Jane

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¡Leyendo todos vuestros comentarios! ¡Me es imposible contestar ahora, PERO os leo! Estoy empezando Diana y otras cositas... ¡Besooos!


Jane ocupaba el último lugar, pero no el menos importante. Luciendo y pavoneando la fabulosa posición de la benjamina Nowells. Desde pequeña llamó la atención por sus ojos añiles, siendo la única hermana que no había heredado los ojos grises de Patience. Su cabello tampoco era tan oscuro, sino que rozaba el rubio irlandés de su padre. 

La pequeña, de apenas dieciséis años, era todo bravuconería y pasión por la vida. Pretenciosa y, en ocasiones, rebelde. Pero lo suyo era una rebeldía simple, sin malicia. 

Creció en la pobreza pero nunca le gustó mostrarse pobre. Remendaba las faldas de modo que parecieran nuevas. Incluso, había aprendido a coser transformando un modelo antiguo en uno nuevo y a la moda. No le gustaba ser la "pobretona", no lo soportaba. La conformidad en esas cuestiones, la irritaba. Por eso, había pasado muchos días molesta con su familia. Siendo insoportable para ella el tener que vivir en la miseria. 

Adoraba las joyas, los vestidos y todo lo que tuviera que ver con el dinero. Envidiaba abiertamente a las damas con más recursos y no se avergonzaba de declarar que quería casarse con un hombre inmensamente rico. Incluso, en una ocasión, llegó a decir que no le importaría que su esposo fuera manco con tal de que tuviera las arcas familiares a rebosar. 

El mundo se le vino abajo, literalmente, cuando fueron puestos en prisión. Y le importó un verdadero comino hacérselo saber a sus padres. Es más, se lo recordaba con frecuencia, con ofuscación e impotencia. Sí, sabía que sus padres la querían mucho, que la amaban con locura. ¡Pero del amor no se vive! ¡Dinero! ¡Dinero! ¡Era lo que le faltaba! 

Pasaba horas en la tienda de telas, rebuscando tejidos exquisitos y enamorándose de prendas que jamás podría comprar. Siempre tenía que conformarse con los conjuntos más baratos, con aquellos paños estirados que parecían hechos de papel. ¡Estaba harta de no poder permitirse nada! 

A veces se pasaba las tardes encerrada en su habitación, llorando por la mala suerte que había tenido de haber nacido pobre. Y en el fondo de su corazón, había llegado a odiar a su propio padre, culpándole de todas las desgracias familiares. Si George hubiera sido más duro con Albert... Si George fuera más avispado en los negocios... Si George hubiera sabido invertir... 

¡Qué jolgorio!¡Qué sinfín de nubes de colores! Cuando su hermana Catherine se casó con el hombre más rico de Inglaterra. ¡Adoraba a su hermana Catherine! ¡La amaría por siempre tras aquello! Cuando veía llegar a su cuñado con  trajes infinitamente caros... ¡Eso era vida! La lástima fue descubrir que Marcus Raynolds no tenía ningún hermano ni primo semejante que pudiera congeniar con ella.

Con la llegada de los Raynolds a su familia, llegó la oportunidad de presentarse en sociedad, adelantando su debut por un año. Ella estaba preparada, era joven pero muy desarrollada física y mentalmente. Por no mencionar, que estaba deseosa de salir de esa casa decadente y empezar su propia vida lejos de todo lo que tuviera que ver con la palabra "escasez". 

Catherine le regaló un hermoso vestido azul a conjunto con sus ojos, hacía años que no estrenaba nada y para ella ese traje resultó ser el punto álgido de la felicidad. Estaba confeccionado con muselina de la más cara y su escote era todo lo atrevido que una señorita educada podía llevar. 

Estaba nerviosa, sentía muchas esperanzas familiares sobre ella. Siendo la única hija que quedaba por casar, sin contar a Abby, sus padres habían hecho especial hincapié con lo que debía o no debía hacer. Ella ni si quiera había sido instruida con regularidad debido a los diferentes periodos de pobreza, por eso, no recordaba muchos detalles de la cortesía que una joven casadera debería saber. Tampoco era su madre, por mucho que se esforzara, un ejemplo a seguir. Patience no era una noble, su padre no fue más que un banquero venido a más. 

La familia Nowells (Edición especial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora