigando de qué forma podría ayudar a la capa y por fin habían dado con una solución. En uno de esos días que Levi daba palmaditas a la manta puesta en el sillón de Everett y se decepcionaba cuando seguía sin ver algún movimiento en la otra prenda, Stephen comenzó a recitar el hechizo que encontró y gracias a su magia la manta comenzó a moverse y tomar conciencia propia, igual que la capa de levitación. Mientras la manta basotho estudiaba su nueva capacidad motriz, Levi se le aproximó con curiosidad y ambos artículos quedaron de frente, comunicándose a un nivel que los demás no podían entender. Sin embargo al ver la emoción de su reliquia mágica, Strange sabía que todo resultó a la perfección.

Horas más tarde Ross regresó del trabajo, llevando consigo unos pastelillos para su compañero quien lo recibió con una enorme sonrisa. Everett se desconcertó porque no fuera atacado también por un abrazo de la capa del hechicero, como siempre.

-¿Dónde está Levi? –preguntó a Stephen

-Tiene una cita.

Su fiel capa finalmente consiguió el compañero que tanto deseaba y resultaba común verlos flotar juntos en el Santuario. Por suerte, al igual que su dueño, la manta basotho parecía ser más tranquila y sensata. Decidieron apodarle Bas. Tenían que presumírselo a Shuri.

El amor no es solo humanoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt