Capítulo 19

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Estaba tratando de controlar mi respiración de no caer un estado de desilusión nuevamente respecto a él, no tenía que ponerme así. Nathaniel me había llamado para cancelar nuestra cita disculpándose porque no podía venir ya que entre los planes su entrenador privado había hecho una comida familiar y él estaba invitado. No me enojé, porque sabía que aquello era muy importante para su carrera en hockey, pero no podía negar que me sentía un poco decepcionada. 

Tenía el vago pensamiento de hablarle a Alexa para que lo sustituyera, pero sabía que no podía ser posible porque seguía frecuentando casi todos los días con el primo de Luke. 

Pasé ambas manos por mi rostro y suspiré pesadamente. Ahora no tenía ni un plan para evitar aburrirme. La casa estaba sola, mi madre seguía en el hospital y como había sido ascendida ahora estaría hasta las doce de la noche, porque tenía que acomodar y reorganizar los expedientes de sus pacientes y sus avances médicos. Esto era lo malo ser hija única, no tener a nadie que te haga la vida un desastre, o tú hacérsela a alguien.

Caminé hasta la cocina para abrir la heladera, y ver qué podía comer para entretenerme, me prepararía algo e iría a la sala a ver algún programa sin ningún sentido o a ver si enganchaba una buena película. Saqué mantequilla de maní, dos rodajas pan y dos plátanos, tosté ambos panes colocándolos en un plato, para luego untar la mantequilla y cortar en círculos los plátanos por ambas tostadas. Llevé todo a la mesita de estar, me senté en posición de indio en el suelo y encendí la televisión. 

Estaba por dar el primer mordisco a mi tostada que lucía extravagante, y asqueroso, según mi madre, pero fui interrumpida por unos golpes suaves en la puerta principal me dieron una pequeña esperanza de que fuera Nate. Me levanté rápidamente del suelo que ni siquiera me di cuenta de que llevaba en mi mano una de las tostadas, puse el trozo de pan entre mis labios y abrí la puerta. 

Las esperanzas fueron sustituidas por una gran sorpresa al ver a Luke parado en frente de mí. Fruncí el ceño y él elevó una de sus cejas con una sonrisa de lado. 

—¿Aburrida, Vogler? —se burló. Asentí con la cabeza e hice un ruido, él rió y con una de sus manos tomó el pan de entre mis labios y lo quitó. Luego con la yema de su dedo pulgar limpió la comisura de mis labios con lentitud, clavando sus ojos en los míos, y el ardor se apoderó de mis mejillas. Luke miró el pan y frunció sus cejas. —¿Es mantequilla de maní con bananas?

—Am...—estaba desconcertada por su acción de hace unos segundos, también, por el simple hecho de tenerlo aquí.  Sacudí todos los pensamientos de mi cabeza y me obligué por mi propio bien volver a la realidad. —Sí, es una mezcla algo....

—Extraña. —interrumpió completando mi frase, asentí y él se encogió de hombros. —Pero es deliciosa.

—¿Te gusta?

—Sí. —asintió, y sin más, le dio una mordida al pan. 

—¡Oye! —me quejé. —Era mi pan.

—Tú lo dijiste, Vogler. Era. —recalcó. Me crucé de brazos, le saqué la lengua y él sonrió. —Infantil.

—¿Qué estas haciendo aquí? Creí que estabas enojado por lo que hice en el instituto. 

—Tu torpeza es algo que yo no puedo evitar...—habló sin ganas—Fui a la casa de un amigo y tomé este camino porque me acordé de que tu casa quedaba por aquí y decidí tocar la puerta para molestarte y ver que sorpresa me traía la vida. —explicó diciendo lo último con ironía. 

—¿No que no tenías amigos? —ataqué. El rubio solo chasqueó y mordió de nuevo el pan.

Divisé por encima de su hombro que su moto estaba estacionada y comprendí todo. Ninguno de los dos dijo nada, y ahí nos veíamos de nuevo en silencio, yo mordiendo mi labio inferior y lo único que escuchaba en toda la sala eran las voces de la televisión y el ruido de él masticando. Di un suspiro profundo y hablé: 

I M A G I N E [LIBRO 1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora