Extra

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Lo prometido es deuda, denle amor por favor.
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Hinata miró la decoración de aquel consultorio que había visitado por años. La ventana estaba abierta y los rayos del sol entraban a montones. Había fotografías como decoración en las paredes de color azul claro.

-Entonces... ¿cómo van Naruto y tú?

Sonrió, era casi un reflejo cada vez que escuchaba el nombre de ese chico.

-Creo que... Mejor de lo que espere.

Su terapeuta asintió. -Me alegro mucho por ti, Hinata, en verdad.

-Pero... Sucede algo.

La mujer frente a ella mostró completa atención a lo que su paciente estaba apunto de decir.

-Digamos que... ¿es normal que quiera tener...

Ella entendía. -Es normal, ¿él o tú?

Hinata sintió las sangre concentrarse en sus mejillas. -Los dos, pero... No puedo.

-Es normal tener miedo, pero no debes estar asustada. Ustedes casi llevan saliendo un año, no tienes que preocuparte, ¿o acaso te está forzando?

Se apresuró a responder. -¡No, nada de eso! Naruto es... Lo mejor que me ha pasado desde... Desde eso. Me siento mal cada vez que lo intentamos y no puedo.

-Hina, las heridas grandes toman tiempo para sanar e incluso a veces no lo hacen por completo, esto no es tu culpa ni de Naruto, ambas sabemos de quién es y aquello ya no sirve de nada recordar. Piensa en que estás con un hombre que te tiene paciencia y que te ama, tomalo con calma.




Debía tomarlo con calma...

Hinata suspiró mientras los brazos de Naruto la abrazaban. Estaban sentados sobre el sofá de la sala del chico y veían una película, Hinata estaba entre sus piernas con la espalda recargada en el pecho de su novio.

-Hina, ¿pasa algo?

-Estoy distraída, ¿cierto?

Naruto asintió. -Puedes decirme cualquier cosa, cariño, estoy aquí para apoyarte.

-Te amo, te amo mucho.

El sonrió, una sonrisa real y llena de amor. Hinata se levantó y lo miró fijamente y aunque el rubio veía allí amor, también veía la incertidumbre con la misma claridad con la que alguna vez había visto el miedo.

-También te amo mucho, ahora dime que pasa.

Ella sonrió. -No se te escapa nada.

-Nada que se trate de ti, claro. -dijo, y sonrió.

-¿Podemos... Intentarlo?

Si algo había aprendido Naruto en ese casi año de relación era a leer a Hinata. Ella era una preciosa mezcla de misterio y confusión, un completo libro cerrado, aquello le recordaba a los días en que le había esperado con paciencia en la cafetería, siempre misteriosa, ahora sabía con certeza como leer sus reacciones.

Sus mejillas rojas le dieron claramente el mensaje.

-¿Estás segura?

-Estoy segura de que quiero, pero... No de que pueda.

Naruto le besó la frente y la miró. Hinata encontró en sus ojos la misma admiración que había visto cuando hablaron por primera vez. Aquella mirada que la hacia sentir la única mujer del mundo. 

La chica de la fotografía [NH] Where stories live. Discover now