Siempre Jodiendo

134 8 4
                                    

Siempre me jodes. Hagas lo hagas me jodes.

Me jodes si me dejas. Me jodes porque te quiero. No tengo ni un solo motivo para hacerlo pero te quiero, joder. ¿Que tienes maldita sea? Soy una chica preciosa, inteligente, buena en la cama, y sobre todo, que te ama con locura. En cambio tú? No tienes nada. Ni siquiera eres atractivo. Tampoco eres delgado o músculoso. Eres tan simple y del montón que nadie nunca se ha dado cuenta que existes.

Pero yo sí. Yo te vi y supe que te quería y he ido de cabeza desde entonces.

He sido sin lugar a dudas lo mejor que va a pasarte nunca. Nunca lograrás que una chica como yo te amé de esta forma tan endemoniada. Puedes encontrar chicas más guapas, con mejores tetas y más buenas chupándola, pero idiota, nadie que te vea cómo yo te veo. Porque para mí reverendo gilipollas, eres la lotería. El premio gordo, joder. Nadie te va a considerar de esa maldita forma siendo tan invisible como eres.

Pero sigues J-O-D-I-E-N-D-O-M-E. ¡Joder! Te odio. Eres el demonio. Me jodes la vida cuando vienes, y me la jodes cuando te vas.

Debí rendirme la última vez. ¿Acaso no me rompiste el corazón? Hijo de puta. Me dejaste porque querías follarte a más tías. Y cuando un año después volviste, ahí estaba yo. Como un cachorro herido, esperando tu puta llamada. Maldito seas. No me llamaste. ¡NO ME LLAMASTE! No bese a nadie en 18 meses. No tuve una jodida cita en 18 meses, esperándote.

Pude enamorarme mil veces, porque sabes cabrón de mierda, que cualquier tipo dejaría a su novia por mí. Sabes hasta qué punto soy mejor que tú en todos los aspectos. La gente se gira para mirarme. Y tú no me elijes.

Que te jodan. Que te jodan Diego. Porque vas a casarte con una tía a la que acabas de conocer, y a mi me dejaste porque íbamos muy en serio.

Claro que íbamos en serio. Empecemos a salir cuando todavía éramos unos pubertos. Perdí mi virginidad contigo. Claro que íbamos en serio joder.

¿Y ahora vas a casarte? Te contestado. A las tres de la mañana, un siglo después, te habría respondido. Y habría vuelto a empezar.

Pero no me llamaste.

Mi DiarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora