Capítulo 7.

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Por su parte, Elieth había salido hecha una furia de la habitación del alemán y ahora caminaba por los pasillos del hospital rumiando y refunfuñando en un idioma que claramente no era el nativo del país, la rubia iba tan furiosa que varios de sus compañeros al verla pasar, preferieron mejor moverse de su camino para no chocar contra ella, sabían de antemano que no era buena idea hacerla enojar aun más de lo que claramente ya iba; era tanto su descuido, al ir tan entretenida quejándose del delantero, qué no se percató de que justo en la esquina que estaba por pasar alguien iba dando la vuelta también, ocasionando que la colisión fuera inminente y ambas personas fueran a dar al suelo por el golpe.

- ¡Auch!.- fue lo que se escuchó gritar por ambas partes.

- ¿Qué demonios te pasa?.- refunfuñó una voz muy familiar frente a la rubia-. ¿Por qué carajos no te fijas por dónde caminas?

- ¿Lily?.- Elieth reconoció de inmediato la voz de su amiga, mientras se sobaba el golpe.

- ¿Eli?.- respondió la castaña reconociendo también a su compañera–. ¿Qué sucede contigo? Ya pareces una de tus pacientes rumiando sin sentido.- inquirió mientras se levantaba del piso y le extendía la mano a su amiga para que ésta se levantara también-. ¿Qué fue lo que te hicieron? ¿Estás bien?.- le preguntó preocupada a su amiga-. ¿Por qué andas gruñendo en español?

- ¡Pues es qué me lleva el carajo! Eso es lo que me pasa.

- ¡Uhm!.- comentó la doctora mientras hacía una ligera mueca-. Se nota a miles de metros de distancia que estás muy enojada, ¿y ahora qué paso?

- ¡Nada!.- comentó irónica la rubia levantando las manos teatralmente-. Simplemente que me acabo de topar con la persona más grosera, déspota e imbécil de este planeta.- continuó gruñendo.

- ¡Oh vamos! Yo creo que estas exagerando un poco, tú siempre conoces a "gente loca y desquiciada en este planeta", ¿o no?.- comentó algo divertida Lily.

Por respuesta Elieth le lanzó una mirada de enojo a su amiga y le sacó la lengua.

- Esta vez es en serio.- reclamó figiendo sentirse dolida-. Esta sí es la persona más grosera del mundo, no había conocido a un tipo tan engreído y majadero.

- ¡A ver, cálmate!.- le sugirió la castaña-. ¡Vamos, cuéntame! ¿Qué fue lo qué paso?

- ¿Por dónde comienzo?.- la psicóloga suspiró, apesumbrada.

- ¿Qué te parece si mejor primero vamos a nuestro lugar secreto?.- le sugirió la doctora, tratando de animar un poco a su amiga-. Te servirá para que te calmes y me cuentes todo con lujo de detalles.

- ¿No estás ocupada?.- inquirió Eli preocupada por el trabajo de su amiga.

- Para nada.- negó al momento Lily-. Tengo unos minutos libres y que mejor que pasarlos contigo.- le guiñó el ojo.

- En ese caso, me parece perfecto.- sonrió la rubia-. Vamos entonces.

Las chicas se dirigieron al final del pasillo, en donde se encontraba una puerta de servicio que comunicaba al exterior y por la cual salieron sigilosamente, luego subieron por una escalera metálica en forma de caracol que se encontraba anexa al edificio y que claramente sólo era utilizada por el personal de mantenimiento; al llegar a la parte final de la misma, tuvieron que saltar una pequeña barda que separaba la corniza del techo inferior del resto del techo del edificio, para así por fin llegar, unos pasos más adelante, a una pequeña terraza de mantenimiento, en donde sólo se encontraban los equipos de refrigeración del sistema de acondicionamiento del hospital y una que otra torre o antena de telecomuicaciones; ese lugar era perfecto para muchos médicos, era un lugar apartado del caos, sin gente alrededor (ya que casi nadie iba ahí) y sobre todo con una hermosa vista de la ciudad; las chicas lo habían conocido gracias a unos compañeros suyos quienes al igual que ellas lo tomaban como un santuario particular para relajarse un poco del estrés laboral.

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