Capítulo 7

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Después de unas semanas de vacaciones volvemos con las actualizaciones los sábados.

Espero que lo disfrutéis.

La música alta y vibrante. Las luces de mil colores iluminando el local. La multitud enloquecida por el alcohol y lo que no era alcohol. Esa había sido mi vida desde que cumplí los dieciocho. Habían sido cuatro años de descontrol e irresponsabilidad. Cuatro años en los que mi única preocupación era con que chica pasaría la noche. No me había importado la corona ni nada relacionado con la responsabilidad que conllevaba. Quería que la gente me conociera, pero no de esa manera. No quería ser conocido como el heredero a la Corona Danesa sino como Alexander, un chico con gran imaginación y libertad para vivir una vida normal, con amigos de verdad.

Quería viajar y vivir sin límites. Vida solo había una y no era para desaprovecharla.

Suspiré. Miré el vaso de whisky, el cuál apenas había tocado. A esas alturas ya debería llevar tres o cuatro de ellos y sin embargo ni siquiera pensaba terminarme aquel. Se me había cerrado el estómago. Me echo sobre la barra dando la espalda a todas esas botellas repletas de alcohol y miro a mi alrededor. Un recuerdo de mi primer día de fiesta me pasa por la mente. Estaba asustado y no me sentía para nada cómodo allí. No encajaba en un lugar como aquel cuando toda mi vida había estado rodeada de cosas finas y elegantes. Aquel antro era todo lo contrario. Cualquiera diría que estaba lleno de adictos a la fiesta y prostitutas. Desde luego ese no era mi ambiente y yo lo sabía. Hoy me sentía exactamente igual a aquel día. Pero, ¿por qué hoy? ¿Qué diferencia había?

Irme de fiesta había sido mi manera de escapar de la Corona por algunas horas durante cuatro años, quería saber que era tener amigos e incluso llegué a plantearme tener novia. Pero esa idea se me fue de la cabeza en apenas instantes. Era cierto que quería tenerlo todo en la vida y me había querido lanzar a la aventura; sin embargo, no había conseguido absolutamente nada de lo que tenía previsto y por si fuera poco estaba obligado a casarme a la fuerza. Todo había salido al revés sin desearlo.

"Estoy segura de que puedes demostrar quién eres de otras maneras mucho más correctas que esas".

Esas palabras seguían dándome vueltas por la cabeza desde el momento en que dejé el jardín. Me avergonzaba no solo que ella supiera mis escapadas sino todo el mundo sin excepción. Y me avergonzaba porque yo mismo sabía que no debería estar allí. ¿Qué habría querido decir Anastasia con aquellas palabras?

-Tío, ¿qué haces ahí parado y embobado? Pareces un marginado- Eric aparece por un lateral de la barra con un vaso de lo que creo que es un chupito de tequila en una mano y una chica morena de rasgos extranjeros detrás de él.

-Te dije que no quería salir-mentí. En verdad sí que le había dicho que no quería salir, pero siempre le digo lo mismo- y en verdad pienso irme ya.

Eric me miró con los ojos como platos.

-¿No hablas en serio verdad?- su voz ahora un poco más aguda que antes demostraba incredulidad. Supongo que nunca había salido esa frase de mí.

-Hablo muy en serio. No estoy de ánimos para fiestas- respondo serio. Cualquier rastro de diversión se había esfumado.

-No puedes dejarme colgado Alexander-gruñí ante mi nombre completo. Sabía que estaba molesto porque lo había dicho con todas las letras- eres mi compañero de fiestas. Gracias a ti soy más popular que nunca.

Me quedé paralizado sin creer lo que Eric acababa de decir.

-¿Para eso me quieres? ¿Solo para ser compañeros de fiestas? ¿Para ser popular?-le grité indignado. La chica que estaba detrás de él dio dos pasos hacia atrás asustada y cuando la miré a los ojos se marchó despavorida.

Anillo por compromisoWhere stories live. Discover now