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El único sonido que llena la habitación es el de sirenas y los vehículos transitando. La noche ha caído completamente y aquí estamos los dos, sentados uno frente al otro, desde lados opuestos de la barra de desayuno. No hemos hecho nada más aparte de sentarnos en silencio a observarnos mutuamente.

Sus cosas descansan en el pasillo de la entrada.

"¿En qué estás pensando dejando entrar un extraño en tu casa?" Sí, yo también me estoy preguntando eso. Tampoco es tan extraño si he visto su cara a cada lado que voy y en la televisión.

Cuando abrí la puerta no podía creerlo (aún no puedo procesarlo). Nunca he sido fanática de él, pero no todos los días se aparece un famoso en tu puerta. Es una reacción bastante humana. Entre eso y el hecho que está preguntando por una habitación alquilada que ni siquiera tengo... Necesitaba sentarme.

Después de abrir la puerta, aún en mi estado de shock, con el paragüas en una mano y el picaporte en la otra, él cruzó el umbral, comenzando a acomodar sus cosas en el pasillo. Al comenzar a quedarme sin espacio, me senté en uno de los asientos en la barra de desayuno. Minutos más tarde, cuando se calmó el agite de sus cosas y escuché el portazo, él se sentó frente a mí y aquí estamos, todavía en la misma posición.

Tenía puesto un conjunto cómodo deportivo. Usaba un sweater color crema con un par de blue jeans y zapatos de marca y su cabello castaño con un look peinado despeinado.

Sus grandes ojos estaban entrelazados con los míos. Sus manos reposaban entrelazadas bajo su nariz, cubriendo su boca, como yo. Parecíamos el reflejo del otro, en un estado hipnótico. Comenzando a perder cualquier noción de tiempo y lugar, la pantalla de mi teléfono se ilumina, mostrando los mensajes que ni sabía que tenía. Algunos eran de mi mejor amiga, preocupada, queriendo saber si estaba bien. Otro par eran de Tae, quien también quería saber cómo estaba. Luego de esa rápida revisión, dejo mi teléfono a un lado y vuelvo a la realidad.

-Yo no estoy alquilando habitación-digo sin rodeos, cambiando un poco mis postura de encorvada pensativa a derecha y honesta.

Mis palabras surgieron efecto en cuestión de segundos, pero parecía que estuviera viendo su reacción de cuadro a cuadro. De su posición inicial relajada, pasó a una donde su espalda estaba recta y sus ojos se hicieron aún más grandes, como si eso fuera posible. Su boca estaba entreabierta, tratando de formular alguna frase. Claramente estaba confundido. Ya somos dos, al menos.

-¿Que no alquilas...? ¿Cómo que no lo haces? Pero si aquí tengo el panfleto...-comenzó a decir, tropezando con sus propias palabras, su voz volviéndose más aguda. Con una mano, agitaba el panfleto, claramente ahora asustado. Parecía un niño perdido.

-Claro, pero yo no lo publiqué. No sé quién lo hizo ni qué clase de broma es esta, pero no es graciosa.-

Otro silencio.

Yo sigo sentada, pero Jungkook comenzó a caminar de un lado al otro por el ahora aún más pequeño apartamento.

-¿Cómo estás tan tranquila?-dijo, mirándome desde el otro lado de la habitación.

Su voz me sorprende, haciéndome saltar en mi asiento. Por un momento había olvidado que estaba aquí.

-Créeme, amigo, yo también estoy teniendo mi crisis-

Más silencio, pero éste parece tranquilizarlo de alguna manera. Lentamente, vuelve a sentarse en su asiento inicial y volvemos a la misma posición. Toda esta noche parece un círculo vicioso y necesito romperlo.

-Ya es tarde y no puedo simplemente echarte a la calle. Te puedes quedar el tiempo que necesites hasta que consigas otro sitio-digo y él está a punto de celebrar, hasta que lo detengo con un gesto de la mano-pero tiene que ser pronto. El arrendatario tiene reglas estrictas sobre compañeros de piso en el contrato. Y, considerando tu trabajo, necesito discreción. No quiero fanáticas locas por aquí-termino de agregar, bastante firme, más de lo que esperaba, siendo honesta.

