Capítulo Uno.

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Capitulo 1

Sonreí aun adormecida, ese olor, ese aroma, ese peculiar aroma tan esquicito que me embriagaba, había hecho que despertara esa mañana, con el estomago gruñendo. Seguramente era mi madre quien cocinaba, aunque eso no era propio de ella. De hecho se le daba fatal, tal vez lo hacía por alguna celebración en su trabajo. Eran panqueques.

Esboce a un mas esa sonrisa, empezaría con la mañana perfecta, sería un día perfecto. Hoy veintidos de marzo se cumplía un año siendo novia de Marcos, realmente no creí que pudiera pasar de los tres meses, ni de los dos siquiera... pero ha sido un "milagro" por así decirlo. Luego de tantas discusiones, peleas que han estado al borde de esta relación, no creí que avanzáramos siete meses más. Tal vez ya ha empezado a quererme como soy, hace rato que ya no discutimos y no pretendía hacerlo nuevamente.

Hace ya un par de años atrás que me gusta Marcos, desde que  llegue a Seattle, para ser más especifico. Lo conocí a mis diez años de edad, precisamente el día de la mudanza Marco fue quíen me ayudo a organizar mi habitación, luego ese mismo día mi madre invito a su familia a cenar, ¡Dios! Recuerdo que tire un poco de ensalada cesar en su regazo, mis mejillas ardían con tal furor que incluso podía sentir como mi frente empezaba a humedeserce y desde  aquel entonces supe que aquel niño de mejillas rosadas me gustaba y lo sabía, porque  a esa edad, mis sentimientos nunca fueron claros hasta que conocí a Marcos, esa noche el solo sonreía y no entienda muy bien los motivos, sus ojos se volvieron más pequeños y su dentadura perfecta aparecía de una manera peculiar, Marcos era diferente a cualquier otro.

-¡Disculpa Marcos, Soy una torpe!

-Ha sido solo un pequeño accidente, no te preocupes.- ¿Qué no lo haga? Le he tirado toda la ensalada en su regazo. Su madre le parecía gracioso aquella escena, tanto que ha tomado una foto, me tomo por desprevenida y salí con la boca abierta y Marcos frunciendo el ceño, desde entonces supe que su madre tomaba foto a cualquier cosa, incluso hay álbumes de cada momento que he vivido con marcos. -¡Mama!- dijo quejoso Marcos con el ceño aun mas fruncido que anteriormente.

-Te he llenado de salsa – al fin dije, sin dejar de mirar extrañada a la señora Wills

-Ya. Yo lo arreglo.

Cada vez que sonreía, removía algo en  mi estomago y era una sensación que hasta ahora no he podido comprender. Sus mejillas tornaban un color rosa cuando algo le gustaba y la mayoría del tiempo  siempre la tenia de ese color, era una ternura de niño. Aun sus mejillas se coloraban, pero solo cuando estaba agitado, ahora son sus labios que permanecían rojos, sus ojos que se han vuelto mieles claros y sus rizos habían desaparecido, llevaba el cabello rapado y mostraba más hombría, se había vuelto mucho más guapo que de niño. ¿Qué debía regalarle? Puede que le regale un perfume… ¡pero no! Es tan simple. ¿Una carta? No, nada que ver… muy empalagoso. ¿Un teléfono? ¡Ah! No ya tiene uno, ¡Supongo que en camino al centro lo pensare!

-Feliz Día, Princesa- Sonreí aun mas, mis mejillas ardían y cubrí mi rostro con ambas manos, odiaba que hiciera eso, pero me encantaba a la misma vez. – ¡Despierta, Bae! Mira que es un precioso día... Mira que bien huele son…

-¡Panqueques!-Dije mientras le daba un beso en la mejilla, llevaba puesta ropa deportiva y una gorra plana hacia atrás que dejaba ver su cabello rubio. Ante todo aquello, mi pregunta era ¿Cómo había entrado a mi casa? Seguramente ha sido Valeria quien le ha dejado una llave particular. -¿Fue Valeria cierto?

-Yo preferiría unas Donuts- bacilo mientras, me daba un corto beso en los labios, arrugue mi nariz y sonreí un poco ruborizada – Si, esa chica tiene mucho que ver.

Marcos me ha tomado de la mano y me levanta de un tirón, sentí una punzada de dolor, solté un quejido. Me había golpeado con la mesita de noche en el dedo gordo del pie izquierdo,  me he despertado aun mas aunque eso a él, le ha causado risa y mi pie no ha parado de dar punzadas, me llevo arrastras al baño y me sonrió con picardía.

-¡Upa! Báñese, que el día es largo- cerró la puerta y desapareció de mi vista, sonreí aun mas ¡había preparado panqueques! lo que es curioso porque marcos se le da fatal eso de cocinar, a veces siento que es mas hijo de mi madre que Valeria y yo.

Me parece un gran gesto de su parte, venir desde temprano a mi casa solo por un aniversario me parecía de lo mas encantador, no era la primera vez que hacia esto, pero cada vez que lo hacía sentía que cada una era especial, el lo era. Volví a sonreír mientras me veía en el espejo, debería dejar de hacer eso, he perdido la cuenta de cuantas veces e sonreído el día de hoy.

Tu, antes que nadie. (Yohemelys Brette)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon