Prologo - La Huida

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Inicios de 1978, la familia Bones pierde a su patriarca y gran parte de sus herederos. William y Azucena Bones son asesinados por el que no debe ser nombrado, en un intento en oponerse a este. Como resultado su heredero Edgar Bones aumenta su actividad dentro de la resistencia siguiendo su lucha en contra de Voldemot, pero un soplo le indica al señor tenebroso el siguiente paso de la resistencia y es asesinado por los mortifagos. Meses después su esposa e hijos fueron torturados y asesinados en una muestra de poder del lord.

Octubre de 1979, Londres mágico esta hecho un caos, los asesinatos a familias enteras por parte de los seguidores del que no debe ser nombrado están a la orden del día, pero la resistencia sigue batallando. Los últimos Bones buscan donde ocultarse. Amelia busca donde enviar a su hermano, ultimo varón de la familia y su cuñada la cual está embarazada.

- Amelia, no hagas esto, por favor déjanos ayudarte – trataba de seguirle el paso a su hermana quien caminaba presurosa a algún punto en el bosque, su varita apuntada hacia Iris, su esposa, la cual era mantenida flotando a un centímetro del suelo.

- Mi querido Thomas - se giró para encarar a su hermano y le dio una hermosa sonrisa – no permitiré que nuestro legado acabe aquí – ahora su mirada se volvía triste - ya perdimos a nuestros padres y hermano mayor junto con toda su familia, no permitiré que tengas el mismo destino.

- No voy a huir, no soy un cobarde. Menos te dejare aquí sola – dijo con firmeza.

- Tampoco me iré Amelia, te apoyaremos en todo – sonrió con amabilidad. Su mano se posaba suavemente en el pequeño bulto de su vientre, tembló imperceptiblemente pero su sonrisa se mantuvo en todo momento cálida y firme.

- Oh, Iris, querida, no lo consentiré. Tu tienes a mi pequeño sobrino o sobrina y el tiene que poder vivir una vida tranquila con sus padres, como yo en un inicio con mis hermanos.

- Thomas se giro a ver a su esposa – Iris, tu no te vas a quedar – sonrió triste – no les puedo hacer esto, te ocultaras con Amelia y cuando esto acabe nos reuniremos - apretó su mano fuertemente – por nuestro hijo, debes irte.

- Los ojos de Iris se llenaron de lagrimas y lloro en silencio – Te amo – dijo mientras levantaba la cara y le mostraba un rostro bañado en lágrimas.

- El se acerco y la abrazo suavemente – te volveré a ver, lo prometo – beso sus mejillas bañadas en lágrimas – sintió algo en sus hombros y se giró a ver a su hermana quien estaba colocándole un gran collar que lo envolvía junto a Iris.

- Lo siento Thomas, no puedo ceder a esto. Eres mi adorado hermanito menor – dijo feliz –

- cuando todo esto acabe regresa a la casa de nuestros padres ahí los esperare. Espero que mi sobrino o sobrina sea muy hermoso cómo tu mi querida Iris.

- NO! – grito con todas sus fuerza, pero todo a su alrededor ya estaba difuso, solo atino a abrazar más fuerte a su esposa para protegerla del tiro y le sea más fácil el viaje, esta ya no lloraba en silencio.

- Los veré pronto – fue lo último que dijo, esperando que la escuchasen y no trataran de regresar.

Aparecieron en un lindo jardín, al parecer el patio trasero de lo que sería una pequeña casa

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Aparecieron en un lindo jardín, al parecer el patio trasero de lo que sería una pequeña casa. Thomas seguía abrasando a Iris la cual se encontraba arrodillada en el suelo con una de sus manos posada sobre su vientre y la otra tapando su boca, evitando que sus sollozos se hicieran más fuertes. La cadena que Amelia les había puesto alrededor de sus hombros se iba desintegrando sin causarles mayor daño quedando solo la medallita.

Con un puff apareció una elfina delante de ellos – amos, debemos entrar a la casa – sus pequeñas manitas, una ves unidas sobre su pequeño delantal, señalaron una puerta de tamaño regular.

-lili – dijo sorprendido - pensé que habías muerto, que falleciste junto a mis padres.

-su madre me dio la tarea de cuidarlos y servir a la cabeza de familia, me ordeno que fuera y cumpliera esa labor con su hermano y el me envió con su hermana Amelia. La señorita me encomendó hacer muchos arreglos y finalmente me dijo que los esperara aquí – la voz chillona de la elfina se detuvo tan rápido como termino de responder a la pregunta formulada, inclino su cabeza hacia ellos para luego señalar hacia una puerta – debemos entrar amo Thomas, esa fue la orden de la señorita – su vestimenta, en su mayor parte la funda de almohada característica en elfos domésticos estaba en muy buen estado, esta sobrepasaba sus pequeñas rodillas como un pequeño vestido y en conjunto con el pequeño delantal la hacían parecer una mucama.

Guiados por la elfina se adentraron en su nuevo hogar, donde se quedarían ocultos hasta pasado el primer año de su hija y la posterior derrota de quien no debe ser nombrado, por un bebe de apenas un año de nacido llamado HarryPotter.


Susan BonesWhere stories live. Discover now