Espero para observar su reacción. Cuando lo detuve, su expresión se mantuvo en blanco, escuchando atentamente mis demandas. Una vez que terminé, sus ojos se iluminaron y sonrió, asintiendo con la cabeza que escuchó y acepta mis condiciones.

-Soy Anjelica-dije, extendiendo mi mano.

-Jeon Jungkook-dijo, tomando la mía, cerrando el trato.

-¿En serio te ibas a defender con un paragüas?-dijo, llevando una porción de ramen a su boca.

Después de cerrar nuestro trato, se ofreció para comprar comida en celebración. En parte por eso y porque no estaba preparada para recibir otro huésped. Mientras él hacía su viaje a la tienda cruzando, yo ponía al día a mi mejor amiga al otro lado de la línea.

-Eres una maldita suertuda, ¿lo sabes, verdad?-fue lo único que dijo al respecto. No estaba segura si lo dijo en serio o no.

-¿Te ibas a defender con un paragüas? ¿Como Mary Poppins?-insistió.

-Más como Jane en Tarzán-dije, siguiendo la broma, volviendo al tiempo presente.

Ambos estábamos sentados en polos opuestos del sofá, viendo cualquier cosa que estaba en la televisión. Bueno, más él que yo. Mientras él se reía, mi mente no paraba de reproducir todo lo que he vivido las últimas 12hr.

Los platos de la cena seguían en la mesa de café. Sus cosas seguían en el corredor. Él ahora estaba revisando su teléfono, de vez en cuando se detiene y escribe. Recuerdo que tengo mensajes sin responder de Taehyung. Tomo mi teléfono y escribo un rápido "estoy bien. Te explico en la mañana", antes de dejarlo sobre la mesa y tomar los platos para lavarlos. Dejo que el agua corra, guiando mis acciones por inercia.

-¿Dónde puedo dormir?-pregunta Jungkook, mirándome desde el sofá.

Diablos. Había olvidado ese detalle.

-Emmm... ¿En el sofá?-digo, secándome las manos-Tengo un juego de sábanas extra. Tú mismo lo puedes arreglar.-

-No puedo dormir aquí. Mañana tengo práctica de baile y yo me muevo mucho mientras duermo. Mi cuerpo es un templo que necesito proteger-

No puedo creer que haya dicho eso en voz alta.

-Si tienes una mejor idea, te escucho-

-¿Piedra, papel o tijera?-dijo mientras levantaba un puño, listo para jugar.

¿Por qué no? ¿Cuáles son las posibilidades de perder mi propia cama?

Cinco minutos después y él se encontraba acomodándose para dormir en mi cama, llenándola de almohadas mientras yo sostenía la mía contra mi pecho, sentada en el sofá, siguiéndolo con la mirada. Unos 20 minutos después de haber terminado toda su rutina, se encontraba acostado y durmiendo.

De vuelta a mi pseudo tranquilidad de antes, comienzo mi rutina antes de ir a la cama, en este caso, sofá. Hoy me decido por una pijama larga de dos piezas. Es lo que voy a tener que usar mientras él esté aquí.

Cierro la puerta detrás de mí, extrañando al instante aquellos días donde solía dejarla abierta. Por curiosidad, comienzo a revisar. Cantidades de productos, muchos que he oído, muchos que ni puedo nombrar ni sé para qué funcionan. En la ducha ahora había dos de todo, de marcas diferentes. En el lavamanos, habían dos cepillos de dientes y dos pastas de dientes. Ahora hay doble de todo, una versión más cara y otra más barata. Asegurándome que todo está en su sitio, me deshago de la ropa del día y me pongo mi pijama. No tardo ni cinco minutos en estar lista.

Salgo del baño, hago un rápido recorrido para apagar las luces y dejo una lámpara encendida en una esquina estratégica, lo suficiente para iluminar, pero sin molestar al dormir.

Con mi almohada y una cobija, me acomodo lo mejor que puedo, dejándome llevar por el sueño.







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⏰ Last updated: May 04, 2019 ⏰

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Schrödinger's Cat.Where stories live. Discover now