IV

10 2 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Alguna vez habéis querido estrangular a vuestro hermano mayor? Supongo que sí, todo el mundo quiere estrangular a su hermano mayor de vez en cuando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Alguna vez habéis querido estrangular a vuestro hermano mayor? Supongo que sí, todo el mundo quiere estrangular a su hermano mayor de vez en cuando. Especialmente cuando tu hermano mayor es un chulo y un… Nate Lockwood.

Sí, no había forma de describir lo irritante que era mi hermano con palabras. Nate era chulo, pretencioso, creído, malvado, era parecido a mí en muchas cosas solo que mucho más cargante. También era algo frustrante que casi nunca lo castigaran, siempre lograba salirse con la suya. Cuando mi padre lo mandó a su cuarto casi me puse a saltar de emoción, tenía que devolverle unas cuantas desde que la última vez que se chivó de que le había rayado el coche a mi padre, era un capullo.

¿Sabéis cuál era el problema? Que después también me cayó a mí. No por nada en especial, si no por haber pasado a buscar a mi mejor amigo al aula de castigo. A ver, os explico, mi mejor amigo, el pivón español del instituto, también era el pivón español de mi exnovio, y mi padre aún no se creía que hubiéramos terminado o algo así (spoiler: también por culpa de Nate).
Entonces diréis, ¿qué problema hay con eso? Pues es sencillo. Mi padre vive en la edad media y está un poco amargado (consecuencias de tener tres hijos, change my mind). Así que ahora tenía que quedarme en mi cuarto, o eso pasaba en la teoría, en la práctica… bueno, normalmente me habría escapado, pero como no quería cabrear más al patrón decidí hacerle caso por una vez.

El libro que estaba leyendo estaba medianamente interesante, pero me daba demasiado que pensar, me sentía algo rara, y no, por mucho que os pueda decir Nate, no era porque estuviera embarazada (gracias por la confianza, hermano, yo te condeno a ser padre adolescente). Desde el mediodía había sentido una especie de energía muy cerca, una energía fuerte. No estaba muy segura de qué significaba o qué era pero sabía que algo había cambiado en mi casa, algo imperceptible en un principio.
Cuando llegué del instituto me sentí extraña, como si algo en casa estuviera acumulando energía y de repente hubiera decidido desatarse. No estaba muy segura de lo que era, en principio supuse que eran cosas mías porque bueno, me gustaba el ocultismo y según mi hermano solía ver cosas donde no las había. Que me autosugestionaba decía, estúpido.

El ocultismo era mi placer culposo (y secreto, no quedaba bien con mi rollo de animadora) pero no tenía nada que ver con eso, podía estar segura. Tenía una sensación extraña en la cabeza, cuanto más cerca del piso de arriba mayor era, como si unas nubes estuvieran rodeando mi frente y agitándose.

Me estaba comenzando a desesperar, a ahogar, hasta que de repente, mientras pasaba el dedo por el borde de las páginas para pasarlas, vino mi primera visión, la que ocasionó que comenzara toda esta locura que era mi vida, la vida de una… ¿bruja? ¿vidente? La bruja de Blair (aclaro que si me llamáis así iré a buscaros y me aseguraré de que muráis de la peor de las maneras posibles).
No recuerdo mucho de mí misma en ese momento, la verdad, solo sé que mi habitación empezó a alargarse y a desvanecerse poco a poco, solo mi espejo me mantenía atada a la realidad. Pude ver como mis ojos se ponían completamente en blanco antes de desvanecerme, y entonces el paisaje se transformó totalmente.

Ya no estaba en mi cuarto, uno de los callejones de Chinatown se extendía a mi alrededor, el ambiente era cálido y olía a fideos con gambas.
No sabía lo que estaba buscando, pero vi que había algo al fondo, demasiado lejos como para verlo con claridad, aunque por su forma tenía todo el aspecto de ser una puerta. Quería acercarme, ver qué había detrás, pero algo me detuvo, sentí una presencia detrás de mí que me sostuvo los brazos con firmeza y me impidió moverme, por mucho que lo intentara. Noté su aroma masculino aunque no pude reconocerlo pese a que conocía casi todos los perfumes más populares y aunque quise girarme, no pude, tampoco podía verlo.

Una voz grave y profunda habló cerca de mi oído, haciendo que mi piel se erizase y por un momento no supe si debía tener miedo, fingir que había muerto o pensar “wow, menudo hombre”.

“Creo que te has equivocado de sitio”
La voz resonó en mi mente mientras poco a poco el callejón se desvanecía, parecía un hombre joven y grande, demasiado fuerte hasta para un musculoco del gimnasio, además de que tenía un tono que hacía que te salieran volando las bragas (si no hubiera aparecido de una manera tan creepy, claro, bueno, incluso así, estas cosas hay que reconocerlas). Tampoco pude darle muchas más vueltas, sentí cómo agitaban mi cuerpo y cuando abrí los ojos vi a mi hermanita (solo nos llevábamos un año) Hazel sacudiendo mi cuerpo cual actimel mientras lloraba desconsoladamente y gritaba los nombres de toda la gente que vivía en nuestra casa. Gracias por tanto, Hazel, aprecio que alguien me quiera en esta casa.

Mi padre no tardó en llegar, corriendo, obviamente, hasta Nate salió de su cuarto y puso cara de susto (en el fondo me apreciaba, lloraría en mi funeral). Yo apenas me estaba reponiendo para entonces, ya no había ni rastro de mis ojos blancos, afortunadamente, eran bastante antiestéticos, aunque la mirada de mi padre hacía parecer que aún estuviera así.

—¿Estás bien, Blair?— mi padre habló con cautela, como si esperase captar algo en mí que ni yo misma sabía. No supe bien qué decirle, lo de la voz evidentemente no parecía una opción y tampoco estaba segura de qué era lo que él quería escuchar, así que opté por asentir y fingir que aún estaba procesando la caída, por suerte para mí era una gran mentirosa.

—Seguramente haya sido por beber poco agua, hace calor y hoy no he bebido mucho—me excusé sin tener demasiada idea de qué excusa poner, pero teniendo claro que no iba a decirle que había visto un callejón entero sin salir de mi habitación.

—Voy a por un vaso —Hazel en seguida se puso en pie y salió por la puerta a toda velocidad. Nate me ayudó a levantarme y mi padre no apartó la mirada de mí, ni un solo segundo.

Noté que no se habría creído lo que le había dicho, sus ojos buscaban saber realmente lo que me había pasado, pero yo no podía decírselo y por lo que parecía, él tampoco podía aventurarse a preguntarme directamente si sus miedos se habían vuelto reales. Por segunda vez en su vida, el señor Lockwood estaba atado de pies y manos.

 Por segunda vez en su vida, el señor Lockwood estaba atado de pies y manos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Just A Dream ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora