Prólogo

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1

— ¿Odias a tus compañeros?— La voz de la psicóloga escolar sonaba sin hacer eco, la habitación desprovista de todo material que pudiera distraer o influenciar una respuesta, la luz entrando por la ventana grande a la derecha era lo único que sugería un entorno que continuaba en este mundo.

"No los odio, ¿Cómo podría? Son solo seres egoístas que no piensan en mí" La chica, sentada mirando sus zapatos no movía ningún musculo facial y su expresión parecía inmutable. Cabello enmarañado y maltratado del que apenas se podía distinguir su natural color negro, sus ojos del mismo color se veían apagados y sin brillo. Su uniforme escolar de invierno se veía muy maltratado. "No los odio..."

— Nia, ¿Puedes responder?— Su voz nuevamente la golpeaba sin misericordia.

— No los odio.

— Siguiente pregunta...— Y así toda una sesión de ayuda psicológica continuó, preguntas dirigidas a un caso en particular.

La alumna de segundo año de preparatoria, Seishun Nia, sufría de acoso por parte de toda su clase y algunas personas de clases distintas a la suya. Golpes, burlas, robos e intimidación de todo tipo habían sido detectadas por los profesores. Pero la chica, no parecía molesta, se le habían aplicado todo tipo de pruebas psicológicas para analizar su patrón de pensamiento y no se pudo dar con la razón.

— Es raro, ella es brillante, una polímata en toda regla, no es fea, de hecho, es una chica muy agraciada. ¿Qué pasa con ella?— La profesora de lengua inglesa se cuestionaba mientras charlaba en el salón con otros maestros.

— Ciertamente, nunca había visto un caso así. Una chica así debería ser distinta...— Su frase fue interrumpida cuando la psicóloga con un rostro pálido entró a la habitación. — ¿Qué sucede? —.

—Nia... Nia... Creo que al fin dí con lo que buscábamos, miren— extendiendo una hoja con resultados escritos a máquina, se sentó.

La cara de todos era de incredulidad.

2

— ¡Cuidado Nia!— La voz de un joven se burlaba de ella al sentarse en una mancha de salsa de tomate que había sido puesta en su asiento. Nia se sentó de todas formas, después de años había entendido que esa era la mejor opción.

—Señorita Seishun, por favor diríjase a la oficina del director— La profesora de matematicas la había señalado apenas ingresó al salón.

Nia caminó lentamente hacia la oficina, cuidando sus modales y forma de caminar.

"¿Qué quieren ahora?" Pensó con cansancio y algo más...

—Nia, por favor, entra.

—Buenos días, Nia, tenemos que hacerte unas pequeñas preguntas en base a tu última prueba con la señorita aquí presente.

—Entiendo.

Cuando el director le extendió una copia del informe, Nia le dio un vistazo y se quedó quieta. Por un instante parecía que el mundo se había detenido, la respiración de todos se detuvo y entonces...

— Mis disculpas, señor Director, no entiendo qué es esto— La chica se desentendió del informe mirando al director con una expresión de duda y tristeza.

"Je."

—Esto, señorita Seishun, es el informe de su última cita con la psicóloga. Señorita Hina, por favor, explique.

—Verás Nia, tus informes comúnmente no arrojan nada, como si tus respuestas siguieran un patrón destinado a terminar en resultados inútiles, pero habías memorizado cada forma, ¿no es así? — Al decir esa pregunta final, su rostro se ensombreció.

— Yo no sería capaz de hacer eso— replicó Nia ladeando su cabeza.

— Entonces no te molestará leer esto— le extendió una hoja que se titulaba Interpretaciones.

La alumna ha reportado niveles inusitados de egocentrismo, arrogancia, egoísmo. Presenta una tendencia hacia "El mundo gira en torno a mi grandeza y perfección". Según los análisis realizados se define a ella como alguien perfecta, hermosa, superior a los demás y que ha nacido para gobernar.

— ¿Cómo obtuvo esto?— Nia miraba al suelo, manteniendo su postura original.

— Cuando te dije que aplicaría el test C, en verdad ya sospechaba de tus habilidades, asi que apliqué un test distinto enfocado en una autoevaluación de la personalidad. No lo podías conocer, al menos eso esperaba.

"Así que lo sabías..."

— ¿Qué harán? No pueden expulsarme por eso, y tampoco los dejaré...— Al decirlo se levantó de su silla y abrió sus ojos negros con una fuerza inesperada, parecía que podrían perderse en su vista y jamás salir.

— No, no podemos expulsarte, pero debo saber, ¿Por qué soportas esto?— El director realmente parecía conmocionado.

"Oh no, el tiempo se agota."

— Mm, digamoslo así, ¿odias la mugre que pisas al caminar?— ambas personas en la oficina estaban estupefactas, de un momento a otro, la chica mas sumisa de la escuela había adoptado una personalidad avasalladora, incluso despojando a las autoridades de su respeto — No, no las odias, porque son mugre, desechos insignificantes. Bien, yo soy similar a ustedes en eso.

— ¿De qué hablas y a qué te refieres con "ustedes"?— La psicóloga parecía entender pero se negaba a creerlo.

— Me refiero a ustedes, cualquiera que no sea yo. Desde luego, espero que no hayas creído que eras como yo, nadie es como yo, mi perfección, mi belleza, soy una genio, alguien excepcional...— Nia estaba entrando en una fase que costaba describir como algo distinto a la euforia, hablando sin parar sobre ella misma mientras tocaba sus mejillas, ensimismada de la forma mas grafica que podría alguien imaginar.

— ¡Señorita Seishun, es suficiente!— el director alzó la voz en un intento de imponer su autoridad.

— ¿Eh? Silencio, cuando hablo nadie debe interrumpirme. Tus oídos han sido benditos con mis palabras, no deben hacerme callar, no, eso es un pecado. Arrepiéntete, puedes arrodillarte aquí mismo...— El timbre que señala el fin del periodo sonó y Nia los miró a ambos con ojos de desprecio y euforia.

— Nia...

— Silencio. No quiero que nadie vea ese informe.

— P-Pero Nia...

— No estoy preguntándote. Cumple mis ordenes.

Al salir de la oficina Nia se encontró con muchos compañeros que le arrojaron papeles, agua, goma de mascar al cabello. Solo otro día en el lugar que debería odiar.

"Este mundo no está preparado para mi sublime genio, pronto podré dejarlo."

La reina no pide perdón.Where stories live. Discover now