Capítulo 19

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—Uy, que cara —sonrió divertida, al ver a la pelirroja llegar, caminando despacio.

—Estoy muerta, Cori —murmuró con cansancio—. Sólo dormí dos horas, y me duele todo el cuerpo.

—¿Fue muy rudo contigo?

—No —sonrió divertida—. Él quería ser tierno y suave, y vaya que así fueron las dos primeras veces, porque en serio es grande —rio bajo—. Pero después yo quise más, y él también... Y terminamos como dos hambrientos al sexo, follando duro.

—E-Estás loca.

—No me arrepiento de nada —soló cansada—. Bueno sí, sólo de no dormir.

—¿Y Zato?

—Luego de darme la leche en el desayuno, se fue al hotel.

—¡Fleur! —exclamó roja de la vergüenza, escuchando reír a la pelirroja—. En serio, te pasas. Estamos en el hospital.

—Ay ¿Y qué tiene? Como si ninguno follara aquí —bostezó—. Oye, creo que iré a dormir un ratito al baño. Si me necesitan, llámame.

—¿Qué te llamé? Nada de eso, vamos, tienes que esterilizar y preparar todo en la sala de operaciones. Te jodes por golosa.

—No sabes de lo que te pierdes, tonta.

—¿Tú también comenzarás como Blaise?

—Sí, porque deberías hacerlo. En serio, nada es igual, ni se compara. Sus grandes manos, ese ronroneo sexy que producen, o cuando rugen. Dios, creo que salgo de aquí, y me voy a buscarlo de vuelta.

—Ya basta —le dijo empujándola por el pasillo—. Deja de pensar en él, y vamos, tenemos cosas que hacer.

—Yo lo único que quiero hacer, es dormir entre sus brazos, y luego que me despierte a lamid-

—¡Basta! —chilló cubriéndole la boca—. Basta ya, luego hablamos de todo lo que hicieron, ahora concéntrate.

—Que aburrida eres, Corine —sonrió.

***

—Blaise ¿Qué tan malo sería que me quedará a vivir aquí? —sonrió divertido.

Estaban ambos almorzando en el comedor del hotel.

—No lo sé, ¿Por qué querrías quedarte aquí?

—Por Fleur, en serio, ella es... Ella es única, no había conocido una mujer como ella, que quisiera hacer de todo en la cama, y-

—¿Le dolió? —lo interrumpió el rubio, sin querer escuchar que fue lo que habían hecho el día anterior.

—No, al menos no lo demostró. Me dijo que si fue algo incómodo al comienzo, pero después no. Sé que lo disfruto, y mucho, lo único que hacía, era pedir más y más.

—Mm, ya veo.

—¿Crees que me dejen quedarme aquí?

—Tú debes volver a la isla ¿Qué hay de la tribu del norte?

Zato desvió la mirada, hacia su plato, pinchando una papa.

—Podría tomar otro mi lugar.

—¿Así de fácil?

—¿Y qué quieres que haga, Blaise? Yo quisiera estar con Fleur, y sé que a ella no puedo llevarla a la isla. Tampoco iría, no es un lugar para alguien como ella.

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora