Capítulo 23

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Estaba tan feliz, tan agradecida, que si lograba conocer a aquella mujer al bajar en la isla, la abrazaría super fuerte. ¿Quién diría que la mujer del representante del asentamiento central tendría tanto peso?

Especialmente, porque era humana. Pero si, esa mujer había llegado a la isla para cambiar muchas cosas, entre ellas, la administración del lugar.

Y mientras preparaban y elegían a un representante de la isla, tanto ella como su marido se harían cargo, por lo que de cierto modo, Corine se sentía más segura de viajar.

Hubiese querido ir a la isla con Fleur, así ella también podía visitar a Zato. Pero la pelirroja se encontraba en un viaje familiar por Francia.

Y a sus veintidós años, seguía siendo muy dependiente de sus padres.

Tomó su valija, su bolso de mano, y se despidió de su antiguo departamento. Le había aviso a su familia que se iría, pero no le tomaron mucha importancia.

Ya que no era la primera vez que Corine viajaba a otro país. Entre sus estudios, solía recorrer diferentes partes del mundo haciendo cursos o perfeccionamientos.

Cuatro largos meses esperando a verlo, y sentía que un día más para hacerlo, se volvería una profunda agonía.

En cuanto estuvo en el aeropuerto, se sacó una foto junto a las maletas, enviándosela a Blaise.

"Veinticuatro horas para verte, amor."

***

—Wou, ¡me encanta esta vista! —exclamó viendo hacia la selva, desde el gran ventanal del edificio central donde de encontraban.

—Sí, es hermosa, especialmente ese árbol del centro. Segundo me han dicho, es Kanat'ma —sonrió el ex rubio, que había vuelto a oscurecer su cabello.

—Y no es cualquier árbol —sonrió la rubia—. Es el árbol que representa a su diosa creadora, o madre. Kanat es su nombre, y ma, es por mamá, madre. Ahí quiero que llevemos a los niños.

—¿A los niños? Mi amor, faltan dos meses para que nazca el bebé ¿Cuánto planeas quedarte? —pronunció confundido Onías.

—Todo el tiempo que sea necesario para mejorar este lugar.

—¡Papi! —pronunció un pequeño rubio de cinco años, corriendo hacia ambos padres—. Mira esto, se llama araza —le dijo enseñándole un pequeño tallo color café, plantado en un maceta del tamaño de sus manos.

—¿Araza?

—Sí —sonrió mirando su árbol sin hojas—. Araza, dice la señorita de allí afuera, que respira por sus espinas —explicó señalando las espinas en su tronco.

Camille observó a su hijo, y con algo de dificultad, se agachó para besar su frente.

—¿Te lo regaló?

—Sí, dice que es de la buena suerte, y además, huele muy bien.

—Es verdad —sonrió suavemente—. Ve y dile shinsei.

—¿Shinsei?

—Sí, es gracias en lenguaje kanatita.

—Está bien —sonrió el pequeño, observando con adoración su mini árbol de araza.

Onías observó a su mujer, y sonrió, ayudándola a ponerse de pie nuevamente. Camille ya tenía cuarenta y un años, y aunque sabían que era más riesgoso llevar un embarazo a esa edad, quisieron intentarlo.

Les había costado mucho poder concebir a su hijo mayor, y tener uno segundo, les había parecido imposible. Pero ahí estaba su segundo pequeño, creciendo en el vientre de la rubia.

—¿También estás aprendiendo kanatita? —le dijo acariciándole una de sus mejillas.

—Sí, aunque tú deberías hacerlo más que yo, es parte de tu origen —sonrió, llevando una de sus manos al cabello de él—. Ojalá este bebé nazca con orejitas como las tuyas.

***

La vio bajar del avión, y como con la mirada, lo buscaba a él. El rubio sonrió suavemente, y caminó hasta la muchacha, abrazándola por sorpresa desde atrás.

Corine se giró entre sus brazos y lo tomó del rostro para besarlo. Cuando había anhelado aquel beso, poder abrazarlo, sentirlo.

—Te extrañé —le dijo aferrándose a su pecho—. Y te juro que si esa señora lo permite, ya no me voy más.

Blaise le dio un beso corto, y luego tomó la valija con una de sus manos, y con su otro brazo la abrazó, caminando ambos por el aeropuerto.

—Hablé con ellos esta mañana, en verdad son personas muy agradables, totalmente diferentes a los que manejaban todo aquí.

—Sí, eso me pareció Camille cuando hablé con ella por teléfono.

—Ellos se estarán quedando un tiempo aquí. Debido a que ella está embarazada, y no podrán irse hasta que el bebé nazca, y sea un poco más grande.

—Ya quiero conocerlos en personas —sonrió emocionada.

—Ahora mismo iremos a verlos, están hospedándose en el hotel principal, y mi departamento está en el edificio de al lado.

—¿Q-Qué? ¿Ahora? Pero no estoy presentable, Blaise. Recién bajó del avión, tuve un viaje larguísimo.

—¿Y que tiene?

—Que no sería una buena imagen. Mejor, voy a tu casa, tomo un baño, y luego si vamos a hablarles.

***

—Oye, estás más gordita —sonrió divertido un tipo rubio, de ojos azules y piel blanca, como su hermana.

—Lo sé —suspiró la pelirroja—. Creo que me tomé muy enserio las vacaciones, y estoy comiendo de más.

—¿Segura es eso? No me gustaría saber que seré tío por mi hermana pequeña.

—¿Pero qué dices? Si sabes que soy virgen —sonrió divertida Fleur.

—Uff, eso es tan cierto como que la tierra es plana.

Y aunque Fleur bromeaba, comenzaba a tener sus sospechas. Habían pasado cuatro meses desde que había estado con Zato, y aunque no había sido su última pareja sexual, su desequilibrio hormonal, había comenzando un mes después de que él se fuera.

El primer mes no le había venido, el segundo le había bajado muy poco, y en el tercero ya no le había bajado. Le había consultado a Corine, si era normal que se le atrasara el periodo.

Y le morena le había dicho que el primer mes sí, debido a la píldora. Pero ya habían pasado cuatro meses desde entonces, y no menstruaba.

Y con los últimos chicos que había estado, se había cuidado.

Corine le había hecho una orden para hacerse análisis de sangre y una ecografía, para comprobar si estaba embarazada o no. Y como justo Fleur salía de vacaciones esa semana, prefirió posponerlo.

Desde entonces, había pasado un mes... Un mes en el que ella creyó que le bajaría la regla. Pero no fue así.

—Fleur, te estoy hablando ¿Estás bien? —le preguntó Chandler a su hermana, luego de que le hablara por varios minutos, y no le respondiera.

—Chand ¿Me acompañarías a una farmacia?

—Claro ¿Por qué? ¿Te sientes mal?

—No, no, sólo... Necesito comprar algo.

...

Último capítulo ❤️💕

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora